Prólogo

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Noah.

Muchos años después.


Nuestras hijas han crecido sanas, hermosas y lo más importante, felizmente amadas.

Agnes estudió danza. Ahora mismo se encuentra de gira por varias ciudades en diversas partes del mundo. Vivió varios años en México, tierra que su madre tanto ama y ahí conoció a Rubén, quien también es bailarín. Se casaron y nos han hecho abuelos de una hermosa niña que es afortunada en llevar el nombre de la mujer que amo. No tienen un lugar fijo ya que se la pasan de aquí para allá, pero según Agnes, su hogar es cualquier lugar, siempre y cuando esté con Rubén y Lucía. No sé a quien me recuerda cuando dice esas palabras.

Natalia en cambio decidió seguir mis pasos. Lucía dice que se parece tanto a mi ya que siempre anda de traje sastre, tan hermosísima que hasta parece una modelo. Por ahora se encuentra a cargo de las empresas junto con mi padre quien es su guía en los negocios. Según ella, en sus planes no figura tener pareja, por ahora, porque la hemos visto muy sonriente con uno de los empleados de la automotriz. Ya veremos qué pasa.

En cuanto a mi hermano, recuerdo que en más de una ocasión mencionó que su corazón era demasiado grande para compartirlo solo con su esposo Jonás, así que se lanzaron a la aventura de médicos sin fronteras y se establecieron en Kenia. Fundaron un refugio para familias desplazadas que a su vez también apoya a madres solteras y niños huérfanos, bueno ya no son huérfanos, Alek y Jonás ahora son sus padres y tutores.

Gris la hermana de Lucía se graduó de administración y ahora con la ayuda de su marido llevan la contabilidad de varias empresas ya que abrieron su propio despacho. Alfredo, su hijo se especializó en ingeniería industrial y Natalia lo contrató en la empresa de la ciudad vecina donde creció Lucía y ahora es el gerente de esta.

Mariana siguió su pasión por la enseñanza y continua dando clases, solo que ahora en la universidad de la ciudad de Guanajuato. Vive con Daniel y a pesar de que siempre recalcó que no era nada serio, pues ya tienen juntos 19 años. Ahora me pregunto ¿después de cuánto tiempo se considera algo serio?

El abuelo Alek y los padres de Lucía ya no están físicamente con nosotros. Su partida nos dolió mucho, pero somos conscientes y afortunados de las enseñanzas que nos dejaron y del tiempo que compartieron con nosotros. Tienen un lugar muy especial en nuestros corazones y siempre están presentes en nuestros pensamientos.

Winnie, la mejor amiga de Lucía es madre de 3 niños y 1 hermosa niña. ¿Quién lo iba a decir? Sigue siendo sumamente feliz con aquel chico y Lucía disfruta mucho ver su faceta de madre. Siempre que tienen oportunidad hablan por horas y horas poniéndose al día.

Por un tiempo continuamos trabajando, Lucía en su amada fotografía y yo en las empresas. Años después ya con Agnes y Natalia en la universidad decidimos venirnos a vivir a Oaxaca. Cuando Lucía estuvo aquí, vine en su búsqueda pero ella se enteró de eso mucho después, así que decidimos darle a este lugar esa oportunidad que aquella vez dejamos pasar.

Compramos una casa pequeña de solamente una planta con un par de habitaciones, pero con un enorme jardín, y a unos pasos, la hermosa playa.

Hoy es mi cumpleaños y todos, absolutamente todos han venido a casa.

A cualquier lugar que se dirija mi vista me sorprendo de lo afortunado que soy. El amor por nuestras hijas, por nuestra nieta, por nuestros hermanos, por las nuevas familias que se ganaron mi corazón, amor por los amigos que se volvieron familia, por los seres que ya no están y por supuesto, amor por mi mujer.

Todo mundo ya duerme plácidamente, mientras unos lo hacen en las habitaciones, otros en los sofás, pero la mayoría, descansa, o por lo menos lo intenta en camas improvisadas en el suelo.

-Lucía- susurro al oído de mi mujer intentando persuadirla.

-Nada. Esto ya lo hablamos- contesta obligándome a callar -Como diría Borges, desde que te conocí mi tiempo se mide así contigo o sin ti -  responde tomando con fuerza mi mano y salimos de casa tomando asiento uno al lado del otro sobre el columpio que decora el patio trasero mostrándonos una de las vistas más hermosas que he visto en mi vida, claro, nada comparada con la belleza que tengo a mi lado.

De la bolsa del pantalón tomo el par de jeringas ya listas. Mientras intento destapar una de ellas con el sonido sereno del mar inunda nuestros oídos, pero los nervios me ganan cuando la jeringa resbala por mis manos yendo directo al piso de madera que retumba cuando esta se estrella.

Lucía es quien se pone de pie levantándola, después tomar asiento y la destapa fijando sus ojos en mi y afirmo con la cabeza para después sentir el pinchazo en mi brazo sintiendo como el líquido entra en mi cuerpo. 

-Tu turno- dice dejando la otra jeringa en la palma de mi mano la cual tomo y hago lo mismo enterrándola en su brazo dejando que el líquido fluya.

Lleva sus piernas sobre las mías sin dejar de mirarme y sonriéndome, gesto que devuelvo haciendo exactamente lo mismo. Observo esos hermosos ojos cafés de los que me enamoré y los beso por última vez, acaricio su rosto y beso sus labios respondiendo con la misma vehemencia de siempre y después ella repite mi acción besando mis ojos y mi rostro.

-Te amo preciosa. Siempre lo hice y siempre lo haré- confieso.

-Lo sé- afirma -¿Sabes por qué los sé?- niego con la cabeza y limpio las lágrimas de sus ojos -Porque yo también siempre lo he hecho, desde aquel día en que chocamos en México. Desde aquel día que me invitaste a cenar. Desde esa noche en que hicimos el amor. Desde aquellos dos días en que me hiciste madre. Siempre lo he hecho y por eso es por lo que en cada uno de esos momentos te he amado. Te amo mucho Noah Lehmann.


Hace unos meses me diagnosticaron cáncer de tiroides, pero el muy canijo hizo metástasis a los pulmones, hígado y huesos.

Lucía y yo teníamos un trato, bueno, fue ella quien hizo el trato, yo por más que insistí no logré persuadirla, ya la conocen.

No quise someterme a ningún tratamiento por lo avanzado de la enfermedad y como según las palabras de Lucía yo no sobreviviré sin ti, decidimos partir juntos. Así que hicimos hasta lo imposible porque todos estuvieran aquí y hoy fue nuestra despedida con los seres que amamos. 

Lo mejor de todo es que siempre fue reciproco. ¿Sabes cuantas personas pueden decir algo así? 

Fuimos muy dichosos al ser amados por las personas que amamos y lo mejor de todo es que Lucía y yo tuvimos la suerte de encontrarnos en esta vida, compartir gratos momentos juntos, celebrar nuestros logros, aprender de todas las experiencias vividas  y sobre todo, de amarnos.

Tuvimos la suerte de ser hijos, hermanos, esposos, amigos, familia, padres y hasta abuelos.

Formamos una familia y construimos un hogar.

Fue una buena, que digo buena, una maravillosa vida.

Amamos, reímos, lloramos, cantamos, bailamos, vivimos y aun aquí, así en estos instantes, somos inmensamente felices.

Si es que hay otra vida espero encontrarme de nuevo con Lucía. 

Los años que compartimos aquí no fueron suficientes, así que sí, espero haya otra vida donde nos podamos encontrar con las personas que amamos y especialmente donde Lucía y yo podamos seguir volando libres, uno al lado del otro.


Los ojos de Lucía hace un instante que se han cerraron para siempre, y los míos están a punto de hacerlo, pero lo harán con la certeza de partir de este mundo junto al amor de mi vida.

Tal cual como lo prometí mi último suspiro fue para ella.


Que nuestra libertad dure lo que dura la eternidad, siempre uno al lado del otro, amándonos.



Toda una vida. (Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora