Capítulo 71

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Noah.

Regreso de Pekín donde estuve casi una semana por negocios, extrañando mucho a mis mujeres, claro un poco más a Lucía. Antes de partir hablamos de estar juntos de nuevo, alegó que ya se sentía lista y que me necesita. Yo la necesito mucho más, pero solo cuando ella se sienta completamente segura yo también lo estaré.

Lucía mueve su cabeza y Agnes los pies al ritmo de la canción. Natalia está sobre las piernas de Lucía que está sentada en la alfombra mientras que Agnes esta acostada apoyándose con los codos coloreando un libro de dibujos recibiendo indicaciones en español de su mamá.

Las mil y una fotos que adornan la sala se lleva mi atención, sobre esta ya hay unas cuantas de los cuatro y otras, muchas más, solo de Agnes y Natalia. Gajes de tener una madre fotógrafa. Poco a poco ellas van invadiendo esa pared y toda la casa.

Echo un ligero vistazo a mi alrededor y hay cosas de niños por doquier. Sillitas infantiles, crayolas, juguetes. Sonrío, ¿en qué momento esta casa solitaria se convirtió en un hogar? Antes me daba la noche y los fines de semana en la empresa, ahora solo quiero estar en casa.

Lucía se percata de mi presencia sonriéndome con ese destello en sus hermosos ojos cafés. Camino hasta ella agachándome para besarla y Agnes se pone en pie lanzándose a mi haciendo que mis rodillas toquen la alfombra donde aprovecho para abrazar a mis tres mujeres. Las extrañé tanto.

Estoy agotado por el viaje, pero al ser padre las responsabilidades no descansan y mis hijas piden que sea yo quien las acompañe a dormir. Toman una ducha y después de colocar la pijama de cada una Lucía amamanta a Natalia para después salir de la habitación dejándonos solos lo cual agradezco ya que me da la oportunidad, no solo de pasar tiempo de calidad con ellas, sino aumentar ese vinculo padre-hijas y crear recuerdos como estos.

-Simona era una tortuga muy amable, alegre, inquieta y atrevida- comienzo con Natalia descansa en mi brazo izquierdo y Agnes abrazada a su lado.

Para la mitad del cuento ya ambas están dormidas. Retiro el brazo de Agnes para llevar a Natalia a su cuna donde la arropo dejando un beso en su frente para después hacer lo mismo con Agnes.

Nuestras culturas y formas de crianza son muy diferentes. De no haber sido por Lucía, Agnes no sería tan sociable y educada, lo más probable es que hubiera seguido siendo esa bebé llorona que solo quería estar en mis brazos y obviamente sería algo malcriada. Por suerte Lucía llegó a ponernos los pies en la tierra y a enseñarnos que con amor se puede criar y educar.

Doy un ultimo vistazo a mis hijas que duermen plácidamente y solo puedo pensar en lo afortunado que soy y lo feliz que soy al ver a la familia que hemos construido.

Amo a Lucía.

Al llegar a la habitación Lucía me ayuda en desempacar mi maleta, la abrazo por detrás y la pego a mi pecho. Siempre huele bien. Entrelaza sus dedos con los míos mientras apoyo mi cabeza en la suya quedándonos así por un momento.

-¿Cansado?- pregunta.

-Ya no- respondo al tiempo que la giro para que quede frente a mí. Sonrió al ver a mi hermosa esposa.

Quito un par de mechones de su cara y los coloco detrás de su oreja. Acaricio con mis nudillos su mejilla y me encanta que responda cerrando los ojos disfrutando de mi tacto. Mi dedo roza sus carnosos labios. Tomo su hermosa cara con ambas manos entrelazando nuestras miradas y la beso. Sus labios responden y los míos la reconocen alargando el momento al tiempo que sus manos recorren de arriba abajo mi pecho y mis manos bajan a su cintura tomándola y estrujando sus nalgas ahogando su jadeo en mi boca para después levantarla enredando sus piernas en mi cintura.

Toda una vida. (Terminada).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora