Capítulo 67

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Pov Mariela:

Aún no sé donde me encuentro, pues está todo oscuro y hace frío, me abrazo a mi misma en un intento por conservar el calor. 
Quiero moverme, pero siento como si mis piernas pesaran una tonelada. Cuando logro moverme, no sé hacia donde ir. Es como una noche cerrada sin luna.
Con esfuerzo comienzo a dar pasos cortos intentando hallar la salida, pero algo me hace detener.

En medio de la oscuridad, sin previo aviso mi mano izquierda empieza a hormiguear, como cuando se te duerme una extremidad y a lo lejos  escucho un pitido suave, constante junto a dos personas hablar aunque no logro reconocerles la voz.

-Cariño, yo... yo lo siento tanto, no sé como dejé que esto ocurriera. -¿Claudio? ¿En que momento te cambió la voz?- Eras mi responsabilidad, pero te fallé y es algo que jamás me lo voy a perdonar. Perdóname, si pudiera revertir el tiempo créeme que lo haría. Tienes que despertar ¿me oyes?, tienes que despertar, tu familia te necesita, yo te necesito en mi vida, no puedes dejarme solo. No puedes dejarme cuando nos queda tanto por vivir juntos, por compartir. Despierta amor mío. Necesito que despiertes por
que tengo algo muy importante que pedirte.

¿De qué está hablando? Si hace tan solo unas horas atrás nos vimos en clase.
Intento responderle para que sepa que estoy acá, que todo va a estar bien, pero mi voz no sale, siento como si me hubieran cortado las cuerdas vocales y duele, duele demasiado. Intento mover los dedos de mi mano que aún siento dormidos y no logro hacerlo, nada en mi responde y sin entender que pasa siento como todo colapsa en mi interior. 

Tras varios segundos de silencio, volví a escuchar la voz de Claudio, pero esta vez más clara.

-Necesito que despiertes para pedirte que seas mi esposa, no me dejes solo amor. Te necesito a mi lado por el resto de nuestras vidas.

¿Esposa? ¿Pero cómo  voy a casarme si apenas tengo diecinueve años? Además estoy estudiando. Definitivamente este chico está loco, sin contar que Fernando lo mata donde se entere que sale conmigo.

Luego de despedirse y prometerme que al día siguiente volvería a verme, volví a quedar inmersa una vez más en la oscuridad total. De apoco el hormigueo en mi mano se fue yendo y esta vez solo se siguieron escuchando los pitidos continuos.
Sin saber para donde más ir, decido sentarme y abrazar mis rodillas pues aún siento frío. 

Comienzo a mirar a mi alrededor y lo único que veo es oscuridad, pero esta vez algo llama mi atención.
A lo lejos, veo un punto pequeño de luz. Es minúsculo.

Me levanto de mi lugar y comienzo a avanzar lo más rápido que mis piernas me dejan, a mi alrededor se escuchan voces, pero no logro entender que dicen, son fragmentos de conversaciones. 

Mientras avanzo, intento recordar que fue lo que me llevó a estar en este oscuro lugar, pero no logro recordarlo.

Sigo avanzando intentando llegar al punto blanco hasta que mis piernas no dan más. Vuelvo a sentarme y esta vez puedo escuchar lo que las voces dicen.

-Bien, hoy le hicimos unos estudios y arrojaron que ya no quedan rastros de lesiones internas, por lo que con el equipo médico, estamos evaluando ir reduciendo gradualmente los sedantes para poder quitarle el respirador.
Eso no quiere decir que vaya a despertar inmediatamente.

-¿Va a quedar con alguna secuela de lo ocurrido?

-Eso no lo sabremos hasta que ella no despierte del coma.

¿Lesiones internas? ¿Sedantes? ¿Estoy en un hospital?¿por que estoy en el hospital? Se supone  que estoy en mi cama durmiendo ya que mañana tengo clases.

Vuelvo a ponerme de pié y sigo a avanzando lentamente hacia el punto blanco y de nuevo se vuelven a escuchar voces irreconocibles hasta que vuelvo a detenerme.

-¿Cómo puede ser que todavía no despierte? -La voz de Claudio si bien se escucha rara se nota que está desesperado- Necesito que despierte.  Se que la culpa fue mía, pero no puedo perderla.

-Tranquilo hermano, todo va a estar bien. -Responde una voz masculina que no reconozco.

Sigo avanzando aunque el punto blanco sigue l1ejos.

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