#Writer'sGayChallenge (SOLANGELO)

Distorsionada visión(Medieval)

Esto va a parecer más un videojuego que un AU! Medieval, pero creanme que le puse mucho corazón y amor a la trama ;3; ojala les guste <3

ADVERTENCIA: adjunte dibujitos hechos a mano... no son un trabajo espectacular, pero me dio algo de creatividad con el concepto.

Vamoh a darle.

Le dolía horriblemente la cabeza cuando empezó a abrir los ojos. Su vista se veía borrosa y su espalda se sentía adolorida. Toda su ropa estaba empapada y su estomago crujía de hambre.
Su cuerpo no se sentía del todo pesado, así que dedujo que no estaba usando su armadura, pero recordaba haberla estado usando cuando...- memorias borrosas llenaron su mente. Una tormenta, un sello anaranjado resplandeciente en el cielo que cayó en forma de rayo, alcanzándolo.
Y por sobre todo recordaba una especie de fuerza violácea que lo rodeó, protegiéndolo. El resto de ideas se desvanecían a penas ingresaban en su mente.

En ese estado vulnerable se encontraba cuando su nariz captó un delicioso aroma que le hizo alzarse con demasiada prisa, trayendo molestia a su adolorido cuerpo.

- Tranquilo, chico. No estás en condiciones para levantarte aún - a pesar de que le costaba observar todo alrededor, el rubio pudo ver a un chico que vestía una elegante túnica de un oscurecido violeta. Su cabello azabache estaba desordenado y se veía húmedo. Probablemente su vestimenta también lo estaba, pero el oscuro material evitaba el que se distinguiera la veracidad de dicha afirmación. El joven, que parecía uno o dos años mayor que él, estaba revolviendo con cuidado una olla de la que provenía la embriagadora fragancia. La sopa en el interior de ésta burbujeaba gracias a un cálido y controlado fuego de tonalidad violácea, que temperaba la cueva en que se encontraban. Su acompañante tenía colgado del cuello un dije que no alcanzaba a divisar del todo, pues aún su vista no se acostumbraba al lugar dónde se encontraba, pero pudo apreciar que este brillaba suavemente.

- ¿Quién eres tú? - la primera duda que surgió en su mente brotó de entre sus labios. El extraño se le acercó y mostró una especie de mueca divertida ante su actitud.

- Uno normalmente se presenta antes de cuestionar la identidad de los demás. - clavó sus inteligentes ojos marrones en los azulados del chico desconcertado, quien sólo pudo bufar al recordar cuantas veces su padre le había hecho la misma mención.

Y eso le hizo recordar. Su padre. No le quedaba mucho tiempo. Tenía que irse en ese instante sino quería que su progenitor la palmara.

Se levantó con prisas y buscó con la mirada sus cosas. Su armadura y su espada estaban junto a uno de los bordes de la cueva, así que, con dolor en cada parte de su cuerpo, intentó levantarse.

- Quieto, rubio. - el otro chico le habló indicándole que se detuviera - Te atacó un mago muy poderoso o un idiota muy enojado, pero el caso es que tu organismo sigue contaminado -el rubio volteó hacia su interlocutor - Necesitas un fuerte desencantamiento y una buena comida caliente, así que vuelve acá y siéntate.

Y el chico tuvo que obedecer.

A los pocos minutos se encontraba devorando velozmente la deliciosa comida que el chico misterioso había preparado.

- Por tu armadura supongo que eres del reino de los Solace ¿me equivoco? - el dorado color del traje del rubio dejaba en claro al instante el lugar de su procedencia - ¿Ibas en alguna cruzada?

- Algo así, solo que más importante que eso. - los ojos del caballero se clavaron en el suelo de la cueva- tengo que salvar a mi...- al rey.

Las pupilas del de túnica se encogieron e inconscientemente se apartó del caballero, aunque este no lo notó.

- ¿Tú también...? - de repente la voz del chico tembló un poco.