Capítulo 73

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Noah.

Años después.


-¡Arriba papá!- me despierta el grito unísono de mis hijas. 

Agnes y Natalia brincan en la cama mientras Lucía entra a la habitación con un plato de panqueques en sus manos. Tiene chochos de colores por todos lados, el betún no es uniforme por ningún lado y tiene un letrero hecho a mano que dice Bienvenido papá.

-Nosotras lo decoramos, ¿te gusta?- pregunta Agnes cuando ve mis ojos clavados en el platillo. 

¿Qué sí me gusta?

-Es lo más hermoso que he visto en mi vida, ¡gracias!- las abrazo y casi me las como a besos. Las amo.

Doy una mordida embarrándome de betún y busco dejar un beso en las mejillas de mis hijas, pero estas corren huyendo de mi ataque por lo que Lucía es quien termina lamiendo un poco del betún que ha quedado en mis labios para después besarme como solo ella sabe hacerlo. Con cuidado para no tirar el panqueque enredo mi brazo con su cintura y respondo el beso.

-Bienvenido- saluda casi sin separarse de mis labios y relame los restos. 

Bajamos a desayunar y hoy es mi turno de llevar a las niñas a la escuela. Lucía se asoció con Alek y abrieron otra agencia de publicidad y afortunadamente tienen mucho trabajo.

-Hola Noah Lehmann- mi flamante esposa rodea mi cuello con sus manos y sus labios me regalan un candente beso mientras las niñas entran en la cocina y se unen al abrazo.

-A comer todos- indica Lucía cuando termina el abrazo y se encamina poniendo un palto con fruta para mi.

-¡Mamaaaá!- gritan a mi lado mientras tomo asiento en uno de los bancos.

-Mamá nada Agnes, a comer que después se les hace tarde y les cierran la escuela. Natalia deja de jugar con los cubiertos y come.

Mis hijas buscan apoyo con la mirada, pero solo subo los hombros en señal de que no puedo hacer mucho y mejor llevo fruta a mi boca.

En cualquier dirección que mire circula el amor. 

Me encanta mi vida. 

Amo a mis mujeres. 

Amo a Lucía. 

Después de casi dos semanas fuera extrañaba tanto estas mañanas.

-Me voy, tenemos una cita temprano- expone Lucía besando la frente de Natalia, Agnes y después la mía -coman todo y pórtense bien- las niñas solo asienten. 

Toma un panque en el camino y llego junto a ella hasta la sala donde le apoyo con sus cosas y la acompaño hasta el auto. Abro la puerta del piloto, pero antes de entrar al auto lleva su mano hasta mi nuca inclinándola directo a sus labios y me regala un beso entrelazando su lengua con la mía. Mis manos de inmediato buscan su cuerpo atrayéndola a mi y respondiendo su beso.

-Apura a esas niñas que luego hacen lo que quieren- dice al separar nuestros labios y yo solo sonrío. Lucía es la dura y yo soy muy blando con mis hijas.

Cierto día nos cerraron la escuela por no llegar a tiempo por lo que se pasaron la mañana conmigo en la oficina y se supone sería un secreto entre nosotros tres, pero no contamos con que la directora llamaría a Lucía preguntando por la ausencia y terminamos por ser castigados un par de días, aun así cuando nuestras hijas se lastiman a quien acuden es a ella. 

Tengo la firme certeza de que la elegirían por encima de todo sin dudarlo ni un momento. Cualquiera haría lo mismo.

-Ok- me limito a responder.

Toda una vida. (Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora