Capítulo 8

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Metí todas las maletas al taxi e indiqué la dirección. En el camino no hablamos y yo me siento realmente mal.

Al llegar al hotel pedí las habitaciones mientras un botones nos apoyó con el equipaje y encaminándonos a los elevadores. Ya ahí se sentía una tensión, o tal vez era yo quien la sentía.

Estaba apenado por lo que pasó, pero hay algo en mí que no quiere alejarse de ella.

Es extraño.

De pronto estaba contemplándola y pensando en lo que había pasado desde que la conocí y en lo que sentí cuando tuve su cara entre mis manos. Sus enormes ojos y esos labios carnosos.

Algo en mi se despertó al tocarla, solo que ahora había un problema.

Anhelo sentirla. Quiero que esos ojos me vean. Quiero besar esos labios. Quiero tenerla y sí, la deseo, la deseo tanto, no me preguntes porqué. No soy el típico tipo que se tira a cuanta mujer se le pasa por enfrente, pero vamos que está chica es fuera de lo común. Hay algo que me atrae a ella, no se sí es esa chulería que tiene al hablar de cualquier cosa, hace muchos ademanes con las manos y realmente disfruta cuando habla de algo que le apasiona, o tal vez sea ese carácter que se carga, mira que ponerse al tú por tú con dos personas y someter a un tipo que sin rechistar podría haberle propinado un golpe.

En mis labios se dibujó una sonrisa rememorando mientras observaba su frente roja sintiéndome realmente culpable, aunque la verdad parecía que a ella ni siquiera le dolía e incluso con la frente roja se veía hermosa.

Pero mira que parezco un adolescente cachondo acosador. Hace apenas unas horas que la conozco, menos mal que no puede escuchar mis pensamientos.

El elevador timbó anunciando la llegada a nuestro piso he hizo despabilarme.

Junto con el botones la acompañamos hasta su habitación. Tengo que disculparme.

-Debe de haber un botiquín- señalé hacía adentro de la habitación mientras el botones salía del cuarto y le daba mi tarjeta para que dejara mi equipaje en la habitación continua –Descansa, hasta mañana- fue lo único que logré decir.

Ni siquiera me pude disculpar, tengo que hacerlo, pero simplemente no sé cómo.

-Creo que algo de hielo es lo que ayudaría– respondió y yo solo regrese el comentario con un gesto.

Me disponía a partir cuando me detuvo del brazo y ahora me siento peor.

-Hey, tranquilo, fue un accidente y no es nada de gravedad, descansa y nos vemos mañana- se paró de puntas apoyándose en mi brazo y me dio un beso en la mejilla.

-En verdad que lo siento...- de verdad que sí -tal vez podría ayudarte a tratar ese golpe- sé que era un beso de despedida, ¿o era una invitación? ¿o tal vez lo imaginaba? O tal vez eso quería creer.

Sentía mis latidos en los oídos y mi respiración estaba agitada, ¿estoy nervioso o excitado o las dos?

-Mmm está bien- dijo sonriendo.

Entré a su habitación buscando el botiquín que encontré en el sanitario.

Al salir ya estaba sentada en la cama así que acerqué un sillón y poniendo el botiquín en la cama saqué un par de gasas y agua oxigenada.

Se quejó cuando pasé la gasa, tenía un ligero raspón y le había ardido, acerqué mis labios y soplé ligeramente en la herida.

Bajé la mirada para ver esos hermosos ojos y los sorprendí viendo mi mano derecha que posaba sobre la cama tomando su mano.

Mi mirada se posó en sus labios y la de ella ya estaba en los míos. Con ambas manos tomé su cara, acaricié su mejilla pasando mi dedo pulgar por esos labios carnosos y la besé.

¡Dios! ese beso fue mucho mejor de lo que imaginé.

Su lengua entrelazada con la mía fue exquisita.

Mi mano cubrió su cintura y la acerqué quedando a horcajadas sobre mi sentado en el sillón.

Mis labios desean seguir apoderándose de los suyos, pero también ansían probar todo así que bajan a su cuello y mis manos se deshacen de un ligero suéter dando paso a unos maravillosos pechos escondidos en un sostén.

