El latir de un principe [Destino irrefrenable]

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Nico estaba acongojado.

El traje de sirviente nunca se le había hecho tan incómodo como en aquel instante, que podría llamar como el suceso más asfixiante que había tenido en años. El ser hombre nunca había sido tan terrible para él, pero allí estaba, como uno más de sus desperfectos, arrebatándole un futuro feliz.

Desde que pudo analizar su vida, supo que el destino era una perra cruel y es que ¿cómo no iba a pensarlo después de cómo había jugado con él en su pasado?

Nació para ser un sirviente, en el gran castillo del reino Solace.
Sus padres y su hermana fallecieron en un accidente, en que su hogar se incendió. Y cuando no tenía lugar donde quedarse, el rey le dejó tener un dormitorio en el lugar, por los años de servicio de su familia a la corona.

Y cuando creyó que no podría tener salida a la oscuridad en su mente, apareció Will en su vida.

El hijo único del rey, que quería un compañero de juegos, le extendió la mano y pronto sus corazones infantiles comenzaron a curarse el uno al otro recíprocamente. Por motivos muy distintos habían llegado a esa situación, pero, juntos, dejaron de sentirse solos.

Y una relación tan unida no podía pasar sin aflojar candados, hasta llegar a escenarios prohibidos para la época y en sus almas creció el amor.

Un sentimiento intenso que luchó contra su mismo género y su distinta clase social. Aún si fuera en secreto, estaban dispuestos a amarse como si la luz del sol fuera a extinguirse si no se besaban. El azabache y el rubio se quisieron de modos que nadie podría replicar. Su historia juntos y sus miles de momentos los llevaron a experimentar cada fracción del amor, de los sentimientos a la carne, unidos, a un ritmo tan dulce que sus sentidos experimentar el ámbar de vivir en medio de un cuento de hadas.

Y todo fue perfecto, hasta el fatídico día en que ambos se perdieron en la biblioteca real y entonces el sirviente descubrió que los cuentos de hadas son reales, pero queman como el infierno si no eres el protagonista.  

Y, escondido en la sección prohibida, hallaron un cuento ilustrado que predecía el futuro del reino.
Contaba la historia de una joven de negro cabello, llamada Silena, a quien su malvada hermanastra, Drew, su no tan malvada hermanastra, Lacy, y su superficial madrastra, Afrodita, apodaban Cenicienta, porque siempre la forzaban a trabajar y eso llenaba su hermoso pelo de cenizas.
Ella sufría mucho en esa vida, pero un día todo terminaría. Algún día se organizaría un baile real, para el cumpleaños de veinte años del príncipe, y ella asistiría con la ayuda de un bellísimo hada padrino.
Y al ir al baile, se vería a los ojos con el príncipe, Will.

Y se amarían con fervor.

Nico no pudo seguir leyendo aquel asfixiante guión que describía el cómo su hermosa relación seria cercenada. Por lo que en un arranque de adrenalina arrojó el libro, antes de escapar, y nunca supieron cómo acababa la historia.

Nico no quería saberlo y a Will le importaba más secar sus lágrimas, que descubrir el término de una historia que se negaba a dejar que ocurriera.

Una vez que le alcanzó, en un lugar silencioso que nunca visitaba nadie del castillo, le detuvo cerca de los bordes de una pared. Le puso las manos en las mejillas y dejó un beso en su frente.
Le miró directamente, conectando sus miradas, y con toda la suavidad que pudo trató de sanar las inseguridades del azabache; "Yo te amo a ti, mi Nico. Y, si seguimos juntos, ese cuento no será real. Mi yo consciente jamás podrá dejar de quererte" tomó la mano del sirviente y la puso contra su pecho "¿sientes mi corazón? Si late así es por ti, mi Ángel Oscuro, y ninguna fuerza humana, ni siquiera la voluntad de mi padre, cambiara mi amor por ti".

Allí se besaron.

Nico quiso creer en sus palabras, más de lo que podía asimilar, pero aún así, mientras atendía a la gente noble en ese estirado salón, la noche del baile predicho, no podía evitar notar como apretaba su pecho, temiendo que esa chica llegará.

En ese momento odio el mundo en el que vivían, porque si su reino fuera más flexible, ellos habrían podido confesar su amor y rogar al rey porque cancelara el baile. Y odio el como nació. Si él  hubiera sido una chica, si hubiera sido ella, él sería quien se casaría con Will y no tendría que ocultar lo que en su corazón dormía.

Pero, antes de ceder al pánico, se recordó que, Will le amaba. Y, confiando en ello, trato de que su mente no le tortura con tanto fervor.
Y es qué ¿Cómo el príncipe podía enamorarse tan rápidamente de una desconocida, por muy hermosa que fuera? El amor a primera vista no existe. A él le llevó años ganar del todo su corazón. Seguro la profecía tenía un fallo.

Eso debía ser, se dijo.

Justo para ver cómo una joven hermosa y ataviada en un precioso vestido resplandeciente entraba al baile. Lo que a Nico más le sorprendió fueron los zapatos de cristal en sus pies, calzado enfatizado excesivamente en la historia que había arruinado sus sueños. Era ella, no había duda.

Con sus nervios desbordándose, lo primero que pudo atinar a hacer fue mirar a su amado.

Y pudo soltar el aliento contenido cuando noto que su rostro pecoso no había cambiado, la miraba como a una chica más y lo cierto es que ella tampoco parecía ansiosa por lanzarse a los brazos del príncipe. Aún si mucha gente la veía por su hermoso aspecto, ella parecía no prestar atención a esas miradas y solo buscar algo de entretención en un baile cualquiera. 

¿¡Habían evitado su destino?!

Sintió esperanza queriendo anidar en su pecho.

Pero eso no podía existir en su ser. Un hombre apareció detrás de Solace. Era el hado madrino que Nico y él habían visto hacía un tiempo en ese libro maldito.

Él tocó al rubio que miraba a la doncella recién llegada y sus azules ojos se fusionaron con el color rojo del amor, dándole una mirada de una tonalidad violácea.

Ese sujeto era Cupido. Y lo que había hecho era un hechizo de amor que dejó al príncipe sin sus sentimientos normales.

Un amor tan intenso no puede ser veloz. El príncipe estaba hechizado para amar a Cenicienta, y tal vez fuera posible que ella también lo estuviera. Tal vez habría un corazón latiente como el de Nico, compungido porque su amor estaba siendo desgarrado y reemplazado por los instintos forzados de un dios injusto. 

Nico lo supo, mientras las lágrimas caían por su rostro y un nudo se apoderaba de su garganta.
Esa noche, fuerzas superiores a las humanas tomaron la persona que más amaba y le quitaron su corazón, trizando sus sentimientos en el proceso. 

Porque él no era Cenicienta, y ese final era algo que había decidido un destino contra el que nadie podría pelear.

Esto es lo que pasa cuando quiero hacer un OS inspirado en una Perdón si no es tan bueno, pero tuve un declive de ganas de escribir y pues

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Esto es lo que pasa cuando quiero hacer un OS inspirado en una 
Perdón si no es tan bueno, pero tuve un declive de ganas de escribir y pues... esto fue lo que pude sacar, espero no decepcionarlos.

La próxima vez intentaré hacer algo mejor.

¿Opiniones?

Los amó.

[981 palabras]

#Writer'sGayChallenge (SOLANGELO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora