#Writer'sGayChallenge (SOLANGELO)

Un día cualquiera en Wattpad, protagonizado por un gay traumado [Bandas II]

Nico despertó por la mañana, ése martes, ahogado en esta sensación nebulosa de aún querer seguir durmiendo, pero su estómago estaba rugiendo y reclamando con insistencia por alimento, lo que le obligó a levantarse de la cama e intentar hacer memoria. ¿Dónde habían dejado la dotación de  caramelos y galletas secreta?
En una zona donde Victor jamás iría, por supuesto, ya que los dulces eran requisados por el rubio gruñón, así que toda golosina estaría lejos de su alcance. Pero, ¿Dónde era eso? La astucia de su líder era muy alta y solía encontrar sus escondites con rapidez por lo que cambiaban el lugar por lo menos una vez a la semana. Eso hacía que el lugar se sintiera borroso para su cerebro recién despertado.

Bien, a la mierda con las galletas, iría a la cocina y se armaría un sándwich rápido. Arrastró sus pies hasta el baño, para lavarse la cara. Ahora que su plan de alimentación exigía más habilidades motrices el azabache necesitaba un poco más de conciencia. Se miró en el espejo, unos segundos después de secar las gotas esparcidas por su rostro, encontrando las clásicas ojeras bajo su cara saludándole de vuelta en la imagen. Su pelo oscuro estaba desordenado y su polera negra le quedaba muy grande pareciendo casi una suerte de vestido, como lo prefería para dormir. No era su mejor aspecto pero los únicos en casa debían ser sus casi hermanos, por lo que no le importaba salir de ese modo. 

Puso un pie fuera de su cuarto y se arrepintió hasta de su nacimiento. 

En la sala de su casa habían, además de los otros miembros de la banda, dos personas a las que no había visto antes en persona, los cuales se estaban riendo junto al flujo de la conversación. Sean era el que estaba hablando en ese momento y contaba historias que tenían a Victor con el rostro caliente y tratando de no mirar a nadie, claramente guardándose las ganas de explotarlo todo, con tal de que eso ocultará su vergüenza.

— ... Y luego Victor hizo un berrinche, porque no queríamos utilizar explosivos reales para la grabación del último video. En serio a veces puede ser un niño malcriado. 

Sean sonríe con tanta inocencia que destila malicia. Puede que molestar a Victor con que claramente tenía un brat kink, entre Frizz y él, fuera algo más común de lo que se pudiera pensar, por lo que esas palabras claramente no habían sido seleccionadas al azar e hicieron que un escalofrío bajara por la espalda del rubio que dejó de comerse su incomodidad y saltó intentando ocultar las implicaciones de Sean con gritos.

— ¡Muere, Sean! Si quisiera que me avergonzaran en una reunión pública habría invitado a la bruja. — Nadie se tomó sus berridos en serio.

— Y hablando de ella, ¿Cómo está tu madre, Vicky? — El apodo hace click en la mente hasta hace poco adormecida del azabache y de pronto una de las presencias en la sala ya no es tan misteriosa. Así que el chico de ojos verdes y mejillas pecosas, de rizos oscuros, era el tal Moss, dueño del corazón de su rubio líder. 

Pero ahora que por fin había identificado a uno de ellos, toda su curiosidad cálida e infecciosa se había centrado en el rubio de ojos azules que solo observaba la conversación, con una sonrisa amplia en su cara, con la expresión de alguien que cumple un sueño pero no quiere explotar, por si eso lo hiciera desvanecerse. Le conoce, claro que le conoce. Se la pasa escuchando su voz en el tiempo libre que tiene, era la presencia que calmaba su corazón. 

Finalmente su boca recordó cómo se emitían las palabras y fue para hacerlo del peor modo posible. 

— ¿Qué mierda hace Rainsun en nuestra sala? 

Toda la conversación se detuvo y las miradas fueron hacia Nico, quien procesó su estado deplorable con el que se presentaba ante la estrella naciente por la que había estado suspirando a la distancia desde hacía un par de meses y su cara se tiñe de rojo. Sintió como si los ojos azulados sobre su cuerpo le estuvieran prendiendo en llamas y salió corriendo antes de que alguien pueda decirle que se detenga.