Capítulo 61.

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-¿Y a qué se debe que tengas tanta seguridad a tu alrededor? -Preguntó Sonia.

-Mientras estuvimos en Dubai, uno de los socios de Dema fue a buscarlo por que un socio en común estaba a punto de hacer un trato con el capo de la mafia calabresa. Entre todos los involucrados decidieron retirar sus capitales para salvaguardarlos y eso implica que Dema y los demás queden expuestos.

-Veamos el lado bueno de todo esto, ¿Puedes presentarme al tipo aquel que se encuentra parado justo allí?- Pregunta Danielle mirando en dirección al jefe de seguridad.

-¡Danielle! - Exclamamos Sonia y yo a la vez.

-Controlate. -Suelto riendo mientras niego con la cabeza- Además es muy mayor para ti.

-Agh, aguafiestas. -Se queja- Además nunca dije que quisiera una relación seria con él.

Una vez que el mozo trae nuestros almuerzos, nos dedicamos a conversar sobre mis vacaciones.

-Ay no. -Suelta una voz a mis espaldas que me resulta familiar- Se suponía que este es un lugar exclusivo .

-Pues entonces te equivocaste de sitio. -Responde Sonia- Además no creo que dejen tomar lugar a las alimañas.

-¿Cómo te atreves...?

-¿Todo bien señorita Montenegro? - La voz del encargado de mi seguridad apareció por detrás de Bárbara haciendo que está pegada un brinco y se alargará de donde estaba.

-Si Mariano, la señorita Morgan ya se retiraba. -Respondo seria sin despegar la vista de la mujer que tengo ante mi.

Una vez que Bárbara se retira, Danielle se gira hacia el jefe de guardaespaldas.

-Gracias Guapo. -Suelta dejándonos sin habla a Sonia y a mí.

Por su parte, el hombre tras hacer un leve asentimiento de cabeza sin mostrar en ningún rastro de emoción se retiró y volvió a su puesto para cuidar que nadie más se nos acercara.

-Me vuelve loca. -Hablá Danielle rompiendo el silencio.

-¡Danielle! ¿Es en serio? -Aún no puedo creer que lo haya hecho.

-¿Qué? Es sexy. -Responde como si nada acomodándose en su asiento.

Tras el almuerzo y de pagar la cuenta, volví a mi trabajo pues aún tenía mucho por corregir.

-¡Abuela! -Llamo apenas ingreso en mi casa.

-Mariela. -Repinde mi abuela entrando a la sala ¿Cómo te fue?

-Bien. -Respondo sacándome mi abrigo- Necesito contarte algo. Toma asiento.

-Tú dirás hija. -Habla mi abuela una vez me entrega una taza de café.

-La otra noche que Dema me invitó a cenar, me propuso irme a vivir con él. -Comienzo rezando por que acepte irse conmigo.

-¿Y le has dicho que si no? -Pregunta con una sonrisa.

-No. -Respondo intentando tomar valor- Pues le dije que no puedo dejarte sola.

-¿Mari que has hecho? -ame reprende cual niña- Ya es hora de que hagas tu vida.

-La única condición que tengo para irme es que tú y mi hermano se vengan a vivir con nosotros, púes no puedo dejarte todo el trabajo a ti sola.

-Jamás podría irme de esta casa. -Responde mi abuela algo nostálgica- Aquí pasé los mejores años de mi vida junto a tu abuelo. Yo voy a estar bien, no puedes atar tu vida a una anciana. Es hora que que despliegues tus alas.


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