Capítulo 28.

4.5K 229 12
                                    

25 de Diciembre.

10 am.

Bajó las escaleras aún dormida. Cuidó de no tropezarse en las escaleras. Abrió los ojos cuando estuvo ya en la planta baja, se frotó los brazos por el frío y se acercó a Riley que estaba abriendo el regalo que ella le compró.

—¡Gracias, _____! —gritó con emoción mientras sostenía el videojuego entre sus dedos. Después se acercó y la abrazó con fuerza por el cuello. ______ sonrió.

—¿Te gustaron las blusas? —preguntó dirigiéndose a su madre.

Sandra tenía una taza de café entre las manos y estaba sentada en el sillón con las piernas cruzadas.

—Si, me gustaron mucho. Gracias hija —sonrió y ____ supo que decía la verdad.

Bien, ahora no tenía la preocupación de que Sandra se la fuera a poner solamente una vez para después dejarla hasta el fondo de su armario por años hasta que se deshiciera de la ropa. ____ se agachó por debajo el árbol de Navidad —que su madre siempre lo ponía— y tomó el regalo de Lina y Hailey.

Lina le había regalado un kit de maquillaje de Mac y Hailey un perfume Chanel que olía de maravilla. Subió a su habitación, dejó los regalos sobre la cama y volvió hasta el piso de abajo. Su celular vibró por encima de la mesa del centro. Leyó los mensajes:

¡Feliz Navidad, ______! Gracias por el regalo, me gustó mucho. Siempre sabes complacerme –H.

Rió al leerlo. Le contestó lo mismo sobre su perfume y leyó el siguiente, que era de Lina:

¡Feliz Navidad! ¿Cómo supiste que esos eran los labiales que quería? ¡Te quiero! –L.

Lo supo gracias a Jim. A él le regaló unos nuevos pantalones, los que tenía estaban siempre sucios y rotos. Él también le agradeció por un mensaje, disculpándose al final por no haberle regalado nada a ella, pero a _____ no le importaba mucho si recibía montones de regalos.

Su madre le regaló ropa y Riley un par de pulseras que ella se las puso desde que abrió el regalo. Sabía que su madre lo había obligado a comprar el regalo, era imposible que Riley supiera el gusto de ella. 

—Eh, _____, ahí hay otro —Riley apuntó hacia la esquina del árbol.

_____ se estiró y tomo la pequeña caja plateada de la que no se había dado cuenta. Miró ceñuda a Sandra y ella solamente se encogió de hombros.

—Llegó ayer por la tarde. Un mensajero lo trajo.

—¿De quién es?

—No dijo.

—Ábrelo —dijo Riley con extraña emoción.

—No tiene nombre —visualizó aún más confundida.

Sacudió la cajita y no se escuchó nada. La alejó con el ceño fruncido. Retiró el moño negro, la abrió y su boca cayó. Sacó de la cajita un collar plateado, tenía un dije en forma circular, que en los bordes, habían pequeñas incrustaciones de piedra color azul marino, y en el centro, era otra piedra de tamaño mediano color plateado.

—¿Quién te lo habrá dado? —Sandra estaba encima de su hombro viendo el collar de la misma manera que _____.

_____se encogió de hombros.

—Pónmelo —le dijo a su madre.

Sandra se lo colocó alrededor del cuello. Puesto se veía muchísimo mejor. _____ lo tomó entre sus dedos con una sonrisa. Después, tomó sus regalos y subió hasta su habitación. Guardó la ropa, el perfume y el maquillaje donde iban y se recostó en su cama.

Soldier [j.b.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora