El surgir del atardecer [Héroes y Villanos II]

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No supo cómo llegó a aquel lugar, pero en medio de la fría noche, cuando solo quería huir, sus propios instintos, supuso, lo llevaron hasta un punto extraño, en una de las zonas más abandonadas de Nueva York. Pero en ese momento no le importó demasiado. Solo quería llorar  como un niño y odiar al mundo por su mala suerte, aunque fuera solo un instante.
El sonido del agua que venía desde cerca del muelle abandonado, al que había llegado, era de algún modo relajante. Pero su mente no era tan agradable con su persona. Los recuerdos de sus súplicas y llantos, siendo pagadas con negativas, comenzaron a atormentarle. Su cuerpo se encogió y sin importarle nada comenzó a gritar, tirando de sus cabellos. Las hebras le causaban un dolor agudo, pero no acallaron aquel palpitante sufrir que su traumatismo le estaba haciendo. 

La desesperación comenzó a envolver su cuerpo,  y deseos oscuros recorrieron su pecho. Solo quería salvarse. Por una vez, sin importar las marcas, solo quería quitar cuanto fuera necesario para resistir. Un dolor tan intenso no podía ser olvidado. 

¡Pero no! Aún en pánico, no debía pensar así. Intentó hurgar en su mente, en busca de cualquier recuerdo feliz, pero no había corte a su dolor. Gruesas lágrimas cayeron por su cara, mientras la alegría de su pasado se escurría como arena por entre sus dedos. 

 ¿Estás bien, amigo?  

Y al oír esa voz, de algún modo todo se sintió más tranquilo.

Su mirada se elevó y aquel que sería su salvador le devolvió el gesto, con una calidez sobrecogedora.

— Conozco a gente que podrá salvarte. Ven con nosotros ¿Cuál es tu nombre? 

 Ven con nosotros ¿Cuál es tu nombre? 

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Dame la mano, chico.

Nico miró a la pelirroja sin dubitar y luego extendió su mano, la fémina aceptó su gesto con la mano izquierda y luego tomó su lápiz grafito con la derecha, estaba lista para dibujar. Rachel Elizabeth Dare era una de las oficiales más útiles del cuerpo de policía de la ciudad de Nueva York. 

— Comienza a describirme a las personas que viste. Y recuerda no soltarme. Sino, deberemos empezar de nuevo. 

El azabache, obedeciendo, comenzó a describir a Will primero, para luego continuar con el chico misterioso. A una velocidad vertiginosa, la pelirroja comenzó a hacer un retrato increíblemente detallado del primer dibujado. Ese era su quirk, "Thinking's Muse". Mientras tocará a la otra persona, podía replicar al dedillo lo que fuera que le describieran, aún si la otra persona omitiera detalles. Esos los podía tomar de su mente. Esta habilidad la volvía extremadamente útil en la recopilación de datos de situaciones que habían tenido solo testigos visuales, como la situación que Nico acababa de pasar. 

Una vez que las dos imágenes estuvieron terminadas, Nico soltó la mano de la pelirroja y esta reaccionó del pequeño trance en que la metía su quirk. Y una vez consciente, miró los dibujos, comparándolos con los que había dibujado en el pasado.

#Writer'sGayChallenge (SOLANGELO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora