Capítulo 20.

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______ se aferró a los hombros de Justin. La impresión que ella sentía era tanta, que no sabía como reaccionar ante los labios de Justin sobre los suyos. Eran suaves, se acomodaban a los suyos a la perfección y no pudo evitar sonreír sobre ellos. Las manos frías de Justin presionaron ambos lados de su rostro, haciendo que su boca se fundiera aún más con la de _____. Los dedos de ella se enrollaron en el cabello de Justin, estaba más largo y eso le gustó. Era suave, sedoso y _____ lo tenía para ella sola.

Las uñas se encajaron en los antebrazos de Justin con leve presión. Su estómago estaba revuelto. Justin sabía besar. _____ estaba nerviosa, no había besado a muchos chicos durante su adolescencia, ni tampoco en su tiempo en la facultad, pero ahora estaba besando a Justin, que era completamente diferente. Esta vez si deseaba hacerlo.

A causa de la timidez, _____ se obligó a separarse lentamente al darse cuenta de las intenciones de Justin de poder abrir la boca de ella. El calor se multiplicó en su rostro y bajó la mirada con una media sonrisa. Por mucho que deseara besarlo durante más tiempo, había algo que ella no debía olvidar: su dignidad.

El carraspeo de Justin fue una señal para que ______ levantara la vista del suelo hasta sus ojos. Brillaban mientras la observaba fijamente. Retomó de todas sus fuerzas para no retirar la mirada de nuevo, ______ se mordió el labio y soltó una risita nerviosa, el calor dentro del hogar de Justin era hasta casi un punto insoportable.

—Xavier me invitó a salir —soltó, consciente de lo estúpida que era por decirlo después de haber recibido el mejor beso de toda su vida.

—¿En serio? —pronunció con su mandíbula apretada.

—Le dije que no.

La satisfacción fue instantánea en el rostro de Justin.

—¿Por qué?

—Porque no quiero —siguió repitiendo lo mismo que le dijo a Xavier. No necesitaba otra razón ni otra excusa, porque esa frase definía todo.

Justin inhaló hondo y alzó una ceja,

—Eso es suficiente para mí —pronunció y pudo percibir el orgullo en su tono.

Ella apretó los labios, intentando no decir alguna otra estupidez. Se quedaron en silencio en la sala y ______ comenzó a impacientarse. ¿Ahora qué?

—Mejor me voy –se alejó de él y tomó su bolso. Era la opción más sencilla, irse—. No olvides comprar las medicinas para tu mamá. Me avisas de sus progresos, ¿si?

Justin la miró desconcertado mientras ella pasaba por la sala y tomaba el picaporte de la puerta. Tenía la respiración acelerada, se sentía tonta por irse casi corriendo de su casa, pero no sabía como mirarlo a los ojos ahora. Esperaba todo en esta visita, menos un beso.

El frío ayudó a calmar su temperatura alta y eso lo agradecía. Caminó encogida de hombros e inhaló hondo hasta controlar sus emociones. Sus mejillas estaban congeladas para cuando llegó a su hogar, se sintió otra vez tranquila cuando vio a su madre salir de la cocina con un plato de pastel de chocolate.

—¿Quieres? —cuestionó Sandra—. Queda en el refrigerador.

Los ojos de _____ brillaron con aceptación. Entró en la cocina, abrió el refrigerador y sacó el pastel de chocolate. Si, esto era lo que ella podría llegar a necesitar después de lo que acababa de pasar y de lo que nunca se podría olvidar.

Agarró el cuchillo y rebanó una buena parte. Sirvió en un vaso leche, para después salir a acompañar en la sala a su madre. El primer bocado fue el mejor. Hasta Sandra estaba de acuerdo al probarlo ella también.

Soldier [j.b.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora