La cena navideña no podía ser más deliciosa y cuantiosa que la que estaban viendo en ese preciso momento sobre la larga mesa de cedro que se encontraba a su disposición. ¿Y qué decir de las bebidas?, las había de todo tipo, pero pasarían completamente por alto para aquel grupo de chicos; la resaca que habían tenido hace unas horas atrás todavía se mantenía presente en sus memorias, razón por la que no querían volver a pasar por lo mismo y menos en frente de sus acompañantes.
Y aunque al inicio de la fiesta habían muchos rostros desconocidos, pronto esa situación cambió; al final se encontraban exclusivamente los padres de aquellos jóvenes platicando amenamente en una habitación contigua a la vez que se servían alegremente un poco de vino blanco. La música que inicialmente se escuchó fuerte y constante, ya había moderado su timbre, resultando del agrado de todos. Incluso los postres fueron traídos en la brevedad posible para que todo siguiera su ritmo habitual.
De verdad que no había razones para quejarse, si se consideraba que tenían todo a la mano.
—Esto es más de lo que puedo seguir comiendo —suspiró Moto tras contemplar que quedaban muchos deliciosos manjares sobre la impecable mesa.
—Siempre hay mucha comida para este tipo de celebraciones, Motoharu. Pero si sigues comiendo tanto seguramente te enfermarás del estómago —comentó Mila, mirando al glotón chico que había ingerido más alimentos que ella.
—Podría acostumbrarme a comer esto año con año —mencionó con una sonrisota.
—...Y es algo que puedes hacer, Moto —esa fue la seseante voz de Hadrien. Ya hasta le había echado el hombro encima al castaño—....Lo único que debes hacer es comprometerte con Mila y listo, formarás parte de la familia y cenas como éstas serán rutinarias año con año –le murmuraba al oído cínicamente. Porque sabía que si Aoi llegara a oírle se encargaría de arrojarlo contra la figura de hielo tallado que yacía en la recepción.
—¡H-Hadrien! —el pobre chico se puso rojo como tomate; el alemán miró divertido el efecto que sus palabras habían causado en él.
—¿Ya vas a comenzar de nuevo, Hadrien? —la pregunta de Marko fue ignorada por completo por el oji dorado. Él quería divertirse.
—Y ya que estamos todos con el estómago lleno y siendo apenas la una de la mañana, creo que es un gran momento para que demos inicio a la apertura de regalos —el alemán estaba prácticamente en medio de todos sus amigos.
—Pero los obsequios están en casa de Marko —le hizo saber el danés.
—Detalles insignificantes Leo. De hecho me he tomado las molestias de traerlos aquí mismo —soltó con un profundo orgullo—. Así que demos inicio al intercambio de regalos ahora mismo.
—¿Por qué no inicias tú, pequeño revoltoso? —inquiría el italiano. La verdad es que tenía curiosidad de saber si de verdad había comprado lo que había dicho.
—Para que veas que mis palabras eran ciertas, Marko, iniciaré yo —y dicho y hecho, aquellos preciados regalos se encontraban desfilando ahora mismo frente a todos. Aquel grupo de sirvientas les habían llevado justo hasta donde se encontraban, depositándolos en medio para que fuera fácil tomarlos y entregarlos.
El alemán tomó su caja de regalo y sin mayor rodeo se dirigió hacia la castaña, ofertándole una pequeña sonrisa ladina.
—Estaba dudoso de qué regalarte, Aoi. Pero tu hermano Moto me dio varios tips. Espero y te guste, sino puedes decírmelo con toda la libertad y te compraré lo que quieras —le notificó. La chica no se fiaba de todo de él, pero no podía ser una malagradecida, así que le sonrió como modo de gratificación.
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Addicted to U [EN EDICIÓN]
FanficNo había manera de que él, Aomine Daiki, perdiera contra ella; contra aquella chica que apareció repentinamente en su vida para imponer sus normas y burlarse de su persona cada vez que tenía la oportunidad. Definitivamente él no iba a ceder ante alg...