Capítulo 32

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Lucía regresa a trabajar con Alek. Agnes sigue en la guardería así que por los horarios no nos preocupamos, aunque sí lo hago cada vez que la llevamos, cada mañana les es difícil separarse. Es mi hija biológica pero parece que lo es más de Lucía.


-Hoy saldré con Winnie, desde que llegué no nos hemos visto, quiere presentarme a su nueva conquista.

-Que bien, yo llegaré tarde, un futuro socio viene de Rusia e iremos a cenar, no tengo tantos ánimos, pero es importante.

-Ok, entonces le mando msj a Ida, ojalá se pueda quedar con Agnes o ¿llamamos a una nana?

-Ojalá Ida no tenga problema, sino llamamos a una nana.

-Ok, nos mensajeamos.

-Claro.

-Te amo güero.

Tengo un día muy ajetreado con la visita de este futuro socio, llega mucho después de la hora acordada, pero por fortuna nos entendemos y llegamos a un acuerdo. Nos vamos a cenar y propone cerrar el acuerdo yendo por unos tragos a un club que le recomendaron, no tengo tantos ánimos solo quiero ir a casa y como recuerdo que Lucía llegará tarde acepto.

De camino al club tomo mi celular y tecleo para avisarle. No es obligación, simplemente deseo que sepa dónde me encontraré.

"Iré por uno trago, llegaré un poco tarde. Te amo".

Su respuesta no demora en llegar.

"Diviértete. Te amo". – Lucía


-Esa sonrisita o es por una aventura o por estar enamorado- comenta Andrey.

-Creo son las dos- confirmo.

-Eres de los míos, ¿tú mujer lo sabe?

Sé a qué se refiere Andrey, pero no soy ese tipo de hombre.

-Eso espero, en mi caso la aventura y el enamoramiento se deben a una sola mujer.

-Vaya, pues que afortunado, yo no he podido encontrar ni uno ni otro en ninguno de mis cuatro matrimonios, esperemos el quinto sea el bueno- comenta a modo de mofa.

Llegamos al club directo a una de las mesas vip con unos tragos de cortesía. 

La charla es amena. Andrey es un tipo agradable y por lo visto un casanova innato, chica que pasa por nuestra mesa, chica que devora con la mirada y ellas no se le resisten. 

Me parece algo increíble que ya vaya por su quinto matrimonio ya que es solo unos años mayor que yo, dedujo que sus matrimonios no han durado más que un año o incluso menos.

Llamo al mesero y le pido llevar unas bebidas a una mesa que se encuentra al fondo, es para un par de parejas, solo que hay un detalle, una de las chicas debería de estar conmigo y no con ese tipejo que le coquetea, pero ella no le da paso y desde mi mesa veo como lo rechaza y rechaza, su enojo va en aumento y yo no quisiera ser él en unos minutos.

El mesero llega a su mesa con mi pedido y señala indicando de parte de quien son los tragos de cortesía, veo como el tipejo levanta la copa y me agradece ¿qué? Pedazo de idiota no son para ti. Pero unos hermosos ojos cafés me miran con una sonrisa y después se dirigen al tipejo con desagrado, ambos sonreímos.

La preciosa chica se levanta dirigiéndose hacia mí pero veo que una mano se cuela por su cintura, bueno se colaba, porque en milésimas de segundos la mano ya está retorcida detrás de la espalda de este. No puedo evitar reír.

¡Esa es mi chica!

Sigue avanzando hasta llegar a mí y posa un beso en mis labios.

-Ahora veo a qué te referías Noah, así que ella es tu mujer- este es Andrey que después de no sé cuánto tiempo regresa del sanitario.

-Hola, mucho gusto soy Lucía- saluda con la cabeza -Los dejo, diviértanse.

-Mucho gusto Lucía, soy Andrey, sí gustas nos puedes acompañar

-Gracias, estoy con unos amigos y no pretendo molestar- responde Lucía.

-No es molestia, creo la compañía femenina nos haría bien ¿no crees Noah?

No me gusta el tono y la manera en que ve a Lucía, soy hombre y conozco muy bien esas tretas, estoy a punto de contestarle, pero Lucía se me adelanta.

-Muchas gracias, pero la única compañía masculina que quiero es la de Noah y no justamente aquí- dice mirando el lugar para después girarse y besarme salvajemente, sí, salvajemente dejándole en claro las cosas a Andrey.

 -Un gusto Andrey. Conduce con cuidado, te veo en casa- me dice antes de marcharse.


En todo el camino no dejé de pensar en ese beso de Lucía, me puso a cien, verla ahí tan sexy, segura de sí misma, defendiendo nuestra relación, joder, el camino se me hizo eterno.

Llego a casa, tiro mis cosas en la entrada sacando los zapatos para no hacer ruido.

Lucía debe de estar despierta no hace más de media hora que salió del club. Eso espero sino tendré que imaginarla en mi mano, un baño de agua fría y a dormir.

Me dirijo a las escaleras, pero me percato de una luz en la cocina, voy allá y ahí está el amor de mi vida llenado un vaso con agua.

-Hola ¿cómo te fue?

-¿Ida sigue aquí?

-No quiso quedarse, Hans la llevó a su casa

-Perfecto.

Tomo sus manos retirando el vaso con agua y las llevo hasta mi miembro. Está duro como una roca.

-Me vuelves loco preciosa, esto es lo que has provocado ¿sabes cuántos altos me pasé por tu culpa?- susurro a su oído dando un mordisco a su ojera y paseo mi lengua por su cuello.

Sus manos aprietan mi miembro para después subir a desabrochar y deshacerse de mi camisa. Quito mis pantalones y bóxer mientras veo como sube el camisón que lleva dejando a la vista esos hermosos pechos. Siempre duerme sin sostén. Baja sus pantaletas quedando desnuda frente a mí.

Me voy directo a ella cargándola y dejándola sobre la cubierta de la cocineta besándonos desesperadamente. Puedo sentir mi miembro en la entrada de su humedad listo para ella. Bajo hasta su clítoris y mis dedos ahondan en su vagina mientras sus fluidos chorrean por mi mano.

-Espera preciosa, sujétate fuerte- indico entrando en ella una y otra vez con fuerza sin dejar de verla por sí me estoy sobrepasando, pero con la mirada me hace saber que no, al contrario, sus piernas se enredan aprisionando mis glúteos.

Puedo escuchar con cada acometida el sonido que hacen sus nalgas cuando se levantan y rebotan en la cubierta. Sus brazos comienzan a flaquear y la tomo de la cintura apoyándola.

-Aguanta preciosa.

Sus gemidos avivaban mi ferocidad, quiero poseerla salvajemente, quiero que recuerde por siempre este encuentro y sé que lo he logrado cuando suelta un gemido seguido de un grito de liberación.

-Sí preciosa, así- sigo entrando y saliendo de ella para que fuera más largo y placentero trazando círculos con mis caderas.

Me acercó a ella uniendo nuestras frentes, me mira, sonríe con ese sonrojo en sus mejillas y me corro dentro de ella.

¿Es esto posible? 

¿Es posible que alguien con una mirada tenga el absoluto control de todo tu cuerpo? Creo que sí, y lo acabo de comprobar.

-No creo que me pueda poner en pie- dice y rio

Yo tampoco creo tener tanta fuerza, pero aun así y dentro de ella la llevo en brazos hasta nuestra habitación y le hago el amor de nuevo, ahora con mimo, con tiento, ya habrá tiempo para otros encuentros feroces. 

Toda una vida. (Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora