Capítulo 44: Por esos buenos momentos

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Sonrió en el momento en que aquellas miradas se cruzaron con la suya en el instante en que descendieron de aquel autobús. El viaje además de largo había resultado un tanto cansado y tampoco era para menos, cuando se apreciaba que pasaban de las doce de la mañana. Aunque incluso con aquella hora se apreciaba cierta movilidad en aquella estación de autobuses.

Y el que les recibió lucía de lo más animado, como si no fuera tan tarde después de todo.

—Ciao –saludó con cordialidad el castaño. Llevaba un par de bebidas calientes en ambas manos.

—Te ves tan lleno de vitalidad, como siempre –comentó su amiga antes de tomar aquella bebida. Era chocolate caliente con malvaviscos.

—No puedo decir lo mismo de ti, Axelle –agregó antes de darle la bebida restante al moreno-. Pero mejor movámonos para que duerman un poco –y de ese modo los tres comenzaron a caminar tranquilamente bajo el amparo de la luna-. Ya que estamos un poco lejos de donde vivo, tomaremos un taxi para agilizar las cosas.

El interior de aquel departamento era sumamente espacioso; era como si vivieran al menos dos personas. Todo estaba en orden y lo suficientemente limpio para los recién llegados.

La sala contaba con dos largos sillones, una mesa de cristal, algunos cuadros y un librero al fondo. La cocina estaba hacia mano izquierda y al fondo se divisaban las habitaciones restantes.

—Bueno, hay una habitación extra que pueden usar para dormir. El baño se encuentra hasta el fondo –relataba el chico al tiempo que sacaba un bocadillo del refrigerador.

—Entendido –dijo como si nada Axelle-. ¿Pero cuál puerta es?

—La de a mano derecha. Hay todo lo necesario para preparar la cama en la parte de arriba del ropero, así que no te preocupes. Por ahora las noches son un tanto frescas porque ya estamos en septiembre.

—Gracias –sí, ella ya se había ido a preparar todo para pasar irse a dormir lo antes posible.

—Debió haber sido cansado el viaje –mencionaba Marko al tiempo que se tumbaba sobre uno de los sillones-. Veo que no trae esa almohada consigo.

—Sí, le dije que no pensaba venir si traía esa cosa –chasqueó el moreno tras tomar asiento.

—Axelle tiene unas manías muy particulares cuando duerme…Siempre ha sido así desde que la conozco. Es raro, pero ella no puede dormir si no está sujetando algo mientras lo hace –mencionó casual-. ¿Por qué no te vas a dormir ya?

—¿He?

—¿Qué? La cama es suficientemente amplia para que los dos duerman cómodamente. Además los tontos de Hadrien y Leo no demoran en llegar; los dos se fueron de fiesta hace un par de horas. Así que a ellos les toca dormir en los sillones.

—Espera…creo que he escuchado mal…-recapitulaba el moreno-. ¿Estás mandándome a dormir…en la misma cama que tu querida amiga de la infancia? –preguntó entre un tono serio y bromista. Seguramente ya estaba escuchando cosas que no. Digo, algo como eso no podría estar pasando sencillamente por las más obvias razones del universo.

—Mi cama es individual y no cabes, Aomine. Y no creo que quieras que Hadrien duerma con Axelle, él mueve mucho sus manos mientras lo hace…Y Leo es demasiado puritano como para compartir el mismo cuarto con una mujer y más si esa mujer es Axelle…-y el chico simplemente no dijo nada durante un largo tiempo-. Si tanto te molesta puedo dormir yo con ella –le sonrió burlonamente. La sola proposición logró que el moreno se pusiera de pie y se dirigiera sin chisteo alguno hacia la habitación donde permanecía Axelle-. Esto va a ser sumamente divertido.

Addicted to U [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora