-Al fin en casa- suspiré en cuanto estacionamos.
Detrás de la puerta principal gritos fue lo que me recibió. Sí que se la tienen bien montada Alek y Kate.
Hogar, dulce hogar.
-¿Pero qué quieres que haga si eso no me apetece?- grita Kate
-Pues que te sepas que aquí no es restaurante y si eso no te aparece pues pide algo, que no soy tu chef personal- responde Alek furioso.
Ambos se percatan de mi presencia y mientras Kate me mira con disgusto, Alek se acerca y me abraza.
-Bienvenido hermano ¿cómo te fue? ¿Fue agradable el viaje? Qué bueno que ya estás en casa, otro día con esta mujer y me cuelgo.... ya que estas aquí es tu responsabilidad- Me dio un beso, tomó sus cosas y se fue solo despidiéndose con la mano. Ni siquiera me dio oportunidad de responder alguna de las preguntas que realizó y mucho menos de agradecerle.
Sé que no era nada fácil para los dos tolerarse, pero me sentía afortunado de que no hubieran incendiado la casa.
-En la entrada hay algo para ti- dijo Kate señalando la mesita -Me voy a dormir.... por cierto, la cesárea se programó para el 3 de diciembre. Hasta mañana- subió las escaleras dándome la espalda.
¿Programada para el 3? Eso es en menos de una semana pensé mientras me dirija por el sobre que mencionó Kate.
Son los resultados de la prueba de paternidad.
Tomé mis cosas junto con el sobre y subí a mi habitación, estoy devastado.
Dejé todo en la cama y me dirigí a la ducha deshaciéndome de las prendas en el camino mientras pensaba en Lucía. Era increíble, acabada de enterarme que estaba a unos días de ser padre y lo único en que podría pensar era en ella.
Al salir de la ducha tomé el sobre con los resultados y lo abrí, aparecían un sinfín de números que salté hasta llegar al final: probabilidad de paternidad 99.9999%.
¡Joder que en unos días seré padre!
En mi interior ya lo sabía y a pesar de que la prueba hubiera dado negativo, esa nena sería mi hija. Creo lo supe desde el día en el consultorio del ginecólogo, el momento en que vi a esa nena y escuché sus latidos supe que era mía.
Estaba contento, feliz, emocionado y nervioso, muy nervioso.
A un lado y al otro sin logar conciliar el sueño. Querría decir que era por la emoción de la llegada de mi hija, y en parte lo era, pero por más que traté y traté y lo único en lo que podía pensar era en esos hermosos ojos cafés, esos labios carnosos, sus manos, su aroma y terminé masturbándome, pensando en ella.
Me gustaría decir que fue solo esa noche que sentí su ausencia, pero no fue así, pasaron unas cuantas noches más e incluso algunos días en que me sorprendía recordándole y me masturbaba pensando en ella, una sola noche no me bastó para tenerla de las mil maneras en que la deseaba.
La anhelaba tanto, estaba como ido, solo la tenía a ella en mente y Alek lo notó unos días antes de la cesárea de Kate mientras colocábamos unos cuadros en la habitación de mi hija.
-¿Quién es?- preguntó sin dejar de hacer en lo que estaba.
-¿A qué te refieres?
-Sí te quieres hacer el tonto está bien, sabes que tarde o temprano me lo dirás ¿mejor ahora no crees?
Es cierto, no tiene caso ocultarlo y necesito decirlo.
-La conocí en el aeropuerto de México- inicié -Tomamos el mismo vuelo y en Chicago pasamos la noche juntos, pero al llegar aquí nos despedimos- suspiré.
La habitación se quedó en silencio y yo sonreía como idiota al recordarla, de pronto noté que Alek me veía y también sonreía, me despabile y seguí con lo que hacía, pero Alek no dejaba de verme y sabía que no cedería hasta que le contara con lujo de detalle.
-Esta será la primera y última vez que te habló de ella ¿ok?- advertí y solo asintió con la cabeza -Ella es hermosa, pero no me refiero a su físico, ok, también su físico, pero me refiero a la hermosura que emana una persona al hablar y tratar a la demás gente. Es sumamente sexi, pero ella ni siquiera se da cuenta- Alek me mira emocionado prestándome toda sus atención -Tiene unos ojos cafés grandes y hermosos. Es fuerte de carácter y también de músculos, ¿creerás que sometió a un tipo más alto que ella?
-¡Noooo!- alegó Alek con la boca abierta sorprendido -La tengo que conocer Noah.
-Cuando llegamos aquí nos separamos y no creo que la vuelva a ver- expuse algo melancólico -Y será lo mejor, yo estaré absorto y sin tiempo entre el trabajo y la nena, además Alek ¿Quién en su sano juicio saldría con un padre soltero? – dije con voz resignada y no por mi nueva etapa, sino porque realmente la quería volver a ver.
-Lo siento Noah- expuso en tono bajo -Pero me alegro- repuso.
-¿Te alegras?- pregunté encarando una ceja.
-Esas historias fugases son las que se te marcan en el alma y sí la fortuna está de tu parte y te reencuentras con ella será lo mejor, algunos creerán que fue pasajero, pero no, esas personas son las que te dejan huella, no sólo la piel sino el alma- su cara era un poema al hablar -Deberías de verte cuando hablas de ella, se ilumina tu rostro y esa sonrisa tonta, hermano que apenas y sabes su nombre y mira como estas.
Solo sonreí ¿qué más podría hacer?
-Hay cosas que por más que quieras no las puedes negar Noah, realmente deseo que te reencuentres con ella- finalizó.
-Estás loco, que la vuelva a ver– pero esperaba que no fuera así, quería volver a verla, creo solo era el deseo de hacerle el amor de nuevo nada más - Deja de estar delirando y coloca bien ese cuadro- culminé
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Toda una vida. (Terminada).
RomanceNoah es un empresario multimillonario. Alto, guapo, atractivo. Sin líos o compromisos. Todo cambia poniendo su mundo patas arriba con la noticia de un antiguo amor y el encuentro fugaz con una chica que ¿empeorara o tal vez mejorará las cosas?