#Writer'sGayChallenge (SOLANGELO)

El amor del Caballero Negro [Reino II]

TW: Homofobia interiorizada.

Cada día que pasaba ahí, el rey William aprendía más y más acerca de cómo funcionaba el mundo al que había sido lanzado sin consentimiento, esto gracias a la ayuda de sus caballeros más fieles que habían podido guiarle con sabiduría. Entre ellos, destacó por sobre todo Anne, que siempre fue la consejera del rey Osbert en cuanto a dirección del reino anteriormente y, por tanto, sabía bastante de las políticas que gobernar exigía. Y como, de por sí, el rubio tenía una mentalidad despierta, logró adaptarse con precisión a sus nuevas condiciones en la posición de monarca de Sunna.

Las dudas del caballero negro acerca de su habilidad de regente iban esfumándose con el paso del tiempo, pero mientras esos sentimientos se hundían otros los aplastaban para ocupar su lugar. Y le daban mucho miedo estos nuevos, ya que no debería poder ver a su señor con esos ojos, pero, mierda, cada vez que le veía su mente se entumecía y dos impulsos agresivos trepaban por su garganta; las ganas de ser tratado con gentileza, por un ser tan cálido como lo era William, y los fervientes deseos de que su rey le demostrará cuan equivocado estaba la primera vez que le vio y pensó que era totalmente dócil, que le hiciera sentir como su mente arde y todo su cuerpo se doblega a su voluntad.

Dios, ahí iba su mente de nuevo, desviándose de todo, en pensamientos prohibidos. Tanto porque eran desvíos hacía su rey y señor, como porque eran hacía otro hombre. No era la primera vez, claro. Cuando era un infante aun y había entrado a la caballería, su corazón corrió por Percival, pero eso se fue con el paso del tiempo. El chico ya más experimentado en el arma de la espada se veía increíble desde su perspectiva de novato, pero mientras su mente se enfriaba, más notaba que él no era realmente su tipo.
Honestamente esperaba que con sus sentimientos por el rey William fueran igual de efímeros, pero más pasaba el tiempo y más se clavaban en su pecho, agobiando su cabeza. No debería poder sentirse así, pero mientras esperaba fuera de la enfermería se sentía más y más ido en su batalla mental. Aquel día de finales de enero, el rey estaba atendiendo un par de cabos sueltos en la enfermería, como cada vez que se sentía muy sobrecargado. Nicholas no estaba seguro del porqué, pero siempre que su señor se sentía algo estresado presidía ayudas en la atención de la gente herida, como si eso le relajara. El caballero negro, por su parte, esperaba protector junto a la puerta, como el perro guardián de su adorado amo.

Cuando el rubio sale, el azabache siente el impulso de plantarse ante él, mostrando una sonrisa, pero todo plan se evaporó al notar que William tenía el ceño fruncido y apretaba los dientes. Parecía molesto, una novedad tratándose del rey de luz que era.

─ ¿Ocurre algo, mi señor?

─ Will.

Ni siquiera le contesta, solo corrige sus palabras, como cada vez que le llama con tanto "dramatismo", según el monarca. Aún así, lo que a Nicholas le recorre más es el tono dominante de su voz que una vez más le hace temblar. El rey claramente parece frustrado, cosa extraña, porque de la enfermería solía salir con una sonrisa en la cara que le quedaba encantadora.