Nico y Will estaban en una florería de apariencia dulce. El aroma a flores que se podía distinguir desde la entrada era ciertamente embriagador y la composición de colores pasteles del lugar dotaba todo de un aura adorable que prácticamente calentaba el corazón de cualquier visitante.
Costaba creer que realmente fuera el lugar donde se proveía a un narcotraficante que buscaba crear un ejército de zombis fieles que cumplieran con su voluntad sin miramientos. Pero, si algo le habían enseñado a Will en la escuela de detectives que se había robado su infancia, eso sería que jamás juzgara algo por su apariencia.
— Este sitio me está sonando más de lo que creí cuando vi la dirección. — Comentó Nico observando la fachada con detenimiento. Sabe que alguna vez estuvo aquí, pero no puede recordar el motivo.
— ¿Has venido aquí antes? — Solace consultó a su compañero, ocultando la capa de escepticismo que le mantenía alerta al respecto de todos los movimientos de di Angelo.
— Eso creo, pero no podría jurarlo.
El dúo cruzó la puerta y el tintineo suave de una campana resonó avisando de su llegada.
Al cabo de unos segundos, un chico de tez morena y rizos castaños se les acercó con una sonrisa animada. Su rostro y su delantal tenían algunas manchas de aceite, lo que, sumado a la llave inglesa en su mano, les indicaban que había estado haciendo algunas reparaciones.
— ¡Buenas! Bienvenidos a Ogigia, la isla de las flores, ¿En qué puedo ayudarles? ¿Flores para una feliz pareja, quizás?
Mientras Nico se ponía rojo y preparaba una queja rápida y mordaz, Will solo le echó una mirada al joven y leyó la etiqueta en que se decía su nombre para ir directamente al tema.
— Mucho gusto, Leo. — Le tendió al chico su propia identificación. — Will Solace, detective privado. Estoy siguiendo un caso y, no te preocupes, tu florería no está en ningún riesgo, pero necesito saber si serías tan amable de ayudarme a rastrear un pedido para una investigación importante. — El rostro de Solace en ningún momento se despojó de su sonrisa suave, la que buscaba transmitir confianza al otro. Para Nico, era casi hasta un poco hipnotizante verlo en este estado tan confiado, cuando con él era casi un niño emocionando al que tenía que vigilar para que no metiera los dedos en el enchufe.
Sin embargo, aun con Will y su voz suave, Leo tamborileó un ritmo que denotaba ansiedad sobre el mesón.
— Deberían... Voy a llamar a la jefa. — El vendedor elevó la voz hacía la trastienda. — ¡Cali, preciosa, te necesitan!
De la parte de atrás, un poco después, apareció una chica preciosa de largo cabello castaño recogido en un moño alto que evitaba que su pelo le molestara al trabajar. Tenía la ropa manchada con tierra, lo que revelaba que había estado trabajando con las macetas, y las manos un poco húmedas por habérselas lavado recientemente.
— ¿Les puedo ayudar en algo?
— Hola, ¿Calipso, dueña de esta florería? — Will no se molestó esta vez en ocultar que había hecho sus investigaciones.
— La misma, ¿qué necesitas? — La expresión de Calipso denotaba sospecha. Se movía con relativo cuidado, pues era evidente que se estaba cociendo una situación complicada, solo por el ambiente de la sala.
— Me presento de nuevo. Soy Will Solace, detective en formación. — El rubio le extendió la tarjeta a la chica, quien frunció el ceño como si estuviera espectando información desagradable mientras la recibía. — No hay de que preocuparse, no sospecho de ninguna acción extraña de nadie que trabaje en su local, pero creemos que es probable que un sospechoso haya comprado cosas aquí, por lo que me preguntaba si podría dejarnos realizar un vistazo a sus registros.
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#Writer'sGayChallenge (SOLANGELO)
Random30 días de retos con el precioso ship que nos dio el tío Rick :3 Will Solace×Nico Di Angelo ----- Actualizó cada 10 días con un OS nuevo. Títulos genéricos xD La lista de días está en la primera entrada. Está historia fue hecha con toda mi devoción...