30 días de retos con el precioso ship que nos dio el tío Rick :3
Will Solace×Nico Di Angelo
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Actualizó cada 10 días con un OS nuevo.
Títulos genéricos xD
La lista de días está en la primera entrada.
Está historia fue hecha con toda mi devoción...
Cuando terminó la guerra y Nico di Angelo se dejó cuidar por él, Will Solace creyó que había podido salvarle aunque fuera un poco. Hasta que una mañana él no llegó a desayunar.
El hijo de Apolo bufó y se levantó del comedor, para caminar lentamente hasta la cabaña trece. Hacía días que no tenían problemas con la alimentación del azabache, pero sabía que mejorar hábitos era un trabajo lento, por lo que no iba enfadado. No demasiado, por lo menos.
— Sombritas, ¿Estás aquí? — Sin recibir respuesta alguna, el rubio cruza la entrada, asumiendo que estaría dormido. Pero, al ingresar, encuentra que la cabaña está vacía y la cama hecha. Claramente nadie pasó la noche en ella.
El corazón se le fue a los pies cuando encontró sobre la almohada del azabache una hoja blanca adornada de letras oscuras. No podía ser ¿Cierto?
"Las almas atrapadas no pertenecen con los vivos. Terminan sus pendientes para luego ir a los infiernos, donde pertenecen."
Ese fue el último mensaje que Nico dejó antes de desaparecer por completo.
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Lo primero que Will pensó fue que, honestamente, había elegido la muerte, pero Hazel al tiempo confirmó que su alma no estaba por el inframundo. La habría notado.
Así que, no estaba ni en el Campamento Mestizo, ni en Nueva Roma, ni en el Inframundo ¿Dónde se había metido?
Will no podía quedarse quieto, pero ¿Dónde buscarlo? El hijo de Hades tenía la habilidad de viajar por las sombras y sabía que no se cuidaría a sí mismo si se había ido del campamento. Podía estar en cualquier parte y no puede evitar sentirse culpable.
¿Lo habría espantado con sus atenciones excesivas? Es decir, Nico le había prometido que se quedaría, pero tras unos días con él, simplemente se evaporó ¿Sería su culpa?
Día tras día, tras día, tras día... Se preguntaba si es qué habría pasado por él y la sensación de la culpa le trepaba por la garganta. ¿Estaría bien? ¿Comería como corresponde? Las preocupaciones trepan por su cuerpo y le persiguen por las noches, cuando nadie puede protegerle.
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