Aquel sonido tan penetrante era su alarma indicándole que debía pararse o se le haría tarde. Sin embargo, no podía llegar a ella sin importar lo mucho que estirara su mano, ya que ésta se postraba sobre el taburete adjunto a su cama y por extraños azares del destino se encontraba muy lejana a éste.
Sus intentos fueron en vano, no podía moverse, mucho menos pararse y lo único que le quedaba era ver que habían transcurrido quince minutos desde que la alarma sonó. Para su fortuna ésta no sonaría más, pero para su desgracia no tenía modo de hacer lo que quería.
Podía jurar que él no sería capaz de algo como eso, que eso iba más allá de lo que se atrevería, pero grande error. Le subestimó y por eso ahora se encontraba en tan comprometedora situación. Agradecía a los altos cielos que sus padres estuvieran hospedados en un hotel y que sólo fueran a verla durante las competencias.
—¿Cómo es posible que haya terminado aquí? Yo estaba durmiendo allá arriba —miró su cama, tan lejana y claramente distendida. ¿Cómo fue a dar a aquel futón, al lado de ese hombre?
—Umm...No seas ruidosa...Aun es muy temprano para que te estés quejando —señaló el otro, sin siquiera inmutarse en abrir los ojos. Él quería seguir durmiendo.
—Tengo práctica y ya se me está haciendo tarde –objetó. El motivo por el cual no podía escapar era que el chico la tenía abrazada desde atrás, por lo que además de apuradamente poderse mover, tampoco podía salir del lecho.
—Yo entreno hasta las diez, apenas son las siete —entreabrió sus ojos con somnolencia—. Duérmete ya.
—Pero tengo que ir a practicar, Daiki —replicó, mirándole de reojo—. Si me sueltas podré hacerlo y te dejaré dormir tranquilamente.
—No necesitas entrenar —bostezó mientras se acomodaba nuevamente.
—¿Cómo que no lo necesito? No soy un monstruo como tú, Daiki.
—Vamos que eres la segunda al mando. Las que tienen que entrenar son tus compañeras —alegó—. Eres mejor que todas ellas.
—Agradezco el cumplido que no pedí —sonrió—. Pero tengo que ir a entrenar —escapar era en vano, ese hombre era sumamente fuerte y ella ridículamente débil a su lado.
—Diles que te quedaste dormida —soltó sin más—. ¿Cambiaste de shampoo?
—Es que no había del que usualmente compro y tuve que traer ese.
—Me gusta más como huele el otro.
—A mí también, pero ya no había y necesitaba comprarlo con urgencia —en ese momento detuvo sus palabras. Se había percatado que se había ido por la tangente completamente—. ¡Ey, no me distraigas!
—Quiero que me prepares el desayuno.
—Mejor dime que quieres que sea tu asistente personal todo el bendito día, cínico.
—Perdiste la apuesta, ¿lo recuerdas? —expresó bromista.
—No pensé que Marko, mi amigo de toda la vida, me traicionara de esa manera y mintiera por ti para que te pudieras quedar aquí —mencionó con unas lagrimitas en sus ojos. El castaño había confabulado en su contra.
—Estoy esperando por mi sorpresa —sentenció con una sonrisa. Incluso esa mirada celeste se había clavado en ella. La chica sólo tragó saliva, sabía que tenía que pagar la apuesta pérdida.
—Tsk...¿Qué quieres que haga?
—Eso sí que no estaba esperándolo. Pensé que sólo harías algo vergonzoso y ya...Definitivamente fue una buena apuesta —la francesa sujetaba la colcha con fuerza maldiciendo a su queridísimo amigo que le había apuñalado desde la espalda—. Harás todo lo que te diga por este día —le susurró al oído. Es lo que más temía ella.
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Addicted to U [EN EDICIÓN]
FanfictionNo había manera de que él, Aomine Daiki, perdiera contra ella; contra aquella chica que apareció repentinamente en su vida para imponer sus normas y burlarse de su persona cada vez que tenía la oportunidad. Definitivamente él no iba a ceder ante alg...