Capítulo 6.

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________ estaba de nuevo en su pequeña oficina, había llegado mas temprano de lo normal. Puso su bolso en el perchero y se sentó en su lugar. Había llegado antes que Mel, no hablaba con nadie más del personal y por eso decidió quedarse sentada en su pequeña oficina.

Después de 20 minutos de ordenar los papeles médicos de los soldados para cuando llegaran a su chequeo, unos golpes en su puerta sonaron.

—Adelante —dijo alzando la voz. Giró los ojos hacia la puerta y vio a un hombre uniformado. Era Xavier. Reprimió fruncir el ceño en modo de desaprobación y confusión.

—Buenos días, ____.

Xavier pasó y se sentó en la silla que quedaba enfrene de su escritorio. ______ se sentó en la suya y trató de quitar la mueca de incomodidad de su rostro para cambiarlo a una pequeña sonrisa.

—Buenos días para ti también Xavier.

—Llegué temprano y quise venir a ver qué tal fue tu día de ayer.

Aparecieron los dientes blancos de Xavier en cuanto le sonrió.

—Estuvo bien —hizo una pausa—. Muy temprano el horario, pero no me quejo.

Xavier soltó una risa, sus ojos azules se giraron hacia la ventana en dónde se veía el campo de entrenamiento y frunció levemente los labios. Sin previo aviso se levantó de la silla y caminó hacia la puerta para después girarse hacia ella.

—Me voy, pero nos veremos en el desayuno, ____ —dio un movimiento de cabeza hacia su dirección y cerró la puerta. Por la forma en la que dijo aquella oración, _____ supo que era una afirmación y no una pregunta.

Sacó el aire por los dientes. Llevaba poco tiempo conviviendo con ese hombre y su presencia la molestaba de sobremanera. _____ no se consideraba una persona que juzgaba a primera vista pero con el simple hecho de que Xavier la mirara siempre ahora que estaban en la cafetería, la hacían sentir incómoda.

Después de las dos horas que _____ pasó sentada en su oficina revisando a solados que terminaban sus primeras actividades, no esperaba para devorar el almuerzo que tenía enfrente de ella. Sólo que estaba esperando a Mel. Apenas había entrado a la cafetería y ahora mismo se encontraba en la barra sirviendo su almuerzo.

____ había dejado su chaqueta en la silla de alado a propósito, solamente para que a Xavier no se le ocurriera sentarse alado de ella. Agradeció al verlo al otro extremo hablando con otros dos hombres que tenían el mismo uniforme que él.

Mel se reunió con ella minutos después sentándose a su lado.

—¿Qué tal, ____? —la saludó con una sonrisa.

—Hola Mel.

_____ dio una pequeña mirada al lugar, tratando de encontrarlo entre todas las cabezas rapadas de los soldados y se regañó mentalmente, era su médica por Dios.

Con lentitud, se metió el pedazo de carne que había cortado. Al regresar con tentación la mirada hacia el frente, observó como Justin se giraba de la barra y caminaba, para después sentarse en una mesa llena de hombres que reían.

■■■

Con el bolso en su hombro, _____ se preparaba para irse a casa. Había tenido una larga jornada el día de hoy y lo único que ella quería era dormir cuanto antes. Se despidió de Mel con un pequeño abrazo y salió apresurada del pequeño edificio. Si no se apuraba, perdería el autobús que lograra llevarla a casa.

Con varias respiraciones entrecortadas, _____ logró recuperar la respiración. Había corrido la mayoría del camino sólo para alcanzar el maldito camión. Se acomodó el cabello que tenía ligeramente desordenado a causa del viento, se acomodó mejor su abrigo y esperó con paciencia el autobús. Había corrido para nada, todavía no llegaba.

Un minuto pasó y ____ ya se encontraba a bordo del transporte. Comenzaba a avanzar cuando sintió que su cuerpo daba un latigazo hacia el frente y hacia atrás. ¡Joder! Pensó ella mientras se sobaba suavemente la espalda. Se había golpeado con fuerza en el respaldo de su asiento.

Quiso maldecir a la persona que causó que el conductor frenara de aquella manera tan brusca, pero en cuanto vio como Justin subía al autobús, decidió callarse la boca. Dejó de sobarse la espalda y se sentó mas recta en su asiento. Sus ojos miel la miraron desde el estrecho pasillo y con decisión se sentó alado de ella, la miró y le dio una media sonrisa.

____ cruzó sus piernas para que él no notara el nerviosismo que acababa de causarle. ¿Por qué se sentaba junto a ella? ¿Acaso había olvidado que le había tirado tres tarros de cerveza encima? Miró sus uñas, tratando de ignorar la presencia que tenía alado. Sin embargo, la duda del por qué no vivía en el campamento como todos, provocó que abriera su boca y le preguntara:

—¿Por qué no estás en el campamento como todos?

Vio como él miraba hacia el frente y fruncía los labios. Mierda, ¿había dicho algo malo?

—Prefiero vivir con mi madre —respondió simplemente y sin mirarla.

____ asintió y guardó silencio. No había sido una respuesta que le sirviera de mucho, pero no iba a darle un interrogatorio a una persona con la que solo había mantenido conversación una vez.

Para tratar de ignorar el incómodo silencio que surgió, _____ sacó su teléfono. Se alegró al ver que había un mensaje de Hailey, por lo menos, ella tendría a alguien con quien hablar durante el trayecto.

¿Qué hay, doctora? ¿Algún soldado que puedas presentar? –Hailey.

____ reprimió una risa y carraspeó.

No, Hailey. Ahora voy a casa. —____.

¡Salgamos! —Hailey.

Estoy muy cansada. Mejor otro día —____.

No hubo respuesta. Menos mal, no quería ver los mensajes insistentes de Hailey. Guardó su celular de nuevo en su bolso y miró por la ventana. Inhaló hondo y pudo oler el perfume que su compañero de fila desprendía. Se mordió el labio para no soltar un pequeño suspiro y se concentró mejor en la calle.

El autobús paró. ____ sintió una presión en el pecho en cuanto vio que Justin se paraba de su asiento, recogía su mochila y se la colgaba en su hombro.

—Nos vemos, ____ —le dijo antes de caminar hacia la entrada y bajar del bus.

Por la ventana empañada por el frío, ____ le sonrió a Justin que miró hacia ella y le hizo un saludo de despedida.

—Nos vemos, Justin —dijo de vuelta aunque no la pudiera escuchar.

Soldier [j.b.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora