Amor con plumas de fénix [Ángeles FINAL]

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El ángel solar supo en lo que se estaba metiendo tras cruzar la primera capa colorida de las volutas de la corrupción y sentir como se le quemaba hasta el alma.

Desde Will, -el ángel lunar que se había hecho dueño y señor de su corazón para todo su pesar-, se estaba emitiendo la pestilente esencia de los pecados y, sin un cuerpo humano para detener la expansión de la toxicidad, el rubio era ahora un generador imparable de veneno para los seres angelicales. Debería alejarse, volar tan lejos como pudiera y salvarse de la contaminación. Los demás ángeles ya lo habían hecho, pero había un fuerte ardor en su pecho que tiraba más fuerte de lo que jamás lo haría su instinto de supervivencia.

¿Cómo definir ese sentimiento? Era algo crudo, que empezaba en su pecho y se extendía hasta la punta de sus blancas alas. Era casi tan fuerte como su herida natural y se entremezclaba con ella, como si estuvieran hechas para complementarse. La impaciencia hacía un tornasol con su angustia por el rubio y sus deseos de salvarlo y antes de pensar se adelantaba para meterse en la neblina verdosa, el color de la Ira, la primera capa que cuidaba al Will que se caía a pedazos. 

"Lo di todo para acompañar su corazón, se veía feliz, ¿¡Por qué sólo se va?!" 

Alaridos desde el alma de Will lo golpean más allá de la ilusión. Cada palabra es un puñetazo y con cada acercamiento todo se vuelve más intenso. Es como hierro ardiente incrustado sobre piel desnuda, lo suficientemente frío como para no cremar los nervios, para que el dolor no se detenga.

"¡Quiero romperlo todo! ¿¡Por qué debo ser bueno?! Solo doy, acepto, permito, ¿¡Y qué recibo?!"

 Nico sabe que el egoísmo no es malo per se, pero el ángel lunar lo acumuló tanto tiempo que se descompuso en ira, como evidenciaba el color verde que se le metía por los pulmones y no le permitía respirar con normalidad. 

¡Will, soy yo, Nico! — Intentó elevar la voz, pero los susurros agresivos son más violentos de lo que se habría esperado y entre la tormenta de pecado su voz se desvanece. — ¡No estás solo, Will! ¡Plumitas está aquí! ¡No voy a dejarte! — Se desgarra la garganta intentando opacar la desesperación del otro ángel con su voz.

Por un momento, la Ira se va percibiendo menos mientras avanza, el polvo verdoso deja de envolver, pero cuando Nico se quiere dar cuenta de lo que ocurre, una nueva esencia rosácea se le está metiendo por los pulmones y le hace toser.

Sigue recorriendo el espacio, pero simplemente no está llegando a nada, no puede verlo y sus plumas blancas van cayendo a su alrededor, puede notar los corroídos de fragmentos de sus alas, así como también le está pasando a la única flor que se quedó, que sigue en sus manos. Entiende lo que pasa. Las capas del pecado rodean a Will, por lo que el único modo de encontrarlo será asfixiarse de todo su dolor. 

"¿Por qué los ángeles solares si pueden estar cerca entre ellos?" 

Los pensamientos más íntimos de su querido ángel oscuro le revuelven las tripas, mientras siente como una bilis se le crea en la boca del estómago. Es la envidia, puede notarlo.

"¿Qué tiene que no tenga yo? ¡Yo lo hice reír! ¡Yo lo cuidé! Y él... Él..." 

Incluso las voces de la inseguridad se ponen inestables y en el momento es cuando el ángel de los impacientes se da cuenta de que sus acciones no fueron interpretadas correctamente. Como un fogonazo puede ver entre la envidia de Will una escena muy nítida y que le deja una sensación sombría, tanto como lo sería la tinta de calamar entre el océano cristalino.

Son él y Jason... El rubio ángel solar le abraza para consolarle y hay distancia suficiente como para no ver que está llorando. ¿Will lo había visto? Mientras su propia piel de ángel se pulveriza y expulsa un humo similar al del otro, comienza a gritar desaforado.

#Writer'sGayChallenge (SOLANGELO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora