Capítulo 69.

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Pov Mariela:

Con gran esfuerzo me levanto del lugar donde hace rato me encuentro sentada y avanzo tan rápido como me lo permiten mis piernas.

Mientras avanzo, puedo sentir cómo el pitido se hace cada vez más fuerte y claro y el punto blanco que hasta hace un rato se encontraba demasiado lejos, ahora está comenzando a hacerse más grande aunque aún me queda a una gran distancia.
Avanzo un paso más y las voces se hacen presentes. Intento entender que es lo que dicen ya que se hacen más claras también, pero aún sigo sin entender que es lo que dicen.

Tras varios minutos caminando, el cansancio en mis piernas se hace presente un vez más y mis brazos caen a mi lado.

Me detengo y puedo escuchar a mi hermano hablar.

-¿Pero que es todo esto?

-Regalos por el cumpleaños de Mariela. -Responde una voz femenina que no reconozco, pero que se escucha un poco animada- Dema nos ayudó a armar todo esto.

Escucho y me encuentro cada vez más confundida, ¿en que momento pasó tan rápido el tiempo? Si se supone que cumpliría dentro de un año ¿Y quien es Dema? No conozco a nadie con ese nombre, capaz y es el médico que me está atendiendo.

Estoy a punto de volver a caminar cuando una tercera voz se une a la charla.
-¿Ya estamos todos? -Pregunta otra voz femenina desconocida.
-Si. -Responde la voz de Claudio.
Y varias voces comenzaron a cantar  el feliz cumpleaños a la vez.

Sin poder evitarlo el corazón se me estrujó. El no saber que fue lo que me pasó, el hecho de que llevo meses metida en esto y no saber como salir de acá hizo que un mar de lágrimas brotara.
Quisiera poder salir de este túnel  y reencontrarme con todos, en especial con mis nonos.

-Feliz cum...

-Chicos. -Escucho la misma voz femenina de hace un rato parando el festejo- Chicos paren.

-¿Qué pasa? -Pregunta mi hermano.

-Es Mariela.

-¿Que?

-¡ES MARIELA. MIREN! -Vuelve a hablar- Llamen al médico.

-¡Mari, cariño estamos acá! -Habla Claudio a mi lado y una vez más vuelvo a sentir el hormigueo en mi mano derecha- Si estás escuchando por favor pequeña necesito que aprietes mi mano.
 
Intento responderle, pero siento que me quitaron las fuerzas. Intento dos veces más, pero no logro apretar mi mano.

-¿Que sucede? -Pregunta una voz masculina entrando a la habitación.

-Estábamos cantando el feliz cumpleaños y lágrimas comenzaron a salirle. Mire.

-Bien, necesito que todos salgan de la habitación en este instante. Clara ve en busca de otra enfermera.

-Si doctor.  -Responde la mujer y vuelvo a escuchar como se cierra la puerta.

-¿Va a despertar? -Pregunta Claudio.

-Hasta que no hagamos pruebas no estoy en condiciones de afirmar nada.

Varios segundos después, la puerta se vuelve a abrir y comienzo a sentir tanto en mis pies, como en mis párpados y las yemas de mis dedos de ambas manos hormigueos y pinchazos, pero no siento que se muevan.

Media hora después, siento que vuelven a entrar a la habitación.

-Recién terminamos de hacerle las pruebas y volvieron a arrojar lo mismo. Lo que ustedes acaban de ver es solo un reflejo involuntario del organismo. -Comunicó el médico.

-¿Cómo? -Pregunta Claudio- ¿Qué quiere decir con eso?

-Que lo que sucedió no es un indicador de que reaccionó. De hecho hicimos varias pruebas y no hubo respuesta. Lo que yo les aconsejo es que lo tomen con calma, sigan hablándole, muchos pacientes han salido del coma y no bajen los brazos. En estos casos solo resta esperar a que el paciente salga, a lo que yo llamo, del laberinto.

Una vez que comunicó aquello, lo único que se escuchó fue el ruido de puerta al cerrarse.

-¿Por que? -Escucho a  Claudio hablar y creo que está llorando- Ella no se merece estar en esta situación.

-Tranquilo, mi hermana te necesita fuerte.

¿Qué? ¿Es broma? ¿Desde cuando sabe Fer que tengo una relación con su mejor amigo? Juro que voy a matarlo a Claudio, se suponía que le diríamos juntos.

-Lo sé, pero me mata verla en esta situación.

Tras aquella charla, siento que alguien se sienta a mi lado y vuelve a tomarme de la mano ya que vuelvo a sentir ese hormigueo.

-Por favor pequeña, necesito que vuelvas, no te quedes ahí, lucha por volver conmigo, por volver con todos. Tu nona y Martín te necesitan, yo te necesito.

Como si hubieran accionado un botón me pongo de pié y comienzo a caminar cada vez más deprisa, aunque apenas acelero el paso puedo sentir el dolor por el esfuerzo que estoy haciendo.

A medida que avanzo, siento mi corazón bombear como si estuviera corriendo una maratón.

Al mirar hacia el punto blanco, este me ciega la vista ya que la luz blanca es demasiado brillante, y me freno en seco, solo se escucha el pitido continuo, ya no escucho voces alrededor y debo confesar que eso me aterra, ¿Y si en lugar de ser la salida, es el camino por el que muchas personas han dicho que se va al paraíso? Me quedo allí estática, sin atreverme a dar un paso más. Al mirar hacia atrás solo hay oscuridad, vuelvo a sentarme esperando a escuchar algo, pero lo único que se sigue escuchando es el sonido de una maquina.
Doy otro paso, y el corazón vuelve a  acelerar su ritmo, doy otro más y otro.  Hago sombra con mi mano intentando ver del otro lado, pero es tan fuerte que no lo consigo.
Sigo avanzando y a medida que penetro en aquella luz, soy consciente  de mi cuerpo y sin querer esperar más, como si hiciera años abro mis ojos.

Siento que la luz me lastima por lo que debo volver a cerrar mis párpados, tras algunos segundos vuelvo a abrirlos y la vista al aclararse, observo que me encuentro en una habitación totalmente blanca.
Miro a mi alrededor y me encuentro con una máquina que marca mis signos vitales.
Al seguir inspeccionando, en una de las paredes me encuentro con un montón de fotos pegadas. Sigo observando notando que hay tarjetas y ramos de flores.
En uno de los sillones se encuentra alguien durmiendo, pero no logro reconocer quien es.

Verdades  secretasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora