Capítulo 44.

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Ella tenía la mirada perdida mientras caminaban por el centro de la ciudad. Por más que él tratara de encontrar sus ojos cada vez que la abrazaba a propósito ______ no cedía. Quería creer que era porque tal vez tendría una resaca por haber bebido con sus amigas el día de ayer pero Justin sabía que se estaba engañando a sí mismo, ______ tenía algo y le frustraba no saber. Por más que tratara de sacar conversación, ella se callaba la boca y apretaba sus labios, como si temiera que algún secreto saliera a la luz. ¿Qué había pasado ayer por la noche?

Le había marcado varias veces después de que ella le colgara, hasta se debatió en ir para asegurarse que no le había pasado algo, pero Justin sabía que a ______ no le iba a hacer ninguna gracia. Fue hasta en la mañana que le marcó a primera hora sin importarle si la había despertado o no. Lo único que quería era verla.

—______ —le tomó las dos manos y básicamente la obligó a sentarse en un banco—. ¿Qué te está pasando?

Ella volvía a tener esa mirada perdida.

—Nada Justin —trató de sonreír pero fue un intento fallido—. Creo que me estoy enfermando.

Justin estaba perdiendo el control, no le gustaba que ella le mintiera.

—No me mientas.

_____ lo miró a los ojos y a Justin le preocupó ver como se le inundaban de lágrimas. Como un rayo él acunó su rostro entre sus manos, limpiando con los pulgares las primeras gotas. Le dio un beso en la frente y se quedó callado, esperando a que por fin hablara. Sea lo que fuera él podría soportarlo si eso lograba calmarla.

—Justin —ella inhaló—. Tengo... tengo que decirte algo.

—Lo sé.

–Primero quiero que me prometas que no gritarás ni tampoco te vas a exaltar, ¿si?

—Por el amor de Dios —puso los ojos en blanco—. ¿Me engañaste?

Ella lo miró horrorizada y se alivió, aquello era lo primero que quería descartar.

—¡No! —_____ tomó hondo, temblando ligeramente de las manos y dijo—: Ayer... en el bar vi a...

Se atragantó con sus propias palabras.

—¿A quién?

No sabía por qué pero Justin comenzó a sentir como se le cerraba la garganta. Con que no fuera...

—Yo... yo no tenía ni idea que era él Justin hasta que me dijo su nombre —se tapó la cara con las manos—. La forma en la que me miró y cuando me sujetó para no caer...

—¡Dilo! —exigió perdiendo totalmente la paciencia.

—¡JAYDEN! —gritó.

Su chica lo había visto y por lo que le dijo la había tocado. Su respiración se hizo irregular, se encontraba totalmente fuera de sí, no sabía qué decirle a _____ y mejor se alejó de ella.

—¡Maldita sea! —dijo en un grito ahogado—. ¡Mierda, mierda, mierda!

Quería buscar cualquier pared, cualquier superficie plana, lo que sea que pudiera golpear. Todo esto era muy jodido, Justin pensó que la vida le estaba regresando todo lo que había hecho gracias a ese bastardo. ¿Por qué, de entre todas las personas que se pudo encontrar, tuvo que haber sido Jayden? La miró con los ojos seguramente llenos de enojo como nunca antes porque ______ se encogió en la banca.

—Te dije ______, maldita sea te dije que dejaras de ir.

—¡Tú no puedes decir que puedo o no puedo hacer!

—A mí me importa una mierda lo que me digas —gruñó—. No volverás a ir y no me contradigas.

—No.

Le parpadeó estupefacto.

—¿Qué?

—He dicho que no —las lagrimas habían parado—. Él ni siquiera sabe que te conozco.

–Me importa una reverenda mierda si lo sabe o no, ¿no te das cuenta? ¿No te das cuenta que si Jayden nos ve juntos, si me ve A MÍ, pueda hacernos algo¿

—Justin...

—No —dijo en voz grave levantándole la mano para que se callara—, no me cuestiones ni tampoco me contradigas. Tú no conoces al bastardo como lo conozco yo.

—Lo sé, lo sé, pero...

—He dicho que no ______. ¿Lo haces a propósito? Sabes lo que significas para mí, lo que representas en mi vida y quieres seguir yendo a un lugar donde te lo vas a encontrar.

—Yo no he dicho que...

—Cállate —interrumpió más enojado y ella lo miró dolida—. _____ tú eres todo para mí, eres la persona que me mantiene cuerda, que tenga los pies sobre la tierra, me haces bien, me haces creer que soy una buena persona cuando en realidad no lo soy. Créeme nena cuando te digo que si Jayden lo sabe, utilizará esa debilidad en mi contra.

—¿Soy tu debilidad?

Justin asintió sonriendo a medias.

—Pero sobretodo me haces fuerte, nena.

Pero era como si no lo escuchara, Justin sabía que _____ era la persona más necia que había conocido al igual que testaruda. Él mejor que nadie sabía que nadie le podría llegar a prohibir algo a ella. Sólo rogaba con todas sus fuerzas que Jayden la olvidara y no la buscara más aún cuando la viera de nuevo en el bar.

Aunque aquello no significaba que Justin no llegaría a hacer todo lo posible para mantenerla a ella alejada de ahí, si se le acababan las excusas inventaría otras.

—¿Sabes que no me puedes prohibir nada, verdad? —ella lo miraba con ojos inocentes aunque los tuviera rojos por haber llorado.

Justin se frotó la frente, a veces le desesperaba lo inocente que ______ podría llegar a ser.

—Pero sé que siempre te voy a proteger. Sólo prométeme o al menos has el intento de no frecuentarlo tanto, por favor.

Vio como ella lo pensaba durante unos instantes hasta que por fin cedió.

—No creo que lo haga, pasará mucho tiempo antes de que vuelva a ir al bar. No tengo mucho tiempo libre ya.

Justin se dijo para sus adentros: él le quitaría todo el tiempo libre que quisiera ella tener con tal de alejarla de ese lugar. 

Soldier [j.b.] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora