Capítulo 3

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Hoy es el cumpleaños 85 del abuelo Aleksander, y sí, el nombre de mi hermano es en su honor.

A pesar de su edad es una persona muy activa, de vez en cuando se da sus rondines, como él le llamaba, a la empresa para ponerse al tanto y para ver a sus trabajadores.

Todos los empleados de la empresa siempre le han tenido un gran aprecio. Cuando la abuela falleció se deprimió tanto que años después decidió cederle la dirección a mi padre.


Como de costumbre ese día fuimos todos a cenar, cantarle feliz cumpleaños al abuelo y regalarle algunos presentes.

-Las personas que están en esta mesa son mi mejor regalo, nunca he pedido más que esto, bueno, solo falta...- Hubo una ligera pausa y sus ojos se cristalizaron, no hacía falta que lo dijera, todos en esa mesa sabíamos perfectamente a quien se refería. Mi abuela Agnes, yo no la conocí, cuando nací ya había fallecido, pero la forma en que mi padre y sobre todo mi abuelo se expresaban de ella me hacía saber que había sido una gran mujer y no cabía duda de que mi abuelo aún la amaba.

Esta era nuestra celebración familiar ya que el fin de semana mi madre Lena organizaba una fiesta, obviamente  llena de excentricidades y lujos acorde al estilo de mi madre. A pesar de que el abuelo renegara sabía que no podría detenerla.

Cada año organizaba la fiesta en salones de gala o restaurantes de lujo, pero en esta ocasión el abuelo no iba a acceder a la fiesta a menos de que fuera en su casa o de lo contrario y según sus palabras "es en esta casa o no hay fiesta, tú decides Lena" así que mi madre cedió.

A pesar de que mis padres ya hace tiempo no estaban juntos no se habían divorciado. En público aparentan, pero en privado cada uno hace lo que le plazca.

Nunca entendí bien porqué hasta ahora no se habían divorciado, aunque al parecer la relación para ellos funcionaba. 

Mi madre siempre se las ingeniaba para estar libre en esta fecha y organizar la fiesta de cumpleaños del abuelo, a decir verdad, no es que el abuelo y mi madre se quisieran mucho, más bien se toleraban, y el abuelo siempre dijo "que quien fue alguna vez familia, siempre lo sería" y a mi madre le encantaba organizar este tipo de eventos.

Mi padre vive en casa con el abuelo. 

En esta enorme casa no sólo crecimos mi abuelo, mi padre, Alek y yo, sino varias generaciones Lehmann.

Está de más decir que a esta casa le guardo un gran cariño, algunos de mis mejores recuerdos están aquí. 


Mi madre nos pidió estar puntuales y presentables en la cena ya que se encontraría ni más ni menos la crema y nata de la alta sociedad alemana, como era de esperar.

Me quedé en casa del abuelo desde un par de días antes para no presionarme con los tiempos y siempre que estaba aquí me quedaba en mi antigua habitación. Aún hay algunos trofeos y reconocimientos.

El abuelo desea que solo nosotros y nadie más que nosotros nos deshagamos de nuestras pertenecías y a pesar de que yo no era tan aprehensivo con cosas materiales, me encantaba llegar a esa habitación y rememorar buenos momentos y todo en esa habitación de alguna u otra forma me ayudaba.


La casa es un ajetreo de ir y venir de personas, entre el catering, meseros, floristas, personal de limpieza, músicos, todos citados desde temprano para coordinar y que todo este en orden.

Sí había algo que mi madre sabía hacer era fiestas, era especialista en ello y no escatimaba.

Llegó la hora, ya todos listos recibiendo a los invitados.

Toda una vida. (Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora