-_ Que esperar_-

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Todos decidieron aplazar las cosas, Maggie del clan irlandés decía que no era conveniente separarse, así que ellos se quedaron, Benjamín y Tía tampoco tenían ni un apuro, los Denali no tenían algo mejor que hacer, además Tanya no quería dejar a Toshiro, David era el encargado de suministrar la comida y no dejar rastro de sus actividades, por lo tanto cazaban lejos de Forks, además tenía que educar a sus niños,

las manadas seguían haciendo patrullaje, con tanta mano de obra vampírica terminaron el nuevo complejo pronto estará terminado, todos están ayudando para matar el tiempo, ya que ellos no van a la escuela o tienen trabajo, tampoco podían estar comiendo todo el día.

-----------------Volterra -------------------

– Toshiro va a sufrir mucho antes de morir – Dijo Aro sádico pensando en todo lo que le iba hacer a ese inútil.

– Tu fuiste demasiado bondadoso al dejarlo ir – Exclamó Cayo molesto.

– Hermanos ya no podemos peleando, hay que buscar soluciones – Dijo Marco conciliador, estaba harto de escucharlos.

– Tenemos que mandar a Dimitri para cazar a nuestra pieza para que nos cuente todo lo que vio y podemos mandar una pequeña comitiva a Forks para saber que están tramando – Propuso Aro.

– No será peligroso mandar a nuestras queridas armas – Expresó Cayo.

– Nadie puede contra Jane y Alec son una combinación letal – Dijo Aro con una risita.

---En las montañas Rocallosas--

No pensaba para nada ser padre, pero tener cuatro neófitos a tu cargo, era como asumir la paternidad a su máximo exponente, no sé cómo Carlisle se arregla con tantos vampiros en su alquerre. Durante mí batalla con los neófitos en Seattle me lleve un souvenir interesante y molesto, tal vez lo mejor habría sido exterminarlos, pero no tuve corazón para hacerlo, los muchachitos se quedaron en un rincón apretujados, mientras acababa con los otros descontrolados neófitos creados por la pelirroja, cuando termine solo me miraron, no imploraron, no intentaron huir, ni defenderse, jamás podría acabarlos en esa circunstancia, así que decidí criarlos en secreto,  lejos de los humanos conocidos, esperaba no tener que acabar con su existencia, pero si no aprendían, no me iba a quedar de otra, proteger el secreto de nuestra existencia y la vida de mí sobrina era mí prioridad, aunque estos chiquillos estaban ganando terreno rápidamente, y eran bastante educados para ser recién convertidos, claro siempre y cuando los tenga lejos de una población o lugar concurrido, estoy intentando un programa de alimentación mixta pera que se puedan adaptar a las dos vidas y elijan por si mismos que quieren para su futuro.

– Niños ¿Cómo están? – Exclamó David entrando a la casa por una ventana del piso de arriba, aunque no pudiera sorprenderlos quería su entrada dramática.

– Bien tu casa es preciosa, pero rompimos varias cosas – Exclamó Bree apenada, todavía no podían controlar su fuerza.

– Bree lo material no importa ¿Ustedes están bien? ¿Necesitan algo? – Exclamó David con una sonrisa indulgente, tener que cuidar de cuatro adolescentes no era sencillo, más si tienes que ayudar con una boda, asegurarte que los invitados no se maten, cuidar de los cachorros y asegurarte que tu sobrina sea feliz. Ni hablar de tener controlados a los megalomanos con capas negras y complejo de dioses.

– ¡Que pases más tiempo con nosotros! Tal vez que nos dieras de comer, ya me harté de los osos y pumas, ni quiero pensar en los siervos, eso es peor que tener sed – Exclamó un neófito de constitución media, cabello castaño y una profunda mueca de repugnancia adornando su rostro.

El Doctor CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora