La cena transcurrió bastante animada, mientras cenabamos, Dema me contaba sobre su familia y anécdotas de su infancia.
-Dema, tú en el hospital me contaste que trabajo para una editorial ¿tienes idea en cual?
-En la editorial Burkel, eres una de sus editoras ¿Estas pensando en volver al trabajo?
-Si, si quiero retomar mi vida, necesito volver a la rutina que tenía antes del accidente, por lo que podría trabajar desde casa, al menos hasta que me libere de esta silla y pueda volver al trabajo. -Respondo mientras el mozo retira nuestros platos y va por nuestros postres.
-Desde mi punto te diría que esperaras un poco más, pero conociéndote se que puedes con esto asique tienes todo mi apoyo pequeña.
-Solo espero que no me hayan despedido. -Respondo algo cabizbaja.
-Tranquila que el señor Burkel está al tanto de lo que te ocurrió y apenas despertaste le avisé para que no ocupara tu lugar, debés de ser muy buena en lo que haces por que me aseguró que esperaría hasta que te recuperaras.
-Gracias Dema. -Respondo con una sonrisa de agradecimiento.
Cuando el mozo volvió con el postre, seguimos hablando sobre nuestras vidas desde antes de conocernos y como fue nuestra relación antes de que tuviera la amnesia.
Luego de pagar la cuenta, volvimos al auto y retomamos el camino de vuelta a casa. Una vez que Dema se sentó a mi lado y el auto arrancó, pasó una de sus manos por mi cintura atrayendome hacia su costado, por lo que yo apoyé mi cabeza en su hombro y su colonia llenó mis fosas nasales logrando que me relajara.
Por primera vez sentí que ese era mi lugar correcto.
Siento un calor que me abraza, por lo que con trabajo abro mis ojos y descubro que Dema me lleva cargada por las escaleras.
-Dema -llamo con voz trémula haciendo que se frene a la mitad y conecte sus ojos con los míos- por favor, quédate conmigo al menos hoy.
No quería estar sola, al menos no aquella noche.
Tras varios segundos que parecieron eternos, preguntó con expresión seria.
-¿Estás segura? No quiero que te sientas presionada. -Respondió con la voz ronca.
-Si, estoy segura. No quiero que nada cambie en nuestra relación, ya bastantes cambios hubo en mi vida como para agregarle uno más.
Al llegar a la puerta contigua a mi habitación, lo ayudé a abrirla y ambos ingresamos.
Al encender las luces, noté que la estancia es tan amplía como la habitación que ocupo yo, salvo que ésta, claramente la ocupa Dema. En el aire se percibe el olor a su colonia. En este cuarto a diferencia del mio, los tonos que prevalecen son el azul oscuro y grises, y la decoración es bastante sobria al igual que el resto de la casa. Sobre una de las mesas de noche, se encuentra un retrato con la misma foto que tengo de nosotros del viaje a las Maldivas. Sin evitarlo dejé escapar una sonrisa.
Sin detenerce, caminó cargándome hasta el baño y luego de dejarme con cuidado sobre váter volvió a salir por la puerta.
-Toma. -La voz de Dema me sacó del trance en el que estaba, extendiendome una de sus remeras junto a un pantalón y un cepillo de dientes- Cuando termines me llamas.
Dema después de plantar un casto beso en mis labios, se fue cerrando la puerta detrás de si, dejándome sola en aquel baño enorme.
Con cuidado me despojé de mi ropa y tras colocarme la ropa que me había alcanzado,opté por solo llevar la remera ya que me llegaba las rodillas. Una vez lista, lo llamé y con cuidado me ayudó a llegar hasta el lavamanos para lavarme los dientes.
Ya estando en la cama, apenas se apartó de mi, sentí la pérdida de calor por lo que una certeza se instaló en mí, pondría todo de mi para volver a ser la persona que él conoció.
Cuando Dema se hubo acostado a mi lado, pasó uno de sus brazos por mi cintura y me acercó a él.
-Que descanses bien pequeña. -Soltó Dema cerca de mi oído haciendo que me estremeciera con su aliento pegado en mi oreja.
-Descansa bien también. -Respondo nerviosa sintiendo mis pulsaciones a mil por hora.
-Dema. -Llamo tras varios mimutos en silencio- ¿Duermes?
-¿Qué sucede pequeña?
Se que lo que estoy por hacer es una locura, pero si no lo hago ahora me voy a arrepentir. Tras darme la vuelta, quedé de cara a él la cual gracias a la luz de la luna que ingresa por a través de las cortinas, puedo verle la expresión que tiene justo en este momento.
-Si no te sientes cómoda puedo irme al otro cuarto. No hace falta que...
-Te amo. -Suelto sin vacilar. Tengo la impresión de que hace rato quiero decirle estás dos palabras, pero mi inconciente no conecta desde cuando.
Dema, al escuchar estas dos palabras, puedo notar como se relaja.
-No sabes cuanto tiempo esperé escuchar esas palabras. Te amo cariño. -Soltó plantando un beso en mis labios demostrando con hechos lo que acababa de decir.
Sintiendo que me quité un peso de encima, me vuelvo a acomodar en sus brazos y dejando que Morfeo me arrastrara, me sumergí en la inconsciencia del sueño.
La luz se cuela por entre las cortinas haciendo que la habitación esté en penumbras. Intento moverme, pero me encuentro que Dema me tiene prisionera.
-Mmm, vuelve a dormir. -Habla Dema sin abrir los ojos aún- Es temprano.
Al ser fin de semana, hoy tengo el día libre ya que no tendría sesión de rehabilitación. Me volví a acomodar y deje que Morfeo me arrastrara una vez más
Unas leves caricias hacen que abra los ojos lentamente. Lo primero que noto es que la habitación está más iluminada que cuando me desperté más temprano.
-Buen día pequeña. -Saludó Dema quien se encuentra aún acostado a mi lado con una mano sosteniendo su cabeza y con la otra acariciando mis mejillas
-Buen día cielo. -Respondo sonriendo adormilada- ¿Hace mucho que despertaste?
-Ni tanto, me gusta verte dormir.
Acomodándome en sus brazos, lo atraigo hacia mi y lo abrazo sintiéndome en casa.
-Me encantaría poder quedarme todo el día así, pero no podría darte la sorpresa que te preparé.
-¿Sorpresa? -Respondo con una sonrisa que encierra más que esa simple pregunta.
Dema me mira y cómo si me leyera la mente comienza a negar con la caveza.
-No, si te lo digo ya no es sorpesa.
-Ay por favor, una pista.
-No.
-Algo, chiquito.
-Solo te dire que uses algo comodo y zapatillas.
Con esa simple instrucción, aparté las sabanas y con ayuda de Dema me fui a preparar.
Ya en mi habitación, preparé lo que usaría para lo que Dema había preparado. Me metí al baño y comencé con mi rutina diaria.
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Verdades secretas
Romansa¿Qué estarías dispuesta a hacer por tu familia? ¿Qué serías capaz de hacer para no perder lo poco que tienes? En mi caso estaba dispuesta a ponerme mi máscara, subir a ese escenario y bailar, pero todo cambió cuando él, la persona que más detesto ap...