Capitulo 25

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12 años atrás

Iba a llegar tarde a mis clases de esgrima, mi papá era un fanático de esa disciplina y me había metido desde muy chiquita, mi mamá era muy tranquila, pero podía reducir a un hombre en segundos, siempre me pareció que exageraban un poco, yo no esperaba convertirme en agente secreto ni trabajar como guardaespaldas, mi linda madre trabaja como secretaria para un hombre importante, era como el último escudo por eso entrenaba, mi papá se dedicaba a la seguridad privada, a mí su dulce y único retoño le enseñaron hasta el hartazgo toda artimaña conocida para salir viva de una situación en extremo desventajosa.

Odiaba pertenecer al consejo de estudiantes de la escuela, siempre termino haciendo todo el trabajo, no me apetecía para nada circular por los pasillos vacíos de la escuela, deje las formas y tome un atajó, escucho algunos ruidos y risas para esta hora no tendría que haber nadie por las instalaciones, un grito sofocado ¿Que mierda estaban haciendo? Otro grito perfectamente audible, por fin identifique de dónde proviene, corrí a todo pulmón hacia el gimnasio la escena que presencié era sumamente desagradable, una chica estaba forcejeando contra cuatro su cara estaba roja, se notaban ya varios golpes sobre su piel, no traía ninguna condenada arma conmigo, si tuviera mi bastón de combate acabaría con estás lacras en segundos, marqué el número de emergencia, no había tiempo que perder iba a tener que destrozarlos a la antigua, agarre un bate, estaban tan inmersos en su diversión que no me detectaron, hasta que se lo parti en la cabeza a uno, era el jodido hijo del director.

- ¿Miren que tenemos aquí, otro zorra se quiere unir a la diversión? -

- Vayanse al Diablo - corrí hacia una pared, no podía dejar que me sujeten por la espalda, dos vinieron hacia mi el tercero seguía sosteniendo a la chica, reparé en sus rasgos era Beth apenas tiene trece años, si yo no hubiera llegado a tiempo, aunque también es demasiado tarde. Me costó mucho reducir a estos grandotes, tenían una condenada navaja, lograron apuñalarme dos veces con ella, Beth tenía varios cortes sobre su piel le habían arrancado la ropa con la  navajas, su cuerpo semidesnudo y bañado en sangre nunca me lo iba a olvidar, el último tarado vio como me tambaleaba por la perdida de sangre.

– No sabes lo que te voy hacer maldita perra entrometida – su condena sonrisa, iba aparecer en mis pesadillas a menudo.

Se arrojó encima mío y apretó sus manos alrededor de mi garganta, esperaba que Beth aprovechará la oportunidad para correr, mi visión se nublo, sentí como me quitaban mi camisa y mi brasier, – Eres bien delgaducha pero para algo vas a servir –

Solo pude ver a Beth pegarle al desgraciado con un extintor, al final ella termino salvando mi pellejo todo se puso negro, sentía como me arrastraba fuera del gimnasio, nos encerramos en el baño, ojala lleguen rápido.

– Lo Siento –

– Tu me salvaste tonta –

– No llegué a tiempo estás toda cortada y golpeada –

– Testimonio de que les dí pelea a esos malditos, llegaste en el momento justo, no tenes súper poderes, por estás heridas podés morir, estás más lastima que yo – Beth presionaba mi camisa contra mis heridas que no dejaban de sangrar.

– Estando unos segundos a su Merced fue más que suficiente, ese miedo aterrador que me embargo no se lo deseo a nadie – quedé inconsciente, no supe más hasta salir del quirófano, una doctora de unos 30 años había salvado mi vida, un cirujano plástico había tratado el profundo corte que Beth tenía en l mejilla, esperaba que lo le quedará esa marca en la cara, de este horrible día, permanecí ingresada dos semanas, Beth se la pasaba todo el día conmigo, ví de primera mano el trabajo en el Hospital, antes no sabía que quería hacer, ahora lo sé me voy a convertir en cirujana y a salvar a todos los que pueda, me costó mucho esfuerzo, trabajo estudio, casi me derrumbe por completo cuando perdí a mis padres pero Beth siempre estuvo ahí para mí.

Pero  ahora solo de ver a una chica desnuda y bañada en sangre me derrumbo, enserio después de todo lo que pase, pero solo de pensar que pasará por el infierno del que salve a Beth, no puedo creer que haya tanta maldad, solo espero que la razón por la que este así sea otra...

Edward tenía unas inmensas ganas de destrozar algo, toda la familia Cullen estaba ahora para proteger a Alexandra, nunca más alguien volvería a hacerle daño...

El Doctor CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora