capitulo 58

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El castaño no sabia que hacer con el menor que no había dejado de llorar, decidió llevarlo a la cafetería que en ese momento se encontraba vacía para comprarle una botella de agua y algo para animarlo.

-Gracias Gloria-Rodrigo agradeció agarrando la bandeja con la rebanada de torta de chocolate.

-Lo hago solo porque es la primera vez que eres amable con ese chico. Pero no pueden decirle al director que los dejo estar aquí en horario de clases-respondio la mujer encargada de la cafetería y Rodrigo asintio.

Camino con la bandeja hasta la mesa donde estaba Matias, aún llorando pero un poco más calmado que antes. No podía continuar limpiando sus lágrimas con la manga de su abrigo porque ya estaba empapado. Rodrigo le había dado un paquete de pañuelos desechables para que pueda secar sus lágrimas y limpiar su nariz moqueante.

-Matias... podrías dejar de llorar, por favor-le pidió el mayor dejando la bandeja y una botella de agua frente a el-Toma un poco de agua, vas a deshidratarte.

Limpio una última vez sus lágrimas y lo miro mal mientras agarraba la botella de agua, sus ojos estaban hinchados y sus mejillas rojas al igual que su nariz. Pero mientras tomaba el agua empezó a llorar otra vez, no lo hacía apropósito solo no podía dejar de llorar. Dejo la botella en la mesa nuevamente y continuó llorando, aún más que antes como si hubiera recargado sus lágrimas.

-Si sigues así voy a tener que llevarte a la enfermeria para que te den un calmante-le advirtió el mayor-Intenta calmarte y come un poco de la torta, se que el chocolate es tu favorito.

-No quiero-continuaba derramando lágrimas.

-Matias por favor...-Rod acaricio su mejilla-Tal vez no me creas pero... es tan difícil verte así. Me duele, me duele verte tan mal. Por favor...-Rod se aseguró que nadie estuviera viendo y le dio un corto beso-sos importante para mi.

Matias se rindió, agarro el tenedor de plástico que estaba  en la bandeja y apuñaló un par de veces esa rebanada tan esponjosa de torta, aún siendo observado por el mayor. Rodrigo se había sorprendido por el beso no estaba en sus planes, pero quería más. Ese beso fue como probar la droga por primera vez luego de rehabilitarse, Matias era su droga y era muy adictivo.

-Si sigo llorando me darás otro beso?-pregunto el chico con chocolate en la comisura de sus labios.

-Tal vez-respondio el castaño limpiando el chocolate con su pulgar y luego llevandoselo a su boca-Delicioso-sonrio.

El menor soltó lagrimas sin control nuevamente.

-No, no llores. Te doy más besos si dejas de llorar...

El mayor limpio sus lágrimas y repitió esa acción de mirar que no haya nadie antes de darle un beso.

-Puedo darte más pero no aquí...-le susurró cerca del rostro-Vamos a otro lado... 

Matias se levanto de inmediato, acomodo su falda y empezó a caminar fuera de la cafetería. Uso la puerta que daba a el patio así que seguro iría a el gimnasio.

Llegaron al gimnasio que estaba vacío pero no pensaban arriesgarse, el mayor guio al menor hasta el vestidor que tenía una puerta con seguro lo que era perfecto para ese momento.

Cerraron la puerta con seguro y sin esperar más Matias se abalanzó a los labios de Rodrigo, tambaleándose llegaron a uno de los bancos que estaban allí, Rodrigo se sentó y Matias se sentó con las piernas abiertas sobre el, esto le permitió a el contrario deslizar ambas manos debajo de la falda del chico.

La piel del pelinegro era muy suave, igual que sus labios y eso le encantaba a el castaño, apartaron sus labios permitiéndole al más grande devorar el cuello del menor encima de el. Besaba y mordía cada rincón que encontraba robándole gemidos más sonoros, al mismo tiempo que el menor movía sus caderas creando un roce entre ambos miembros.

-Te gusta?-pregunto Matias en un gemido.

-Sigue por favor...

La erección de Rodrigo ya había crecido y por más que deseaba penetrarlo no sabía hasta donde el menor quería llegar. Pero cuando Matias se quiero su ropa interior y abrio la cremallera de Rodrigo para sacar su miembro supo que el menor no buscaba solo roces.

-Metemela...-sus ojos brillaban casi suplicando.

-Espera...-Rodrigo paso sus dedos a la entrada del chico sobre el, si no lo preparaba le iba a doler demasiado.

Acaricio la entrada con sus dedos haciendo suspirar al menor, mientras besaba su cuello dándole placer, un dedo entro moviéndose un poco antes de meter otro. Los gemidos y la respiración entrecortada del chico exitaban completamente a Rodrigo.

-Ay si! No pares...-le pedía el chico que recibía placer.

Los dedos iban adentrándose cada vez más, pero aún así quería más, Matias necesitaba más.

-Metelo, por favor ya mételo Rodrigo-volvio a pedir.

Rodrigo sonrió, tener al chico de esta forma simplemente lo amaba. El mismo matias se levanto levemente usando sus rodillas apoyadas en la banca para poder aliniar el pene de Rodrigo con su entrada. Entre abrio un poco la boca cuando sintió el miembro empalarlo, lo metía lentamente porque era muy grande y le dolía bastante sin lubricante, cuando pudo meterlo todo se tomó un momento para acostumbrarse a ese objeto.

-Eres tan hermoso-lo beso el mayor-Creo que eres el chico más lindo-besaba su cuello y bajaba a su clavícula.

-Ah!-grito un poco cuando empezó a moverse por voluntad propia-Ay duele!-se movió un poco-es tan grande...-algunas lágrimas cayeron por sentir ese dolor punzante.

-Despacio-agarro sus manos para ayudarlo-Ve despacio.

Con pequeños saltitos Matias soltaba fuertes gemidos, le dolía pero se sentía tan bien tener a Rodrigo adentro, empezaba a extrañar eso. Y al mayor también le encantaba estar dentro de Matias, era muy estrecho y sus gemidos eran tan calientes. Las manos del menor fueron a los hombros del mayor y las de este viajaron hasta su trasero para amasarlo, todo combinado con un caliente beso entre ambos.

Sin pedir permiso una de las manos del mayor fueron al miembro del menor, levanto levemente la tela de la falda que lo cubría y lo vio, su glande brillaba por los hilos de líquido preseminal que empezaban a aparecer. Acaricio la punta y luego lo tomo para empezar a masajear el miembro, esto para hacer sentir más placer al menor.

-Ugh! Si... si sigues así. Voy a venirme!-aviso entre gemidos el menor.

-Acabemos juntos-Rodrigo elevó su pelvis para crear choques más bruscos contra el menor y apresuró el trabajo de su mano, el menor no tardó mucho en venirse con un gemido acompañado de una maldición. Cuando los espasmos de Matias hicieron que su interior apretara el pene de Rodrigo este se vino en un gemido.

Terminaron ese encuentro con un beso muy largo, mojado y caliente. No les importaban quedarse sin aire, no querían separarse. Pero aún faltaba para el siguiente receso y esos vestidores estaban completamente vacíos...

Quierete y quiereme... (MATSQUEARE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora