Capítulo 7.

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Pov Dema:

-¿Cómo que no lo quiso? -pregunto tomando la pequeña caja que me tiende Carlos, uno de los empleados de mi hermana.

-Si, dijo que se lo devolviera y también le devolvió la nota.

Tomando ambas cosas las guardé en mi bolsillo de nuevo y salí rumbo a mi coche.
Había vuelto del viaje y eso implicaba volver a ocuparme de mis negocios.

Luego de despedirme de mi hermana me subí a mi coche. La primera parada que haría sería la casa de Mariela.

Mientras conducía, no dejaba de pensar en Julieta, ella era la primer mujer en rechazarme un regalo, quizas por ser muy sencillo, pero lo elegí por que la primer persona que se me vino a la cabeza al ver el dije fue en ella.

Al llegar a la casa de Mariela estacioné el auto y luego de apagar el motor me encaminé hacia la puerta.

Al cabo de unos minitos, después de  tocar el timbre Mariela fue quien abrió la puerta. Al verme la sonrisa se le borró del rostro.

-Dema. -Dijo seria y  algo molesta creo aunque no es algo que me importe mucho - Ya decía yo que había arrancado bien el día.

-A mi también me alegra verte. - Respondí sarcástico- Vengo por lo mío.

-Pasa. -Dijo haciéndose a un lado para que pasara- Enseguida vengo.

Fui hasta la plata de arruba y desapareció dentro de una habitación .

-Toma, esto es lo que tengo por ahora.

Tomé el dinero y comenzé a contarlo, era bastante dinero.

-Mmm, por lo visto has conseguido trabajo, eso es bueno, ya era hora de que dejaran de aprovecharse de tu pobre abuela. -Solté guardando la plata dentro de mi saco.

-¿Aprovecharnos? Creo que eso lo haces tú desde que mi abuelo se topó contigo.

-Tu abuelo fue quien me buscó y me pidió plata para no perder esta casa, no yo. -No sé que me impulsó a decir aquello, solo se que de pronto mi mejilla comenzó a picar.

-Vete de la casa de mi abuela. -Dijo furiosa y con lágrimas en los ojos.

-¿Mariela? -la voz de su hermano sonó haciendo que fijaramos nuesta vista en el.

-Estoy bien, el señor Lévedeb ya se iba. -Respondió secándose las lágrimas.
 
Sin decir nada más me giré y salí de la casa reprendiendome mentalmente. Toda la frustración que sentía debido a lo de Julieta había provocado que me desquitara con Mariela.

Pov Mariela:

Me desperté debido al ruido de mi movil.
-Hola. -Digo con vos pastosa.

-Hola Mari, soy Danielle, llamaba para decirte que en media hora pasare por ti con Sonia, para a ir al centro comercial y no acepto un no como respuesta.

-Me encantaría, pero...

-Dije No acepto un no como respuesta.

-De acuerdo, deja que me pego un baño y te aviso cuando estoy lista ¿si?

-Ok, me avisas.

-Que si. -Respondí riendo.

Me levanté, me pegué una ducha rapida y bajé a la cocina donde tomé una manzana y le di un mordisco.

-Hola nona. -Salufo mientras me llevo de vuelta la manzana a la boca.

-Hola mi niña ¿Cómo estás? Me dijo tu hermano que discutiste con el señor Lévedeb.

-Si, pero no le des importancia. -Digo acercándome y abrazandola- Pronto no tendremos que verle más la cara. 

-Está bien hija.

Mientras conversaba con mi abuela una bocina me alertó de la llegada de las chicas.

-Ya llegaron a buscarme. -Digo poniendome de pie y plantando un beso en la mejilla a mi abuela.

-¿Quién hija? -Preguntó mi abuela sin entender.

-Unas compañeras de trabajo. -Respondo desde la sala terminandome de abrigar.

A pesar de que era un día frío, la tarde era soleada.

-¡Vamos Mariela! ¡No me hago más joven!

-Ya, ¿Y a que se debe esta salida repentina? -Pregunto sentándome en el asiento trasero del auto.

-Dema Lévedrb y su regalo. -Respondió Sonia.

-Danielle. -Digo mirandola sin poder creerlo.

-Tranquila. -Respindio Sonia- Ella no me contó.

-¿Entonces cómo te enteraste?

-Nos escuchó hablando, intenté disuadirla de que habia escuchado mal pero ...

-Eso ya no importa. -Digo acordándome mejor en el asiento- Si vamos a hablar esto debe de ser con una porción de torta de chocolate de por medio.

-Tú si sabes de eso. -Dice Sonia a lo cual las tres comenzamos a reir.

Y así, mientras conversamos de cualquier otra cosa nos pusimos en marcha hacía el centro comercial.

Verdades  secretasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora