A los tres días de que Justin regresó, _____ lo volvió a ver. Él no estuvo de acuerdo con la decisión de que se quedara en casa y se repusiera de la diferencia de horario, además, sabía que Cara quería tenerlo para ella sola mientras lo hacía. Cuando ellos se vieron en el aeropuerto, _____ volvió a soltar lágrimas por la forma en la que Cara abrazaba a su hijo, es como si ambas volvieron a estar en paz con su mente, por fin lo tenían de vuelta, sano y salvo.
Entraron a la pequeña tienda en donde vendían pinturas, aunque primero _____ quiso ver las tabletas de prueba. Para su habitación, estaba entre el azul marino o un beige claro. La mano de Justin no soltó la suya en ningún momento y _____ no quería que lo hiciera, porque entre más tiempo tuviera su tacto, más se convencía a ella misma que en realidad estaba a su lado.
Cerró los ojos, queriendo visualizar la cama, las mesitas de noche y la cortina para la ventana.
—¿Qué haces? —se burló Justin.
_____ volvió a abrir los ojos, sin quitar la vista de las tabletas de prueba con los colores que estaba indecisa.
—¿Cuál prefieres tú?
Justin se encogió de hombros, él no tenía ni idea sobre pinturas o decoraciones para el hogar.
—El que prefieras tú.
—Justin —se quejó—. Antes de irte dijimos que ambos haríamos esto. Si hubiera sabido que lo tomarías sin importancia, habría empezado yo desde un inicio.
—De acuerdo —puso los ojos en blanco—. Pero si al momento de pintar cambias de opinión, ya no te escucharé. Pintaremos con el color que elijamos hoy. Azul.
—¿Azul? —arrugó la nariz.
—Entonces beige —decidió por ambos al ver cómo _____ cambió de expresión.
—Si —fijó su vista en el color y sonrió de lado—. Si, el beige es perfecto.
Justin se abstuvo de hacer una mueca, no quería que _____ comenzara a molestarse. Estos siete meses le habían hecho completa justicia. Estaba más bronceada, su cabello había crecido y no estaba acostumbrado a verla con maquillaje, con el que se veía preciosa, sus ojos resaltaban más gracias a sus pestañas y admitía que ya había extrañado verla con sus abrigos. Hoy llevaba los labios pintados de rojo, que a Justin siempre le daban ganas de besarla cada cinco segundos. _____, como siempre, le quitaba el aliento.
—Ahora toca decidir el color de la sala —anunció mientras veía diferentes colores.
—El azul cielo me gusta —dijo él tomando la plaqueta.
Los ojos de _____ brillaron y asintió con la cabeza.
—Irán muy bien con la madera de la cocina. Vaya, ¿quién diría que serias bueno para esto?
Justin soltó una risa.
—La verdad escogí el color al azar, pero me alivia que te haya gustado a la primera.
Al tener los botes, ambos caminaron a la caja para poder pagarlos. _____ había separado en sobres tiempo atrás, sacó el presupuesto y por suerte quedaba un poco de dinero sobrante, que iría a sus ahorros. Antes de pagar, _____ recordó que no tenían brochas o rodillos para poder pintar las paredes.
Pagaron los botes de pintura y las brochas; fue Justin quien cargó las bolsas por la calle. Le tomó la mano, porque quería demostrarle a cualquier persona que pasaba a un lado suyo que _____ era suya. Por siempre.
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_____ se había vestido con una camisa blanca que hace mucho tiempo que no usaba, era holgada y le llegaba hasta la mitad de sus muslos, también tenía puestos sus pantalones deportivos con límite en su pantorrilla. Si iba a pintar, quería hacerlo cómoda y no le importaba si manchaba la ropa que traía puesta. Sabía que Justin estaba tan emocionado como ella por comenzar a pintar su departamento, se le notaba por la enorme sonrisa que mostraba desde el momento en el que entraron al lugar. Justin le había dicho que estos siete meses habían valido la pena y que no se arrepentía de la decisión que habían tomado juntos.
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Soldier [j.b.]
Fanfiction«Tu deber estaba aquí conmigo. No debiste volver. ¿Acaso no fui suficiente para ti?» Después de que Justin decidiera romper su promesa de no volver a sus servicios, _____ decidió dejar de esperar. Suficiente era con esperarle por 6 meses o hasta...