La torre de AI [Renovación del mundo]

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Sus ojos grises se clavan en el techo de su rústica vivienda. Deja ir un suspiro pesado que rompe el silencio de aquella mañana que dictaba un nuevo día en ese mundo podrido.

Se cumple en esa fecha otro año desde que la avaricia humana desafío el poder de los dioses y las estatuas de cal se formaron a partir de todos los adultos. Una opresión le recorre el pecho. Extraña demasiado a su padre y a su primo, incluso a su madrastra y los mocosos ruidosos. El mundo se redujo a un puñado de suertudos que no alcanzaron a pecar del todo y que, por tanto, las campanas del juicio no les destruyeron.

Pero ahora no era el momento de gimotear, se recuerda, dando dos palmadas a su rostro, en busca de levantarse la moral. Ella apenas comió una uva del racimo de Atenea que su padre le regalo. Lo mismo paso con sus amigos sobrevivientes, que, a diferencia del resto de las personas que devoraron los tesoros robados, no fueron azotados por la ira de los dioses.
Ahora ellos son lo único que tiene en ese mundo muerto, se recuerda. Y, con una sonrisa, algo forzada para animarse a si misma, toma entre sus dedos la lana que había abandonado al irse a dormir y se pone a trenzarla con experticia. El menor de todos, Leo, ha quemado el abrigo que tenía, jugando con su poder heredado de Hefesto. Ahora se acerca el invierno y no puede dejar que muera de frío, se recuerda.

Mientras sus manos siguen la actividad repetitiva, se pregunta ¿Dónde estarán los demás? Seguro haciendo sus tareas diarias. Percy estaría extrayendo agua potable para su grupo, mientras que Frank, el cambia formas, estaría en el templo. Era lo más cercano que tenían a un sacerdote y su misión era intentar contactar con algún dios que aún no les hubiera abandonado del todo.
Quedaban pocos a los que rogar, pero aún mantenían una pizca de fe.

La puerta de su dormitorio es abierta sorpresivamente y la rubia voltea su mirada a la entrada, donde una sonriente castaña se interna a su espacio hasta hacía poco privado.

 Imagine que ya estabas despierta y trabajando.

Ella lleva en sus manos un trozo de pan caliente y una taza humeante de un te de hierbas que cultivaban en su pequeño huerto.

 Hola, Pipes.  La rubia no detiene sus manos mientras le habla. Piper niega con una sonrisa ligera, mientras camina a su lado y deja la comida caliente cerca de ella.

 Mi padre solía decir que un buen desayuno hace bueno a un día, listilla. Deberías comer algo.

La rubia sacude la cabeza en negación.

 Termino esto y entonces podré comer. Leo va a enfermarse si yo no...-

 Leo va a estar bien  Le corta la otra. Mira a Annabeth y su voz se vuelve mucho más dulce  Por favor, Annie. Prométeme que desayunarás esto.

Los sentidos de la rubia están adormilados y solo puede asentir y dejar su trabajo a un lado, para luego tomar la comida. Despierta del trance tras el primer bocado.

 ¡No uses tu persuasión conmigo La chica se queja en voz alta, aunque sigue comiendo.

 Tenemos que cuidarnos entre nosotros Responde sin ningún rastro de arrepentimiento en la cara. — Termina de comer y luego ven con nosotros. No te quedes de ermitaña en este sitio Antes de salir por la puerta, la castaña gira sobre sus talones y le dedica una sonrisa pícara  Percy preguntaba por ti, no le hagas esperar.

#Writer'sGayChallenge (SOLANGELO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora