Capítulo 58

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Tomo una bocanada del aire de la ciudad de México.

Por ahora solo hay una cosa que tengo en mente en estos momentos, comer tacos.

Dejo mis maletas en la paquetería del aeropuerto y me dirijo a una taquería cerca de ahí.

-Buena día, una de pastor con todo por favor- solicito

-Claro güerita ¿y de tomar? - "Güerita" sonrió con algo de tristeza al escuchar ese apodo, así es como le decía a Noah.

Al cabo de unos segundos llega mi orden y se me hace agua la boca, no hay como unos buenos tacos para curar cualquier mal. 

Preparo mi taco con cilantro, cebolla, limoncito, salsa y pa'dentro. Mmmm saben de lujo, preparo el segundo y comienzo a llorar. 

Ya me había aguantado casi 20 horas y todo se junta. Estoy en mi país comiendo unos ricos tacos, pero no estoy con Noah ni con Agnes, mi familia, aunque sé que les alegrará verme se decepcionan un poco.

Limpio la nariz. Le doy un trago al refresco y noto que todos los comensales me miran raro, rio al ver sus expresiones han de pensar vieja loca, y sí lo soy, dejé lo mejor que me ha pasado en la vida, así que los ignoro y me preparo otro taco entre sollozos.

-¿Regresando a México güerita?- pregunta el mesero

-Sí- respondo con la boca llena

-Pos bienvenida, y llore todo lo que quiera que es bien gacho estar lejos de su país.

-Gracias.

Vaya que si lloro. 

Lloro, rio y como, trato de tranquilizarme para no atragantarme y morir ahogada. Ya me imagino el titular "Murió ahogada mientras comía un taco".

Termino de comer agradeciendo al mesero quien me regala un abrazo que me sabe a gloria. Necesitaba esta hospitalidad mexicana que te hace sentir querido en cualquier lado y no, no es como que en Alemania me tratarán mal, pero no son tan afectivos como en mi México.

Reviso el celular desbloqueando un numero solo para percatarme de que no la está pasando nada bien. Miles de llamadas y mensajes de los cuales no abro ninguno. Para qué echarle más sal a la herida. Confío en que pronto Noah estará bien.

Regreso al aeropuerto para tomar el vuelo con destino a mi ciudad y aún no pienso en la escusa que le daré a mi familia del porqué estoy aquí, así que tocará improvisar.


-Sorpresa!!- grito al llegar la casa de mis papás y todos se quedan ahí prados viéndome como si fuera una aparición o algo así.

-Sí quieren me regreso- tomo mis maletas y me dirijo a la calle.

-Nooo Lucía- gritan -Sí que es una sorpresa, pero ¿por qué no nos dijiste nada?

-De eso se trataba

Nos abrazamos y solo me justifico mintiendo con que terminé el curso antes de tiempo y por eso mi regreso. Se quedan conformes con mi respuesta y no volvemos a tocar el tema en el resto del día, aunque creo me conocen y medio se imaginan que es mentira lo que digo.

Desempaco dándoles unos recuerdos que les traje y me voy a dormir.

Días después aparece mi amigo el insomnio acompañada de su fiel acompañante la ansiedad. Noches de llanto se apoderan de mi, mientras mi cabeza solo vuela a miles de kilómetros y a pesar de saber que allá están mejor no puedo evitar sopesar lo que pudo haber sido. 

Toda una vida. (Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora