Empezando a salir

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- Volver a convivir con la gente va a ser difícil - dijo Tori viendo en la TV como la gente empezaba a salir y a hacer su vida normal.
- Jamás lo fué - le contestó Jade.
Las cosas iban relativamente bien, los casos subían y bajaban, la gente seguía muriendo, tiró por viaje Tori veía ambulancias entrar, salir con gente encapsulada y tiempo después algún carro fúnebre o en el mejor de los casos a alguien volver más débil y casi casi en los huesos.
No pensaba volver a pasar eso, el cansancio, el no saber si la comida tenía o no sal, el dolor de cabeza y articulaciones que le había tocado la hacían internar cuidarse al máximo.
En el caso de Jade el verla sin poder respirar, el ver a la demás gente con un tanque, saber que conseguir un concentrador de oxígeno o simplemente unas puntas nasales era imposible tampoco era algo que quería repetir. Sus abuelos la habían librado bien y agradecía eso no fue necesario ni el oxígeno la pasaron como una gripa grave y de vuelta al trabajo.

Trabajo, esa era otra cosa que preocupaba a Tori, ella aún contaba con algunos ingresos y no se quejaba, eso le daba chance de cumplir el famoso "quédate en casa" que tal vez no era la mejor solución y a la larga le afectaría más pero también estaba el punto de que si ella no salía era poco probable que se volviera a contagiar o que contagiará a alguien que de verdad debe salir a trabajar y mantiene una familia. Pensando en eso Tori estuvo varios días, salían solo para lo necesario pero parecían ser las únicas que lo cumplían, ya veía familias en el parque, niños corriendo y jugando con otros, la privacidad del lugar permitía eso aunque las reglas seguían los lineamientos gubernamentales. ¿Pero quién les iba a decir algo?

- Mamá quiere que los visitemos - le dijo Jade al día siguiente.
- Podríamos ir a comer.
Así empezó un especie de regreso a la normalidad, incluido el regreso a la escuela, en línea claro.
- Jamás controlaron los brotes de gripa o piojos y creen que podrán con la COVID - decía Gaby.
Cómo estaban totalmente en un programa a distancia tenían todo el tiempo del mundo para organizarse a diferencia de sus amigos que debían estar horas sentados frente a la computadora tomando clases como normalmente lo harían, algo que no agradaba a muchos.

Definitivamente la política del gobierno de encerrarlos no era buena idea pero de momento no se habían quedado sin camas ni sin ventiladores que por cierto empezaban a escasear, según. Gaby cada persona que no salía se.convertia en la esperanza de alguien que desgraciadamente debía llegar al hospital.
Con eso volvió a recordar a los Oliver que según tenía entendido habían regresado a Ontario, el guante que dejó con Beck lo había encontrado a la venta hacía unos días, la subasta había estado reñida pero no tardaría en llegarle, esperaba que ese.dinero alivianara un poco los gastos de la pareja, no olvidaba que no todos podían aiplicar el "quédate en casa".

Los días pasaban y un bochornoso agosto le daba paso aún más fresco septiembre lo que adoraba, en especial cuando le permitía ver a su novia envuelta en sus sudaderas, camisas de franela o sus chamarras. Aunque también agravaba el hecho de estar todo el día sin hacer nada, en medida de lo posible algo que según Jade la traía como la canción infantil "El Chorrito" "sube y baja, baja y sube" de peso, aún se preguntaba Tori si había sido buena idea poner a Jade a oír esas canciones y a enseñarle algo de español. Pensando solo en el peso si debía admitir que se habian descuidado sobretodo en la alimentación pero se mantenían lo más activas posibles lo que ayudaba también más o menos a la estabilidad mental, aunque ahora se que ponía a ver qué había hasta catalogado sus tenis como "ejercicio" y "para salir" al igual que la calcetas y gorras se preguntaba qué tan bien estaba en ese departamento
- Al menos no peleamos como los vecinos de arriba - le dijo Jade un día
- cierto, ayer que la esposa se lo puso parejo por dejar mal acomodada la toalla del baño hasta me puse a redoblar las nuestras y dejarlas exactamente a la mitad, no me fuera a regañar también.

- ¿No sé supone que los escuincles deberían estar en clase? - preguntó Jade cuando por 4ta vez un balón pegó en una de las ventanas.
- Según el súper horario de clases por TV, si. Pero creo que varios ni inscribieron a sus hijos.
- Aún así ¿No lo pueden tener en su casa?
- Por lo visto no
- Solo espero que no
Jade ya no pudo terminar la frase pues se escuchó el sonido de algo roto, el bote del un balón y pasos rápidos en dirección a las escaleras que estaban frente a la entrada al departamento.

Victoria "Shelby Marx" VegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora