Capítulo 57.

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POV  Mariela.

Mis vacaciones hacia una semana habían terminado.

Apenas puse un pie en el aeropuerto cuando llegué, mi vida cambió en un cien por ciento. Pasé de ir libremente a donde quería, a tener que avisar e ir con un séquito de guardaespaldas detrás de mí.
Durante el horario laboral, quedaban esperando en la puerta ya que luego de discutirlo con Dema, este accedió a que si iba a tener niñeras, debían al menos dejarme trabajar en paz.

Eran pasadas las dos de la tarde, estaba escribiendo en la computadora, cuando el teléfono de mi escritorio comenzó a sonar.

-¿Qué dices si hoy salimos a cenar? -Habló Dema del otro lado del tubo.

-De acuerdo. - Respondo con una sonrisa.

-A las ocho paso por ti. -Informó- Te tengo una sorpresa.

Luego de cortar la comunicación, retomé mi labor intentando en vano averiguar que podía ser esa sorpresa, pero no hallaba nada que me dijera que podría ser.

Lo que restó del día laboral, me la pasé corrigiendo las nuevas novelas que habían llegado mientras estuve ausente.

-¿Vamos? -Le pregunto al jefe de mis guardaespaldas.

Tras subir al mercedes color negro con vidrio polarizado, el chofer se puso en camino junto a otros tres autos más.

Al llegar a casa, agradecía que mi hermano no estuviera, pues ya no sabía que excusa ponerle con respecto a los guardaespaldas.

-Hola nona. -Saludo una vez que cierro la puerta detrás de mi.

-Hola hija. -Respondió levantándose del sillón.

-¿Fernando? -Pregunté ya que hace varios días después de que volví del viaje que no lo veía.

-Está ultimando los detalles de la boda. -Respondió mi abuela mientras iba a la cocina.

Debido a un problema con los proveedores, debieron retrasar la boda hasta el fin de semana siguiente.
-Ahora a las ocho vendrá Dema a buscarme, dijo que tiene una sorpresa que darme. -Le cuento con una sonrisa.

-Parece un buen chico. -Soltó mi abuela en modo divertido- Mira si te pide casamiento.

-Ay abuela, sos terrible. Además suficiente con que Fernando se casa. - Respondo riendo- Iré a ver a Martín.

Subí las escaleras y al llegar a la puerta del cuarto de mi hermano pequeño golpeé.

-Mari. -Martín se acercó a la puerta- Ven, pasa.

Luego de que me dejara el paso libre ingresé.

-Estaba estudiando por que mañana tenemos examen. -Me contó mostrándome los papeles que tenía sobre el escritorio.

-Hablé con tu maestra y me dijo que estaba contenta con su desempeño.

-Intento dar lo mejor para evitarles problemas a ti y a la abuela. -Responde satisfecho.

-Lo sé y estoy orgullosa de ti enano. -Me pongo a su altura y lo envuelvo en un abrazo.

Cuando se acercó la hora de que Dema pasara a recogerme, me pegué una ducha rápida y tras vestirme procedí a maquillarme.

Estaba ultimando los detalles, cuando el timbre sonó.

-Mariela. -La voz de mi hermano mayor resonó al otro lado de la puerta- Necesitamos hablar.

-Pasa. -Respondo ya era hora de que mi hermano entendiera como sería todo a partir de ahora.

-¿Me puedes explicar por que Lévedeb aún sigue viniendo a buscarte?

-Y lo seguirá haciendo. - Respondo. Ya era hora de que supiera lo que había entre Dema y yo. Era desgastante tener que ocultarnos.

-¿Cómo es eso de que lo seguirá haciendo? Creí haberte dicho que ese tipo no me guata para ti.

-Mira Fernando, yo ya soy lo suficientemente grande para decidir con quien quiero estar. - Digo tomando valor- Y seguirá viniendo por que él y yo estamos juntos.

-¿Qué? ¿Me estás diciendo que estás saliendo con ese tipo?

-Ese tipo como tu lo llamas, me salvó de ser violada y asesinada, nos perdonó la deuda que nos dejo nuestro abuelo y fue gracias a él que conseguí trabajo en la editorial para no seguir trabajando de... - Me freno sabiendo lo que estaba a punto de soltar.

-Mira, no estoy de acuerdo con esto, pero respetarse tu decisión. -Accedió finalmente- Pero escuchame bien, si llega a lastimarte no tendré consideración alguna.

-Está bien. -Respondo dando por finalizada la charla de hermano sobreprotector.

-Hola Mariela. -Saluda sin saber como actuar ya que se encontraba presente mi hermano.

-Hola cielo. -Saludo acercándome a Dema apenas termino de bajar las escaleras y plantando un beso en sus labios.

-Tranquilo, mi hermana ya me contó lo de ustedes. -Habló mi hermano al ver la cara de confusión de Dema- Sólo diré, que si la lastimas no tendré consideraciones contigo.

-Tu hermana está a salvo conmigo. -Soltó Dema luego de ayudarme con mi abrigo- Ella es importante para mi.

-Eso espero.

Una vez que nos despedimos de mi abuela, nos pusimos en marcha con  el séquito de guardaespaldas cuidándonos.








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