Capítulo 19

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Los siguientes meses son de ensueño. Finalmente Lucía pasa las noches en casa, después de arropar a Agnes duerme conmigo en la habitación, mejor dicho, nuestra habitación.

Ver ocupada la cama, el lado del closet y el del sanitario con sus cosas, llena mi alma. 

Compartir con ella mi vida es simplemente maravilloso.

Nunca pensé que algún día esta llegaría a ser mi vida.

No me canso de hacerle el amor, verla amanecer en mis brazos y que mis ojos sean lo primero que ven al despertar simplemente me encanta.

En ocasiones llega tarde y Agnes y yo estamos de un humor insoportable, que pasa en cuando Lucía está en casa. Verlas tiradas en la alfombra de la sala jugando, rodando por el jardín o bailando y cantando como locas es simplemente hermoso.

 No podría ser más feliz al contemplarlas. Que hasta parece que se conocen de toda la vida.

La manera en que comparten, esa complicidad que cualquiera que las viera pensarían que en efecto son madre e hija.


Disfruto cuando los brazos de Lucía se escabullen por mi cintura y posa su cabeza en mi espalda, de vez en cuando me regala unos cuantos de esos abrazos. Mentiría si dijera que no disfruto que sea más, mucho más pequeña que yo, pero eso no la hace menos fuerte, claro que no, sino todo lo contrario.

-Güero- así me llama.

En increíble la rapidez con la que se apoderó de nuestros corazones; en ocasiones solo espero salir de la oficina para poder estar en su compañía junto con Agnes.

Adoro su presencia en nuestras vidas haciendo cualquier cosa siempre que las incluya.

Esto ya no es una casa, Lucía lo ha convertido en un hogar y eso no hay como devolverlo.

Siempre está en contacto con su familia, por medio de mensajes o llamadas, pero los fines de semana que es cuando tiene un poco más de tiempo están ella y Agnes frente a la cámara hablando con ellos por horas.

Por lo poco que he escuchado sé que son agradables, tal parece que sus hermanas ya se encariñaron con Agnes y por lo visto lo mismo pasó con mi hija que balbucea frente a la computadora.

Cierto día en la oficina Louisa me entregó unos papeles a firmar por tercera ocasión ya que hubo errores, pero yo no dije ni pío, estoy tan feliz que nada lo puede arruinar.

-¿Debo de agradecer a Lucía que no hubo regaño?- inquirió e inmediatamente voltee a verla atónito.

¿Pero acaso es muy notorio que ella es la causante de mi felicidad? ¿Cómo es que ella lo sabe? y lo más importante ¿será que todo mundo lo sabe? No, de ser así ya sería un chisme por todo el internet y no he leído nada.

-No se preocupe nadie lo sabe- aclara -Vamos que soy su secretaria hace años y no hace falta que lo diga, las ocasiones en que ella ha estado aquí solo hace falta ver cómo la trata y la verdad es que estoy muy contenta por usted. La he tratado poco y se nota que es buena chica.

-Sí lo es- confirmo sonriendo como tonto.

-Con la llegada de su hija hubo un tremendo cambio, pero....

-¿Pero?

-Creo que en gran parte este cambio se debe a Lucía – tomó los papeles y se retiró.

Todo el día le di vueltas a lo que Louisa dijo: "Gran parte del cambio se debe a Lucía" y era cierto ¿pero tanto he cambiado por ella? Mejor dicho ¿tanto he cambiado gracias a ella?

Toda una vida. (Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora