Por donde quiera que se colocara la mirada se podían apreciar sin esfuerzo alguno cada una de esas llamativas decoraciones que hacían reverdecer tanto las calles como a los establecimientos que estaban demostrando su espíritu navideño. Y es que aunque la temperatura continuaba descendiendo vertiginosamente a ritmo que la nieve empezaba a tapizar el suelo con su albina coloración, la gente se mostraba muy energética y ansiosa de ver las ofertas que se avecinarían con la llegada de la Navidad y el Año Nuevo.
No obstante, algo como eso tenía sin demasiado cuidado a quienes esperaban la llegada de diciembre por razones completamente diferentes al resto de los habitantes de Tokio. En cuestión de un par de días la tan ansiada National Seven Tournament daría inicio, reuniendo a las promesas más prominentes del basquetbol bajo un mismo techo.
Y probablemente esa era la razón por la que ese grupo de chicos se encontraban arribando a aquel restaurante de comida rápida.
—Explíquenme algo, par de idiotas...¡¿por qué demonios tuve que venir con ustedes?! Hasta donde sé yo no formo parte de los Miembros de la Generación de los Milagros –reñía el pelirrojo a ese par de hombres, que para su desgracia lucían de lo más calmados.
—Eres muy escandaloso, Bakagami.
—Akashi-kun ha pedido que te trajéramos con nosotros, Kagami-kun –informaba Kuroko tranquilamente.
—Bien...Que disfruten su reunión con ese loco psicópata de Akashi –Taiga deseaba esfumarse de allí, por lo que la mejor elección era darse media vuelta y dirigirse hacia la puerta de salida. Y todo hubiera salido de maravilla si al salir no se hubiera encontrado justamente con la persona que era un peligro para la sociedad moderna: Seijuurou Akashi.
—Taiga, tanto tiempo sin vernos –habló con esa formalidad tan propia de él-. Por lo visto Tetsuya logró convencerte para que nos acompañaras.
—Unm...¡Justo tenía que encontrarme con este demente! Y lo peor es que no viene solo...-reconocería a ese gigantón adicto a los dulces en cualquier parte sin importar lo bien tapizado de ropa térmica que se encontrara.
—Hola, Kagami-chin –al pelirrojo no le sorprendía que ya estuviera engulléndose algo; pero lo que sí le asustaba es que llevaba más de la mitad de todos esos chocolates devorados.
—Ey...-saludó tan guangamente como su pereza se lo permitía. Ahora ya no podía escapar. No, porque la vida lo odiaba y en cosa de nada había llegado ese resplandeciente rubio para irritarle con su chillona voz de modelo.
—¡Kagamicchi, tanto tiempo sin vernos! Qué genial que hayas decidido venir con nosotros.
—La verdad es que el idiota de Kuroko me ha obligado a venir. Yo de verdad no quería verlos más de lo necesario...
—Kagami-chin, no seas penoso. Todos sabemos que nos has extrañado desde que nos enfrentamos en la Winter Cup del año pasado –el pobre no decía nada porque el gigantón púrpura estaba dándole unas "suaves y reconfortantes" palmadas sobre la espalda a modo de cordial saludo.
—Verás que nos divertiremos mucho, Kagamicchi –sonrió felizmente el rubio-. Me pregunto si Midoricchi ya habrá llegado.
—¡Idiotas, dejen de ignorarme!¡Y tú maldito gigante, deja de golpearme! –bonita manera de iniciar su lunes.
Taiga no tuvo más remedio que volver a entrar a regañadientes y soltando mil y un maldiciones tanto en japonés como en inglés. Es que convivir con sujetos tan problemáticos como los Miembros de la Generación de los Milagros era un dolor de cabeza a escala colosal. Ellos eran especiales, pero no por ser tan buenos en el basquetbol.
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Addicted to U [EN EDICIÓN]
FanficNo había manera de que él, Aomine Daiki, perdiera contra ella; contra aquella chica que apareció repentinamente en su vida para imponer sus normas y burlarse de su persona cada vez que tenía la oportunidad. Definitivamente él no iba a ceder ante alg...