Capítulo 68.

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Pov Dema:

Mariela lleva cuatro meses que está en coma. Le quitaron el respirador después de hacerle varios estudios, pero aún no despierta.

-¿Por que no despiesta? -Pregunto desesperado.

-Tranquilo hermano, -responde Ivan- todo va a estar bien

-Necesito tenerla conmigo, verla reir, verla siendo ella.

-Ya finalizó el horario de visita. -Informa la enfermera entrando a la habitación. 

Tras quedarme solo, me acerqué a la cama, tomé su mano entre las mías y me senté en el sillón que había al lado.

-Todos te estamos esprando. Por favor pequeña. No me dejes solo, te necesito a mi lado. 

Hace tan sólo dos meses que la pasaron de terapia intensiva al cuarto donde se encuentra ahora.  Cada día llego a la clínica con la esperanza de que Mariela despierte, pero cada día que pasaba, cada mes, es una tortura el verla allí tendida esperando a que abra sus ojos.

-Lévedeb. -La voz del hermano de Mariela  resuena detrás de mi-¿Alguna novedad?

-No, sigue igual. -Respondo sin despegar la vista de la mujer que tengo delante de mi.

-Ve a descansar. -Se acerca Fernando pasando a mi lado- Cualquier novedad te aviso.

Me levanto de mi sitio, tras despedirme de Mariela prometiendole que mañana volveré y de su hermano, tomé mi saco y salí del cuarto.

En el pasillo, me encontré con el grupo de guardaespaldas protegiendo el área.

-¿Alguna novedad? -Pregunto una vez que el jefe del equipo viene hasta donde estoy.

-Si, ya sabemos donde se oculta, hablé con el investigador y es justo ahora que el equipo especial está en el lugar.

-Perfecto, ya era hora de que se malnacido pagara por lo que le hizo a Mariela. 

Tras dirigirme al ascensor con una parte de ellos siguiéndome detrás. Tomé mi móvil y comencé a teclear rápidamente.

Al abrirse las puertas de la clínica, el calor del exterior golpeó mi rostro.
Subimos a los autos y  nos pusimos en marcha.

Mientras manejaba hacia mi propiedad, mi móvil comenzó a sonar.
-Lévedeb lo tenemos. -Habla el investigador.

-Enseguida estoy ahí.

Tras avisar a mis escoltas, puse rumbo a la comisaría.

Mientras avanzo por las atestadas calles, le marco a Fernando.

-Lo encontraron. -Hablo apenas atiende- Estoy yendo a la comisaría, apenas tenga información te llamo.

Al llegar, estaciono el auto y el resto de las camionetas estacionan en los lugares restantes a lo largo de la cuadra, al bajar, el grupo de guardaespaldas me rodea armando un escudo hasta llegar al edificio.

Al ingresar, lo hicimos mi jefe de seguridad y yo.

-El señor Ferrer me está espedando. -Hablo a la mijer que se encuentra en el escritorio apenas ingreso. 

-Aguarde un momento.

Salió de detrás del escritorio y  desapareció por un pasillo. 

-Pase. -Informa pocos minutos después volviendo a su puesto de trabajo.

Seth y yo caminamos por el mismo pasillo que la mujer, hasta una puerta en la que marcaba que era la oficina del investigador.

Tras golpear, la voz del hombre resonó con un "Pase" y ambos ingresamos al reducido espacio.

-Levédeb me acaban de informar que ya están trayendo a Costa.

-Quiero asegurarme que ese hijo de perra no vuelva a ver la luz del sol.

-De eso puede estar seguro, el señor Costa ha cometido demasiados crímenes como para pasar el resto de sus días detrás de las rejas.

-Mientras hablábamos, alguien llamó. A la puerta y sin esperar a que indique pasar, un hombre delgado ingresó a la oficia. 

-Ferrer. -Llamó. Y volvió a salir dejándonos  a los tres solos.

-Enseguida vuelvo. -Indicó levantándose de su asiento y dejándonos a mí y a mi guardaespaldas solos en aquel lugar.

Estando allí, aún se podían escuchar los gritos de un hombre hablando en italiano e inglés.
Sin esperar un segundo más, Seth y yo salimos de aquella oficina y al llegar a la mitad del pasillo nos encontramos con el causante de que Mariela se encontrara tendida en una cama.

Sin mediar palabras, todo el enojo y la frustración  acumulada en estos meses salió a flor de piel impactando mi puño en el rostro del italiano.

No puedo pensar en nada más que no sea en descargar todo mi enojo.

Puedo sentir como entre  varios me toman como pueden y logran separarme del tipo que ahora se encuentra con todo el rostro lleno de  sangre.

Mientras sigo forcejeando para soltarme, uno de los oficiales se acerca y sin mediar palabra me coloca las esposas.

-Ven conmigo hasta que se le pase el enojo. -Suelta y sin esperar contestación me lleva por el mismo pasillo por que que hace un  rato atrás ingresé.

Tras llegar a las celdas, un olor fétido invadió mis fosas  nasales devolviéndome a la realidad. El oficial me quitó las esposas y una vez ingresé cerró con llave dejándome ahí peor que león enjaulado.

-Come sta la tua ragazza? Ho scoperto che è in coma. -(¿Cómo está tu novia? Me enteré que está en coma).

-non ti interessa nemmeno. -Respondo en italiano. (eso a ti no te importa) -Tú  pagarás por lo que le has hecho.

-Yo solo te quité en la misma medida en la que lo has hecho tú. -Respondió tranquilamente.

-Ella no tenía bada que ver en esto. -Respondo sintiendo como la rabia va invadiendo mi cuerpo una vez más- Ella no te ha hecho nada.

Centrándome en cómo voy a salir de esta me siento en el otro extremo.

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Hola gente bella!!! ¿Cómo están? Acá les dejo dos capítulos. Espero que terminen bien la semana. Por acá  se arranca con el siguiente capítulo desde la perspectiva de Mariela.
                 With love Eli ❤

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