Capítulo 81.

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Lo que restó de la noche, no logré pegar ojo gracias a que varios minutos después de que Dema contestó la llamada, se escuchó la puerta de la habitación continua. Y pasos en el pasillo.
De seguro su salida a estas horas era debido a la llamada que recibió.
Tras ponerme de costado, sequé con mi mano una lágrima rebelde. Me niego a derramar una lágrima por alguien a quien recién conozco prácticamente. Si bien él y yo ya nos conocíamos, en mi condición actual es como si recién lo conociera. 

Intento que Morfeo me vuelva a llevar, pero es en vano. A mi conciencia le parece perfecto torturarme una y otra vez con el beso que me dió en la cocina.
Maldiciendo para mis adentros, vuelvo a girarme en la cama y por millonésima vez intento dormirme.

Una leve risa, me devuelve a la realidad, se ve que me quedé dormida en algún momento de la madrugada.
Al abrir mis ojos, me encuentro con
que Martin ya no se encuentra a mi lado y que Dema está sentado en el borde de la cama con una sonrisa arrogante en su rostro. 

-¿De que te ríes?

-Sabía que te atraía, pero no a ese punto. -Habla Dema y a mi me entran ganas de borrarle la sonrisita burlona que lleva.

-No sé de que estás hablando.  -Respondo preguntándome que habré soñado, o mejor dicho, que habré hablado dormida- ¿Dónde está mi hermanito? ¿Por qué estás tú en mi cuarto?

-Martín ya está de camino a la escuela y yo estoy acá, por que en media hora comienza tu sesión de rehabilitación.

-¿Media hora? -Pregunto maldiciendo a la mujer que llamó a la madrugada.

-Si, acá te traje tu desayuno. -Habla mientras deposita la bandeja con un desayuno cargado sobre la cama- Ahí mandaré a Blanca para que te ayude a cambiarte.

Apenas salió del cuarto, comencé a comer las frutas, junto con las tostadas con mermelada y a tomar el té que Dema me había traído, mientras esperaba que viniera la mujer.

Ya lista, Dema me llevó a la última habitación al final del pasillo. Al abrir la puerta, me encontré con un gimnasio prácticamente montado junto con lo que usaría para mi rehabilitación. 

-Espero no te importe, pero justo ahora es mi sesión de entrenamiento.  -Habla Dema y recién caigo en cuenta que está con ropa deportiva.

-Tranquilo, haré de cuenta que no estás. -Respondo intentando recordar que soñé. 

-Hola Mari. -Saludan las mismas chicas que me atendieron en el hospital- Bien hoy volveremos a hacer el mismo ejercicio de ayer.
Tras recostarme en la camilla, la fisiatra comenzó a hacer su trabajo.

Veinte minutos después, ya me encuentro con el arnés colocado y agarrada a las barras. Ee

-Bien, tranquila. Nadie te apura. -Habla la kinesióloga colocándose a la altura de mis pies para ayudarme y corregirme

Me concentré en dar mi primer paso.  Pude sentir como cada fibra de mis músculos y tendones dolían debido al esfuerzo, pero tras varios intentos y lágrimas, logré dar mis primeros pasos. 

-¡Bien Mari! ¡Bien! Así, seguí así. -La voz de Dema provocó que levantara mi vista.

Lo tenía frente a mi al final de las barras, como si alcanzarlo fuera la meta. 

Tras dar dos pasos más, siento que no puedo retener el llanto. 

-Tu puedes. -Vuelve a hablar al ver que frené.

-Ne... ce... sito... des...can...sar. -Hablo sin aliento tras dar dos pasos más hacia la meta.

Al llegar al final de las barras, me suelto, abrazo a Dema y lloro. Lloro por todo lo que llevo acumulado desde que desperté, lloro por que mi mente aún,  es un maldito casette en blanco con algunos recuerdos recuperados y lloro por los pequeños logros que alcancé desde que comencé la rehabilitación.

-Bien pequeña, bien. -Habla Dema devolviéndome el abrazo. 

Por un breve instante, me permití disfrutar del simple contacto, de su cercanía. Dejé que su perfume Giorgio Armani, más en concreto el Acqua di Gio Essenza, se impregnara en mis fosas nasales y aturdiera mis sentidos.

Una vez calmada, pero con los sentidos aún nublados, me aparté de él sintiendo la pérdida de calor. Ambas mujeres me ayudaron a volver a la silla y tras guiarme al otro lado de la habitación, seguí con mis ejercicios  para ir fortaleciendo los músculos.

-¿Está todo bien? -Pregunta Dema subiendo a la cinta caminadora, la cual, se encuentra justo a mi lado.

-Claro. -Respondo sin mirarlo, mientras estiro con bastante esfuerzo una banda elástica con una de mis piernas.

-¿Segura? -Vuelve a preguntar.

-Si tranquilo. Estoy bien. -Respondo concentrándome en mis ejercicios, pero puedo sentir que me sigue observando- Bueno, está bien. No, no estoy bien.

-¿Qué sucede? -pregunta y una vez que baja de la cinta y ésta se detiene,  se sienta de cara hacia mí.

-Pasa que estoy molesta conmigo misma.

-¿Por qué? -Pegunta y al observarlo pyedo notar su desconcierto.

-Pues es obvio. Antes del accidente, vos y yo ya nos conocíamos, pero ahora, es como si fuésemos desconocidos y no sé como reaccionar ante situaciones como la de la madrugada.

-Bien ¿Todavía  sigue en pie lo de la cena?

-Claro. -Respondo- ¿Por qué lo preguntas.

-Es una sorpresa. -Responde mostrando una sonrisa de fientes blancos y perfectos.

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Hola gente bella, ¿Cómo están? Que tengan un lindo Domingo.  Acá les dejo un nuevo capítulo. Espero que le den mucho amor y sus⭐. Los leo en comentarios.
                  With love Eli❤

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