Algo se removió a un lado de su cuerpo cansado. Con pereza, Alba abrió los ojos. Su cuarto ya estaba a obscuras y ya era de noche. Hacía frío. Trató de abrazar más el cuerpo que tenía alado y éste la dejó. Su mejilla se dejó caer sobre el pecho cálido y trató de volver a cerrar los ojos. Unos labios hicieron presión en la coronilla de su cabeza y Alba medio sonrió.
—Tengo que irme.
No recordaba que Justin se hubiera quedado con ella. Levantó su cabeza del pecho y lo miró somnolienta. Seguramente su cabello estaba alborotado y enredado.
—¿Ya? —dijo ella ronca mientras se incorporaba mejor en su cama—. ¿Dormiste tú también?
—Si. Me desperté hace media hora.
Alba se apoyó en la cabecera de su cama.
—¿Me viste dormir?
Que vergüenza si fue así.
—Mas bien te escuché roncar.
—¡Yo no ronco! —protestó y lo golpeó en el hombro—. ¿Qué hora es?
Justin se encogió de hombros, tampoco sabiendo la respuesta.
—Tengo que irme —repitió—. ¿Nos vemos mañana? ¿O es tu día libre?
Alba hizo una mueca.
—Ya no tengo días libres, trabajo ahí —dijo de mala gana. Después ella se removió con timidez sobre su lugar—. Tengo que decirte algo.
Justin se incorporó de la cama y se puso de píe mirándola confundido.
—¿Qué pasa?
Alba se rascó la nuca. Sabía que se iba a enojar por el simple hecho de decir su nombre.
—Xavier... —comenzó a decir, los poros de la nariz de Justin se abrieron—. No me mires así. Lo que quiero decir es que el otro día nos vio juntos.
La ceja de Justin se arqueó.
—¿Y eso es malo?
—Xavier no me agrada —sinceró ella.
—¿Crees que a mí sí? —Alba apretó los labios. Al darse cuenta, Justin carraspeó—. Me refiero a que no te tiene que importar lo que Xavier piense o diga siquiera.
Alba se encogió de hombros.
—Esperaba que te enojaras más.
—Me suena a decepción.
—No, te suena a alivio —corrigió ella con una media sonrisa.
Se quedaron en silencio. Alba lo miró durante unos segundos.
—¿Qué? —preguntó Justin burlón.
—Sólo te observo.
Fue consciente de lo rojo que Justin se ponía levemente.
Se levantó ella también de la cama y se puso una chamarra, no se había dado cuenta del frío que hacía en su cuarto. Justin bajó por delante de ella las escaleras y lo acompañó hasta la puerta. Lo bueno era que Sandra no estaba en el piso de abajo y tampoco Riley.
Alba se preguntó si su madre se habrá dado cuenta que habían dormido juntos la tarde.
—Nos vemos —escuchó que Justin le dijo.
Ella sacudió la cabeza y se centró de nuevo en él.
Se abrazó a sí misma cuando estuvo fuera de la casa y lo abrazó por su torso. Sintió los labios de Justin posarse en su frente y después la apartó por los hombros.
—Hasta mañana —dijo ella.
Justin se inclinó y le dio un casto beso en los labios. Después, sacó las llaves de su motocicleta. Se montó y antes de dar un arrancón, vio hacia la puerta en donde su novia estaba parada encogida por el frío. Dios, la quería muchísimo.
Él manejó por la calle hasta llegar a su casa. Dejó su motocicleta en el garaje y entró por la puerta. Las luces de la sala se prendieron al instante en que dejó su chaqueta en el perchero.
Cara estaba de brazos cruzados sentada en el sillón. Él rodó los ojos. Su madre nunca le podía reprochar nada. Justin creía que Cara había perdido ese derecho después de enterarse de Xavier. Aunque él quería llevarse mejor con ella, pero le parecía una tarea imposible. Cara también trataba de hacer lo mismo, hacer que él olvidara todo lo que había pasado desde que habían dejado Canadá hasta la llegada de Xavier en la vida de ambos. Él nunca le preguntó si se había arrepentido de haberse acostado con un hombre que era mucho más joven que ella, quiso hacerlo, pero ahora admitía que no quería saberlo. Se sentía asqueado cada vez que veía la escena una y otra vez en su mente todos los días.
Era imposible olvidar cuando todos los días Justin tenía que ver aquél rostro de superioridad caminando por el campo de entrenamiento.
—¿Dónde estabas? —Cara se levantó del sillón con aspecto enojado, pero Justin notó lo cansada que estaba por sus ojos caídos y sus hombros flojos.
—No empieces —le dijo amenazante—. Estaba con Alba.
—¿Todo el día? —siguió interrogando.
—Si, estuve en su casa todo el día —le contestó él irritado.
Quería decir que esta escena de preocupación de madre a hijo era una completa estupidez. Era innecesaria y a Justin no le interesaba en lo más mínimo.
Cara lo miró recelosa y cuando abrió la boca para seguir hablando, Justin subió de tres en tres las escaleras de su casa y se encerró en su cuarto. Se acostó en su cama después de ponerse su pijama y trató de dormir.
Imposible, ya lo había hecho toda la tarde. Sonrió. Solamente ella podía hacerlo sonreír cada vez que pensaba en sus ojos, en su risa, en su cabello o en su forma tan torpe de andar. Se daba cuenta que conocía muy poco de ella cuando la realidad era, que Alba sabía mucho más de él que cualquier otra persona.
A veces se cerraba y nunca le hablaba sobre su padre y como se sentía respecto a él, nunca le hablaba si había tenido a otros hombre en su vida, ni su tiempo en la universidad. Tampoco conocía a sus dos amigas. Él sabía quienes eran porque siempre estaban en el bar que frecuentaban. Sobretodo la rubia. Se la pasaba en la barra hasta quedarse casi inconsciente por tantas bebidas. Iba más ella que la misma Alba.
Justin frunció el ceño.
Había otro problema: no podía decirle que la quería, no todavía. Porque todo aquel al que Justin Bieber quería, tenían la costumbre de dejarlo sólo.

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Soldier [j.b.]
Fanfiction«Tu deber estaba aquí conmigo. No debiste volver. ¿Acaso no fui suficiente para ti?» Después de que Justin decidiera romper su promesa de no volver a sus servicios, Alba decidió dejar de esperar. Suficiente era con esperarle por 6 meses o hasta m...