No es como si les importara a alguno de los dos encontrarse en semejantes condiciones mientras todos a su alrededor se preguntaban qué es lo que había ocurrido para que terminaran con toda la ropa llena de crema batida y frutilla. Tampoco es como si les preocupara permanecer sentados en aquellas bancas, justo frente a aquella cancha de baloncesto mientras el resto de sus acompañantes se encargaban de limpiar minuciosamente la duela y todo su alrededor. Lo que había ocurrido allí había sido una guerra campal donde el pastel de cumpleaños de aquel pelirrojo había sido el arma empleada por todos para defenderse y atacar mutuamente.
Sí, una fiesta de cumpleaños que había empezado divertidamente se convirtió en una guerra de comida. Ya que no sólo el pastel se tornó en la víctima de todo ese atentado; el mismo destino había sufrido el resto de los platillos y todo consecuencia de aquella invitada que consumió por completo los estribos del cumpleañero. Vaya manera de terminar un sábado por la tarde.
—Les dije que ella no era tan santa e inofensiva como todos pensaban –mencionó Axelle tras sentir que todo su cabello pegajoso por el pedazo de pastel que Kiyoe le arrojó en su arranque de celos.
—Bueno, ahora es problema de Bakagami –musitó Aomine. Él por su lado olía entre dulce gracias al pastel y al alcohol; un gracioso había agitado una botella de vino y la había destapado directo contra su cara.
—En eso tienes razón. Pero no sé, no creo que hayan llegado a un acuerdo –habló. Su atención estaba puesta en ese par, todavía continuaban peleándose pese a que ahora ya habían aclarado todos los malentendidos. Incluso esa chica había aceptado al fin la verdad y Kagami lo había hecho muy a su particular modo.
—Y pensar que alguien de su talla puede poner en jaque a ese idiota –él había contemplado en todo su esplendor la fuerza y técnica de la chica hace media hora atrás, cuando mandó al piso al pobre chico por decirle algo que no le agradó-. Tal vez no sobreviva de aquí a diciembre.
—Pues creo que es una gran posibilidad –suspiró. Con todo el tiempo que le había invertido a la elaboración de ese pastel para que al final nadie lo probara y se desperdiciara de aquella manera-. Bueno, al menos todos nos divertimos y pudimos ver a Kagami abochornado por la confesión de Kiyoe. Y bien, a partir de mañana a buscar departamento nuevo. Es lo mejor considerando que mi padre amenaza con volver la semana que viene –jamás tendría calma en esas vacaciones.
—¿Y ya viste lo de un departamento? –preguntó casual, viéndole de reojo.
—Tengo unas opciones en mente –respondió-. Iré a darme una vuelta mañana, ya que es hora de regresar a vivir sola. Aunque me acostumbré a convivir con Kagami. Sin embargo, ahora que Kiyoe ya es algo suyo me incomoda estar allí, incluso si es su propio padre el que me dice que me quede.
—Hmp...Te ganaste a su padre sin siquiera ser su novia –eso le traía recuerdos. Sus padres también habían caído bajo el encanto de la chica.
—No sé, supongo que es por tratar siempre con chicos. Creo que se debe a que tenemos una mentalidad parecida o algo por el estilo –de forma indirecta se estaba diciendo chico a sí misma, aunque era una realidad que aceptaba sin demasiado problema-. Tengo hambre…
—Es normal, al final no comimos nada. Todo se derrochó –él también se lamentaba todo ese desperdicio de alimentos.
—Y estamos todos pegajosos y dulces por la guerra de comida…Y de todas las personas que tenían que venirse a sentar a mi lado tenía que ser Aomine…Si no era suficiente las veces que he tenido que verlo porque iba al departamento de Kagami junto con los otros…¿Cómo se supone que me ponga a olvidar a alguien si me lo encuentro prácticamente a diario? –suspiró pesadamente
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Addicted to U [EN EDICIÓN]
FanficNo había manera de que él, Aomine Daiki, perdiera contra ella; contra aquella chica que apareció repentinamente en su vida para imponer sus normas y burlarse de su persona cada vez que tenía la oportunidad. Definitivamente él no iba a ceder ante alg...