Aquel partido amistoso había durado más de lo que cualquiera de los dos hubiera deseado y aunque el marcador había estado demasiado cerrado, al final un par de puntos fueron la diferencia para denotar al ganador.
La frescura del suelo era reconfortante al punto que a ninguno de los dos le importaba permanecer botado sobre la cancha mientras intentaban recobrar su ritmo normal de respiración y aminorar un poco la fatiga física que les abordó después de haber estado jugando tan intensamente por más de una hora entera.
—…Maldita sea…no pude parar esa canasta en el último momento…-agregó con frustración el italiano con la atención puesta sobre el cielo nocturno.
—Maldito enano, eres un verdadero fastidio…Tsk…Bueno, al menos has mejorado –agregó con notoria emoción-. Bien, has perdido.
—Sí, ya sé. No faltaré a mi promesa…Te diré lo que quieras saber sobre ese asunto –quizás era su imaginación, pero podía jurar que la fría llovizna empezaba a impactar con suavidad contra su rostro-.
—Entonces habla.
Podía escuchar perfectamente el sonido de esa molesta alarma, sin embargo, no tenía ni las ganas ni el deseo de silenciarla. Solamente optó por girarse y ponerse la almohada alrededor de la cabeza y sofocar todo ese escándalo para continuar durmiendo plácidamente. Y eso fue lo que hizo.
No supo por cuánto tiempo más se mantuvo vigente su capricho, lo único que ahora podía sentir eran ese par de manos moviéndole con cierta mesura para hacer que despertara.
—Umm…Déjame dormir en paz, madre…-pidió con suma somnolencia.
—No soy tu madre, Daiki –aclaró burlonamente Axelle. Ella era la que estaba intentando despertarle; y en cuanto el moreno se percató de que era ella y no su progenitora, se sentó de golpe.
—¿Pero qué estás haciendo aquí? –le miró confuso no porque estuviera en su habitación, sino más bien por lo que llevaba puesto-. ¿Qué…es lo que estás usando…? –parpadeó más que perplejo.
—Vaya, no pensé que fueras tan observador –ironizó-. Es justo lo que estás viendo…una chamarra de panda…-aquella curiosa prenda poseía un gorro bastante único, porque hasta las negras orejas del animal que encarnaba, estaban presentes; aunque claro, éste permanecía bajo su rubia cabellera-. Mi padre, no preguntes, es vergonzoso.
—Listo. Esto creará mucha controversia –el muy cabrón le había tomado una fotografía luciendo esa ridícula chamarra.
—¡Daiki!¡Borra eso! –demandó exaltada. Era vergonzoso que él tuviera evidencia de lo que tuvo que usar ese día para que su padre le permitiera ir a visitar a su novio.
—Y a todo esto…¿por qué has venido a levantarme?
—No me sorprende que no te hayas dado cuenta siquiera, Daiki –suspiró, dedicándole una mirada burlona-. Ya pasan de las 2 de la tarde –remarcó, mostrándole el susodicho reloj despertador que él poseía. Efectivamente estaba en lo correcto.
—¿Pero cómo es posible que…? –levantarse de golpe fue su primer error, el segundo fue no notar el incremento de temperatura que su cuerpo poseía.
—Estás afiebrado, Daiki –tuvo que hacer que volviera a sentarse para evitar esos mareos propios de su cuerpo cortado, fiebre y aparente resfriado-. Tu madre ya me lo contó todo. Solamente a ustedes dos se les ocurriría algo tan inteligente como eso…Par de idiotas –regañó, torciendo el ceño.
—Solamente fue un partido inofensivo.
—Sí, después estuvieron bajo el sereno y la llovizna quien sabe cuánto tiempo…Sin mencionar que prefirieron venirse corriendo de regreso a casa bajo aquel monzón…Era normal que se enfermaran si hacían todo eso después de estar jugando por más de una hora continua.
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Addicted to U [EN EDICIÓN]
FanfictionNo había manera de que él, Aomine Daiki, perdiera contra ella; contra aquella chica que apareció repentinamente en su vida para imponer sus normas y burlarse de su persona cada vez que tenía la oportunidad. Definitivamente él no iba a ceder ante alg...