Tomándola fuerte con mi brazo enredado en su cintura me impulso del sillón hasta quedar de pie con ella entre mis brazos que me aprisiona con sus piernas en mi cintura y el deseo de ambos es inminente.

Mis manos masajean sus nalgas subiendo y acariciando su espalda deshaciéndose de su sostén que vuela directo al suelo, levanto mis brazos y se desase de mi suéter y camisa interior casi sin separar nuestros labios que ya se encuentran hinchados.

La sensación de sus senos sobre mi pecho es electrificante y a pesar de que sus besos son delicados, tienen ese gramo de seducción que te hace pedir más.

La llevo a la cama y la recuesto observándola de pie y la vista es espectacular.

Sin dejar de mirarla me deshago de mis pantalones siguiéndole el bóxer y dándole paso a mi miembro erecto listo para ella. Apenas unos cuantos besos y caricias y ya me ha puesto a mil.

Siento como la cama se hunde con mi peso, mientras poso mi cuerpo desnudo sobre el suyo con cuidado cubriéndolo por completo. Soy muy alto a comparación de ella, pero me guío hasta quedar frente a sus ojos.

-Hola- digo mientras veo esos hermosos ojos los cuales beso seguidos por su nariz, un más en sus labios, su barbilla, su cuello dando un mordisco en sus hombros que hace que suelte un ligero gemido.

Bajo a sus pezones para saborearlos, los lamo y degusto a mi antojo mientras sus manos en mi cabeza me dicen que disfruta lo que hago.

Mis labios tocan su abdomen y me dirijo a deshacerme de esos jeans y sus pantaletas.

Beso su monte de venus mientras uno de mis dedos explora su humedad. Está tan mojada que a mi dedo no le cuesta nada entrar. Veo como se mueve y se muerde el labio inferior con la invasión.

Mi pulgar se mueve a su clítoris masajeándolo haciendo que suelte ligeros gemidos que tomo ahogándolos en mis labios.

Mi dedo abandona su humedad y mis manos suben recorriendo sus piernas, sus nalgas, sus caderas hasta llegar a sus pechos, los tomo con ambas manos y son perfectos para ellas.

Agarro fuerte sus caderas y abre sus piernas para recibirme haciéndolo lento y de a poco, dejando escapar un ligero gemido de nuestras bocas, pero noto algo de incomodidad así que me detengo, sin embargo, con sus manos en mis brazos me pide que entre por completo y consiente afirmando con la cabeza.

Le doy lo que me pide y su gemido es más fuerte. Su vagina está estrecha y aprisiona mi miembro al tiempo que entro una y otra vez mientras sus uñas se clavan en mis brazos y sus piernas enroscadas me piden más.

Moviéndonos cada uno en busca de más placer la levanto de la cama sin salir de ella la siento sobre mí para que tome el control, y vaya si lo hace. Entra y sale una y otra vez robándome jadeos llenos de placer sintiendo sus paredes alrededor de mi miembro que pide a gritos la liberación.

Aferrado con una mano a sus caderas veo en su cara que está por llegar, y yo siento que voy a morir de placer ya que no se aleja de mi pecho y es maravilloso ver sus expresiones al disfrutar de un maravilloso orgasmo removiendo las caderas empalándose en mi miembro las veces que le apetece.

Y como si supiera que la estoy contemplando abre sus hermosos ojos con las pupilas dilatadas y brillosas y sus labios, esos labios carnosos me regalan una hermosa sonrisa. Al verla me dejó llevar por el clímax del momento encajando mi cabeza en su pecho y abrazándola.

La aprisiono fuerte mientras mi cuerpo disfruta de esta maravillosa sensación carnal para después relajarse en el limbo recuperando la respiración.

Aun abrazado a ella puedo escuchar sus latidos y es tan cálido que me dejo caer en la cama con ella sobre mí. Mis manos no se pueden quedar quietas y recorren su cuerpo paseándose de aquí para allá.

Nos quedamos en esa posición no sé por cuanto tiempo hasta quedar dormidos entre el revoltijo de las sábanas.

Toda una vida. (Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora