Capítulo 47

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Trabajo en la agencia al lado de Alek, sí Alek, ya no es Aleksander. Para nuestra sorpresa nos llevamos muy bien, es muy buen maestro, me explica todo a detalle asegurándose que lo entienda a la perfección y cada día que pasa me involucra en más y más cosas. En estos días me he convertido prácticamente en su asistente. Me encanta. Estoy aprendiendo de todo, paso más tiempo en su casa que en el departamento donde vivo y ya hasta conozco a su marido, Jonás quien es médico. Profesiones completamente opuestas, bueno creo cada uno salva vidas a su manera, Jonás con la medicina y Alek con el arte.

Alek me ha invitado a la fiesta de cumpleaños de su hermano Noah, no tengo tantos ánimos de ir, necesito descansar, estos últimos días han sido una locura, además que se me hace algo muy íntimo y no creo conveniente ir, pero Alek insiste e insiste, así que termino aceptando la invitación.

Con la sola mención del nombre del hermano de Alek hace que mi cuerpo reaccione de una manera en que no me agrada tanto, ya que evidencia las ganas que tengo de que me vuelvan a follar como aquella vez en Chicago, pero hay un problema, no solo es el nombre lo que me pone así, sino rememorar aquel momento me hace estremecer por completo.

La casa de Alek es increíble, lujosa, bonita, acogedora, pero al llegar a la casa de su hermano se me va la boca al piso, es una casa impresionante, que digo casa, esto debe de ser una mansión.

Para empezar desde que entramos en el barrio se nota el lujo. La casa está al final de la calle y abarca gran parte de la cuadra. Te recibe un portón altísimo como si fueras entrando a una fortaleza. En el camino a la puerta principal te acompaña una hilera de árboles medianos y al centro hay una pequeña fuente. La lujosa sala de la casa se puede observar desde afuera a través de un vidrio transparente como de 3 metros. En la planta alta se asoma un largo balcón. Cochera como para 4 autos y todo con un estilo cuadrado muy minimalista.

Lo que veo por fuera no me prepara para lo que hay adentro. El recibidor es una mesita de mármol. Alek me apoya con mi abrigo llevándolo al guardarropa que es del tamaño del departamento donde vivo y la sala es más hermosa en vivo.

Conforme avanzamos el techo pareciera que llega al cielo, de él cuelga un candelabro hermosísimo y me tengo que obligar a cerrar la boca para que no se me meta una mosca.

Pasamos por las escaleras que dan a la segunda planta sin poder dejar de contemplar la decoración. Avanzamos hasta el fondo donde pasamos un par de puertas transparentes y llegamos al jardín donde se me caen los calzones. 

Parece que estoy en un cuento. Está decorado con luces que cuelgan en series. Mesas decoradas con arreglos de flores naturales y velas. Un pastel en tono grisáceo acompañado por postres alrededor. Mesa de regalos, que yo no traje por cierto, y el que haya una alberca al fondo con tumbonas y camastros alrededor da una vista relajada del evento.

Alek y Jonás como siempre tan caballerosos me atiborran de cuanta cosa nos ofrecen y yo degusto todo. De los mejores placeres de  la vida, la comida sin duda está en mi top.

Del festejado ni sus luces, pero por lo pronto yo ya conocí a su hija que parece estar muy cómoda conmigo. Es preciosa y el azul de su vestido realza su belleza, tendrá apenas unos días de nacida.

-Tienes buena mano para los niños- insinúa Alek -Agnes no se queda quieta prácticamente con nadie.

-Trabajé un tiempo en una guardería, debe ser eso.

La charla se extiende teniendo a la bebé en mis brazos que parece muy cómoda. A pesar de que ya casi no siento mi brazo no me atrevo a dejarla en su carrito ya que cuando lo intento llora y me hace sentir un poquito mal, así que seguimos platicando con ella en mis brazos hasta que se acerca el papá de Agnes. Nos levantamos para saludarle, me giro y.... ¡es Noah! El Noah de Chicago, ese Noah.

Escucho a Alek decir algo, pero mi mente ya está apagada y una mujer hermosa se posa al lado de Noah por lo que me despabilo mientras Alek la presenta como la mamá de Agnes, ¡sí! la mamá de la bebé que tengo en brazos y la esposa del hombre que hace unas semanas estuvo entre mis piernas y que ahora está aquí frente a mi mirándome igual de incrédulo que yo.

Me quiero morir.

Juro por mi vida que siento como la cara me arde, de seguro estoy roja como un tomate, creo me voy a desmayarme. 

Como puedo le entrego a Agnes a Alek y me retiro.

Voy directo al baño intentando calmarme buscando opciones. Pero si seré idiota, solo tengo una opción y es largarme de aquí, sí, eso haré. 

Salgo del baño y Alek me espera preguntando sí estoy bien. ¡Obvio no! pero Alek no sabe por qué así que invento que algo de todo lo que comí me cayó mal para poder retirarme. Alek insiste pero no doy tegua, de pronto aparece Noah con la bebé en brazos que no deja de llorar, pregunta sí me retiro, Alek es quien le responde y me acompaña a la puerta, pero el llanto de Agnes me puede y termino regresando para tratar de calmarla.

Le tomo de los brazos de Noah arrullándola y su llanto cede.

-Debe de estar cansada y fastidiada- digo y propongo llevarla con su mamá, pero recibo un rotundo NO por parte de ambos. Ok, me ofrezco para llevarla a dormir y Noah acepta.

Me guía hasta la habitación de la bebé y al entrar parece que estoy en otra dimensión. Es hermosa y muy acogedora. Los colores pastel tiñen las paredes predominado por el rosa. Su cuna parece una cama de la era romántica. Juguetes, peluches, un par de sofás y un pequeño librero repleto de tomos.

Retiro el ajuar azul cambiándolo por una cómoda pijama, la arrullo por unos minutos hasta que concilia el sueño y la acuesto en su cuna observándola por instantes y es muy bella, igual a su papá. Deja esos pensamientos Lucía que su mujer está allá abajo y vaya que qué mujer, por eso Agnes es hermosa, fue una combinación perfecta. 

¿Pero qué diablos estoy haciendo en la habitación de la hija? 

Me apresuro a salir aprovechando para disculparme con Noah. Lárgate de aquí Lucía González.

Avanzamos y Alek ya nos espera convenciéndome de quedarme en la fiesta, no me pude negrad ¿qué le iba a decir? ¿la verdad?

 Por donde lo vea esto no es buena idea así que luego de un rato me retiro.

Toda una vida. (Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora