Mi coqueto clon (gemelos)

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-Voy a matarte, Cecil. - con el pánico recorriendo cada centímetro de su garganta, el pecoso se dedicó a maldecir a su mejor amigo, a través del celular.

- Hola Willy. Gracias por saludar, yo estoy bien, gracias - desde la otra línea el chico bufó a la par que rodaba los ojos. A su amigo le pareció extraño, pues su rubio colega le había dejado muy claro que no quería llamadas esa tarde. Temió que hubiera pasado una catástrofe, pero la voz de Will sonaba molesta, no depresiva, así que decidió seguir actuando como si nada raro pasara - ¿cómo va tu cita? - le ignoró el chico dejando pasar la amenaza del rubio. Se supone que esté estaba conociendo en esos momentos a su crush de internet con el que llevaba meses chateando.

- ¡Horrible y aún no inicia! ¡Por tu culpa! - sus mejillas estaban rojas y sólo quería que se lo tragara la tierra y nunca volver a ver la luz ¡Maldita sea su suerte! Nunca más jugaría verdad o reto con sus amigos.

Vio cómo el azabache a los lejos, miraba su teléfono, probablemente comprobando la hora, y es que llevaba unos minutos de retraso. Mordió su labio inferior con algo parecido al miedo estrujando su estomago.
Sólo quería maldecir ¡Demonios! Llevaba meses queriendo ver en persona a Nico di Angelo. Aquel amigo que tenía en línea, que con el paso del tiempo se había ganado la pertenencia de su corazón. No se habían mandado fotos ni nada. No sabía cómo se veía en persona; pero ese apuesto azabache, de pálida piel oliva y ojos marrones vestía con la camisa negra de calavera, el colgante de plata, los jeans oscuros y las vans del mismo tono estaba usando exactamente la ropa que su cyber-amigo, Nico, había dicho que llevaría. Y ahora solamente se quería matar, pues realmente se notaba que a la diosa del destino le divertía jugar con su estabilidad mental.

Esta tortura le había caído encima hacía un par de días, aproximadamente, pero ahora recién veía sus consecuencias.

Will Solace se encontraba en el centro comercial con sus mejores amigos, Cecil y Lou Ellen, compartiendo una tarde de relajo tras haber pasado una dura semana de exámenes. Afortunadamente ninguna asignatura le había propuesto un reto extremo, pero su amigo no podía decir lo mismo, pues esté había sido brutalmente profanado por las evaluaciones de matemáticas, química y biología.

Es por ello que toda esta junta se trataba de animar a Cecil quien tendría que estar con clases particulares desde ahora, bajo orden de sus padres, y eso le haría perderse sus vacaciones, además de estar eternamente castigado en cuanto salieran sus notas. Debía gozar sus últimos momentos de libertad.

Estaban junto a una fuente compartiendo helados, a la vez que jugaban aquella actividad que había sugerido el futuro-castigado. Verdad o reto.

- Ok, Willy - miraron al rubio. Esté nervioso considero sus opciones - ¿verdad o reto? - le preguntó Lou Ellen. Tras titubear unos momentos el rubio decidió pedir la primera y eso hizo - vale- la chica comenzó a pensar, antes de que sus brillaran con cierta malicia - se honesto. De todas las personas que hay aquí alrededor - movió su dedo en círculos - ¿a quién encuentras más sexy?

Sus azulados ojos comenzaron a viajar por el espacio, estudiando a todos los chicos que pudo ver. Y ahí fue cuando sus ojos se detuvieron en un chico de oscuro cabello y piel pálida, que bebía un café amargo y leía de un grueso libro, en soledad, sentado en una banca cercana. Parecía realmente su tipo, le gritaron a la par tanto su corazón, -que había descubierto una adicción a la luz oculta tras los "edgy"-, como su lado más carnal, -que se preguntaron que tan bien se verían un par de marcas rojizas en aquella dermis tan clara-.

- Él de allá - señaló con la cabeza al chico que tomaba su caliente brebaje ajeno a la conversación y pensamientos que en esos instantes iban hacía él. Tras unos codazos picaros de sus amigos siguieron conversando. Tras un par de vueltas fue el turno de Cecil. - ¿tú que quieres?

#Writer'sGayChallenge (SOLANGELO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora