Capítulo 87.

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Mientras esperaba que Dema viniera,
Me puse a ver mis redes sociales.
Más precisamente instagram.

Habían bastantes fotos de Dema y yo en el último tiempo. De hecho, la última que había posteado era del año pasado del viaje a Dubai.
Seguí mirando la seguidilla de fotos y me encontré con que fuimos con otra pareja. Por lo que me había dicho Dema el día que llegué a aquí, la mujer que aparece es su hermana.
Sin duda había mucho por volver a recordar.

Estaba comenzando a sentirme abrumada, cuando llamaron a la puerta.

-Pase. -Respondí girándome y tomando mi cartera y guardando mi teléfono.

-¿Mariela estás...? -Preguntó Dema entrando a mi cuarto. Al hacer contacto visual con migo, se quedó callado repasando mi imagen. De pronto sentí que estaba desubicada.

-¿Pasó algo? -Pregunté de pronto golpeándome mentalmente por haberles hecho caso a las chicas-¿Estoy mal así? Perdón, fue idea de las chicas, si quieres puedo ir y cambiarme.

-Estás preciosa pequeña. -Soltó Dema saliendo de su trance y esbozado una sonrisa de dientes perfectos- ¿Vamos yendo?

-Claro, vamos. -Respondí sintiendo alivio y correspondiendole con una sonrisa.

Al llegar a la sala, Dema me ayudó a abrigarme ya que afuera estaba haciendo bastante frío. Al acercarse, pude notar su colonia importada logrando así que mis pulsaciones se dispararan y el oxígeno se quedara atorado en mis pulmones. Por un instante deseé que se quedara en aquella posición un poco más. Intentando no hacer caso a mis reacciones, dejé que él terminara de ayudarme para luego alejarse.
Tras abrigarse él, salimos al exterior.

Después de ayudarme a subir al auto, y cargar la silla, nos pusimos en marcha.

Mientras el chofer manejaba, nosotos íbamos conversando de cualquier cosa.

-Estuve viendo en mi instagram que viajamos a Dubai. -Cuento con emoción.

-Pequeña ¿Qué dijimos sobre descansar? -Habla él en tono calmado- Entiendo que quieras recobrar tus recuerdos, pero date un respiro.

-Lo sé Dema, no fue con la intención de forzarme a recordar, simplemente entré a ver cual había sido la última foto que subí.

-Ese fue nuestro último viaje antes del accidente. -Contó tomando mi mano entre las suyas, por lo que yo no pude evitar entrelazarlas- Fuimos con mi hermana junto a mi mejor amigo y cuñado.

-Supuse que era ella por la foto que me mostraste cuendo llegué. Espero poder verla pronto y conocer al bebé.

-Le diré que pase. -Responde él con una sonrisa- La otra noche fue ella quien llamó a la madrugada. Es más, no reconoció tu voz y casi me despelleja pensando que estaba con otra mujer.

-¿En serio? -Pregunto sin poder creer lo que me está contando.

-Si, no sé que has hecho, pero Camelia te aprecia bastante.

A medida que avanzabamos por las calles, la viviendas se fueron haciendo más escasas.

Tras una hora de camino, llegamos a un restaurante a las afueras de la ciudad.
Luego de estacionar el auto, Dema descendió y tras ayudarme a mi a bajar, quedé enamorada del lugar. A media que nos acercabamos, pude notar que era bastante elegante. Al ingresar, fuimos hasta la recepción.

-Buenas noches. -Nos recibió el encargado.

-Buenas noches. Tengo una reservación a nombre de Levédeb.

-Muy bien, pasen por aquí. -Indicó haciendo señas de que lo siguieramos.

Durante el trayecto, pude notar varias miradas en mí, las cuales si las circunstancias fuesen otras me habrían molestado. Es increible que al día de hoy siga parecienso raro ver a una persona en silla de ruedas.

-Tranquila Mari, el lugar que pedí está reservado solo para nosotros. -Habló Dema acercándose para que solo pudiese escucharlo yo mientras dirigía la silla.

-Estoy bien. -Respondí oviando a la gente que me miraba con pena.

Al llegar a la mesa que nos correspondía, noté que estaba en un sector alejado del resto. Aqui podríamos hablar tranquilamente alejados de las vistas curiosas.

-El mozo enseguida les traerá la carta.

Una vez que quedamos solos, Dema me ayudó a quitarme el abrigo.

-Es precioso este lugar. -Solté recorriendo el lugar con la vista iluminado con unas guirnaldas de luces- Es más de lo que imaginé.

-Sabía que te iba a gustar. -Respondió con una sonrisa.

-Buenas noches. Mi nombre es Máximo y esta noche seré su mozo. Aquí les dejo la carta. -Habló el hombre mientranos entragaba las cartas y depositaba sobre la mesa una botella de champagne dentro de una frapera con hielo- Cortesía de la casa.

-Gracias. -Respondimos ambos.

Luego de que el mozo nos sirviera el liquido ambar en las pequeñas copas, se marchó rumbo a la cocina con nuestro pedido.

-¿Por qué brindamos? -Pregunté una vez quedamos solos.

-Por esta noche y ¿tú?- Preguntó esta vez Dema.

-Por los nuevos inicios. -Respondí con una sonrisa sincera.

-Mar...

-Dema- Lo interrumpí sintiendo mis latidos martillar en mis oidos- sé que desde el accidente ha sido muy duro para ti. Que todo este tiempo has estado a mi lado sin importar mi estado. Y no sé cuanto tarde en recuperar mis recuerdo o tan siquiera si los volveré a recuperar. Por lo que te propongo iniciar de cero ¿Que dices? Nuevo inicio, nuevos recuerdos juntos.

-Nada me encantaría más pequeña. -Responde él esbozando una sonrisa mientras estira por encima de la mesa su mano apoyándola sobre la mía enviando miles de sensaciones al resto de mi cuerpo- Por los nuevos inicios será.

Tras beber ambos de nuestras copas, recordé que debía hacer algo.

-Ya que hablamos de nuevos inicios. Hay algo que falta. -Hablo tomando mi cartera y sacando de ella la pequeña caja de terciopelo.

No pude dejar de sonreir al ver su cara de confusión.

-¿Lo haces tú o lo hago yo? -Pregunté entregándole la caja.

Al abrirla una sonrisa asomó a sus labios. Tomó la cadena con el pequeño dige y se puso en pie.

Tras colocarse detrás de mi, pasó la fina cadena al rededor de mi cuello, el leve rose de sus dedos contra la piel de mi cuello logró estremeserme haciendo que mi pulsación se disparara por segunda vez.

-Gracias. -Suelto jugando con el par de alas pequeñas.

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