Más que un cachorro (Híbridos)

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Will Solace, un híbrido de perro, estaba profundamente enamorado de su dueño, un humano de ascendencia italiana llamado Nico di Angelo.

Todo inicio en una época en que el joven de cabello azabache había entrado en una crisis emocional tras la muerte de su hermana Bianca, quien había muerto una vez que huyo de casa para buscar su "independencia". Y sus primos, preocupados por su peligroso estado auto-destructivo, le obligaron a adoptar medicinalmente un cachorro golden retriever que había nacido de una camada que dieron los híbridos de sus vecinos, el matrimonio Solace. Y, ya que Nico había empezado a escuchar un musical llamado "Something Rotten", el cachorro acabo teniendo el nombre del antagonista de dicha historia, William. Así Will Solace obtuvo su identidad. 
Si bien Nico había sido reacio al comienzo a querer al híbrido, pronto cayó en el encanto de aquel perrito adorable.
El chico tenía apenas 16 años en ese entonces y le dieron un labrador cachorro que consumió toda su energía hasta quitarle cualquier oportunidad de pensar en algo más que él, por lo que sirvió para distraerle de la oscuridad de su alma. Y todo iba bien entre la historia de un perro y su amo. 


Él problema inició realmente cuando a los trece meses, tras entrar a su etapa de cachorro adolescente, Will se transformó por primera vez en su versión humana. Y, dioses, Nico no esperaba que el híbrido que le dieron acabará siendo un chico tan... guapo.  

Tenía el cabello dorado, parecido al color de su pelaje, pero sus ojos tenían un tono azulado envolvente que discrepaba de lo marrones que eran en su forma canina. De su pelo sobresalían un par de orejas peludas y suaves que tentaban a cualquiera a acariciarlas. Y su cola se movía animadamente de un lado a otro cuando estaba emocionado, lo cual ocurría frecuentemente. 
Y al chico se le podía calzar inmediatamente en la definición de "perrito faldero" yendo a la siga de Nico a donde quiera que fuera. 

Y a los ojos de cualquiera se podría decir que era un joven jodidamente sexy. En las épocas de celo muchas híbridas intentaban ser "consoladas por él", y por ello durante esas semanas Nico ni siquiera consideraba el dejarlo salir de la casa, incluso faltando a sus obligaciones diarias para asegurarse que su Will no se atreviera cruzar la entrada, cosa que al rubio le molestaba en menor medida, pues le gustaba la libertad que poseía el resto de los días.

- ¡Sólo quiero salir unos minutos! - se quejaba Will, quien amaba salir al parque cuando tenía la oportunidad y, al estar recién superando la etapa de ser un cachorro, no entendía del todo lo que significaba el celo así que, para él, la prohibición de Nico era sólo histerismo. Él estaba flechado por Nico, así que no veía razones para quedarse en casa, pero su dueño (que cada vez que Will le decía que lo quería se lo tomaba como una ida a la friendzone) no tomaba el peso que Solace ponía en sus emociones y, apelando a los instintos más primarios del de cabello dorado, negaba el dejarlo salir.

 - no, Will. 

El de cabello azabache sabía que el celo de los machos no era más que una respuesta al celo de las hembras, así que, por mucho que el confiara en la cordura de su híbrido, esto no supliría la posibilidad de que alguna fémina subida de hormonas pudiera atraerlo hasta destruir lo que el chico representaba en sí. 



Lo que Nico no sabía es que... las paredes de su casa no podían alejar a su cachorro de todo. 

Sucedió en la casa de al lado. Una pareja homosexual se había mudado a dicho lugar y ya que conseguir el permiso de adopción de un híbrido era casi tan veloz como conseguir una mascota, es decir, mucho más veloz que la adopción de una niña humana, criaban como su pequeña princesa a una híbrida de labrador. 
Y ella, como era de esperarse, paso por las temidas etapas al crecer y si bien no tuvo ningún contacto directo con el rubio híbrido, su aroma envolvente generó el máximo alboroto de las hormonas de Solace quien inevitablemente comenzó a sentir como su exhalación se volvía más y más pesada, hasta el punto de jadear en vez de respirar en su propia casa.  Su cuerpo se sentía tan caliente que mantener su forma animal se le hizo completamente imposible, pues el pelaje era contraproducente, pero al alzarse en su versión humana pronto tuvo un nuevo problema que había... crecido, al igual que él. 
Todo su cuerpo temblaba y por la sobreprotección de Nico no sabía correctamente que le  ocurría. Sólo sabía una cosa; cada milímetro de su cuerpo necesitaba atención. Y si fuera del italiano sería perfecto.






#Writer'sGayChallenge (SOLANGELO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora