Capítulo 30.

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Preparó un café en cuanto bajó hacia la cocina. Eran más de las 11 am y Hailey aún no se despertaba. El ambiente en el piso de abajo era mayor que en el piso de arriba. Su sala siempre era un congelador en éstas épocas y por eso, ______ siempre bajaba con su pequeña cobija que escondía debajo de su cama.

Se sentó en el sillón de la sala con la taza humeante entre sus manos y prendió la televisión. Con el control, pasaba de canal en canal sin encontrar algún programa que pudiera entretenerla. Odiaba que Hailey tuviera el sueño más pesado que ella, ______ deseaba poder dormir aunque sea un poco más, pero nunca había sido buena para eso. Era madrugadora y sus ojeras que apenas aparecían debajo de sus ojos lo demostraban. Despertarse hoy a las once había sido una sorpresa, pero era solamente porque ayer habían llegado casi a las dos de la madrugada.

Paró de cambiar los canales cuando una película que ella conocía estaba. Tomó un trago de su café y se acomodó mejor en el sillón. El volumen estaba bajo para que Hailey no se despertara, su amiga odiaba que ella fuera tan ruidosa cuando estaba despierta. Por eso, lo primero que hizo al levantarse, fue tomar su cobija debajo de la cama, ponerse sus pantuflas y bajar.

Se levantó del sillón al terminarse su café y entró en la cocina, para servirse otra taza. Escuchó el motor de una motocicleta y se extrañó. Por lo que sabía, ninguno de sus vecinos tenía ninguna.

Dejó la taza sobre la barra de la cocina y caminó recelosa hacia la puerta. La zona en la que vivían no era tan segura, a veces, las pandillas llegaban en la madrugada, aventaban cualquier porquería a los jardines y ventanas de las casas. Cuando eso sucedía, _____ siempre se metía al cuarto de Riley para tranquilizarlo. Gracias a Dios su hogar nunca había sido un blanco fácil para los maleantes.

El timbre de su hogar sonó y _____ paró en seco su andar. Después, tragó saliva y abrió la puerta.

Y tan pronto como lo hizo, sintió que su espalda chocaba con violencia en la pared que tenía justo detrás. Cerró los ojos cuando unos labios se pegaron a los suyos con insistencia, dejándola sin aliento y con un leve dolor en donde su espalda se había golpeado.

Era diferente este beso que los anteriores. Contenía deseo, desesperación y perdón. ______ se dejó llevar y enredó los dedos detrás del cuello de aquél hombre. Sentía las lágrimas acoplarse debajo de sus ojos, pero no las dejó salir, tenía que disfrutar este momento en vez de ponerse a llorar.

No había corriente de aire entre ambos cuerpos unidos. ______ nunca había sentido tanta necesidad de estar pegada a un hombre como con él. Se pegaba a ella tanto como podía. Su pecho estaba apretado con el de él y casi no podía respirar. Su lengua estaba tomando control dentro de la boca del hombre. Sintió presión en su cintura, después esas manos bajaron hasta sus caderas, apretando y pegándola aún más hacia el otro cuerpo que emanaba insistencia y desesperación. Su corazón bombeaba con fuerza, sentía sus piernas flojas y sus músculos tensos por todo su cuerpo.

______ sentía todas las emociones del cuerpo de Justin. Sentía su corazón golpeando en su pecho aún más fuerte que el de ella. _____ arqueó su cuerpo para conseguir más fricción entre ambos que se necesitaban mutuamente tiempo atrás.

La necesidad de aire la hizo separarse de él antes. Sus labios pulsaban y seguramente estaban rojos e hinchados. Nunca en su corta vida, había besado a una persona por tanto tiempo sin respirar.

Al mirarlo a los ojos, _____ recuperó la compostura y su dignidad. Se enojó a pesar de que besar a Justin era lo que llevaba queriendo durante todo este tiempo. Los ojos miel de él brillaban con determinación y seguridad.

Esto no era justo para ella, se había dicho que había renunciado a él al momento en el que la mandó al diablo en su oficina hace un mes. De hecho, la había mandado al diablo primero en su cochera mientras arreglaba su motocicleta. Si volvía a hacerlo una tercera vez, _____ no creía poder superarlo.

Soldier [j.b.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora