Capítulo 41.

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Pov Dema:

Las semanas pasaban, y yo seguía en el mismo estado.

-Por Dios.  -La voz asqueada de mi hermana resonó por toda mi habitación-¿Por qué apesta de esta forma tu habitacion?

Sin esperar respuesta, fue hasta la ventana y corrió las cortinas dando paso a la luz solar cosa que hizo que cerrara los ojos automáticamente.

-Camelia. -Suelto sin animos de que se entrometa.

-Camelia nada. -Responde- Hace tres semanas que no sé de ti, te he llamado a tu celular, a acá y nada que contestas.

-Si no respondo es por que no quiero saber de nadie.

-No te pongas en ese plan. Yo te advertí que te alrjaras de Mariela, pero como eres terco no hiciste caso. La pobre chica tenía miedo de que su familia se enterara. Debes comprenderla, no es facil decir que trabajas bailando semidesnuda por un par de billetes, por las fotos que vi vive con una persona mayor, ella no lo entendería. 

-Ella debió  saber que yo no la habría delatado. -Respondo destilando enojo- Admito que al principio nuestra relación no era la mejor, pero así y todo no habría sido capaz de decir nada.

-Entiendo tu punto y no la justifico, pero la entiendo.

-Cómo sea, tuvo tiempo de sobra para contarme,  pero prefirió  no hablar.

-Ella está mal. -Dice acercándose y sentándose a los pies de mi cama- Lo sé por que hablé con ella.

-¿ Y tú cómo crees que estoy? ¿Feliz? -Suelto irónico- Si lo que quieres es que hable con ella pierdes tu tiempo.

-Agh, no se puede contigo. Cuando quieras hablar con ella y sea tarde, no vengas llorando. -Dice levantándose y saliendo de mi habitación- Y por favor afeitate y bañate que apestas a oso.

El resto del día, incluso de la semana, lo pasé trabajando desde casa. Al hotel solo iba cuando era estrictamente necesario.
En cuanto a Petrov era el único del que no podía librarme. Después de la discusión con Camelia, el era quien venía  a verme. Si bien siempre me quejo de que solo viene a vaciar mi heladera, agradezco que esté en estos momentos.

Al burlesque no volví a ir, pues el único motivo por el que iba ya no se justificaba, aunque varias veces Iván intentó convencerme de ir, pero sabía que Bárbara estaría allí y no tenía ganas de aguantarla, pues después del problema, intentó por todos los medios acercarce, auque gracias al personal qye trabaja para mi no logró llegar a mi.

-¿Te enteraste que tu hermana suspendió a Bárbara por dos meses? -Suelta Ivan tomando asiento en el sillón de enfrente para luego dejar los snack en la mesa baja mientras vemos un partido de futbol.

-No se ni me interesa esa mujer. -Suelto con amargura en la voz.

-Todavía no entiendo por que tu hermana no la despide, ayer arrancó una chica nueva a trabajar y Bárbara hizo un escándalo terrible. -Espeta Iván- Según tu hermana se toma atribuciones que no le corresponden, está bien que ella es la encargada del grupo de bailarianas, pero hay veces que se pasa de la raya. 

-Cómo sea, no es alguien que me importe. -Suelto tomando un trago de la lata de mi cerveza.

-¿Y Mariela? -Pregunta Iván imitándome.

-Ese es un tema aparte del que no quiero hablr en lo absoluto.

Hablar de Mariela aún era una fibra sensible en mi por lo que evitaba hablar de ella.
Desde que había recibido la notificación de mi cuenta bancaria y el mensaje de ella pidiendo disculpas por todo el problema y dando las gracias por toda la ayuda que le brindé no volví a saber de ella.

La tarde se nos pasó hablando de ootros temas y de nuestros respectivos negocios. Le conté a Iván, que estaba interesando en un complejo de bungalows en las islas Maldivas.

-Cuenta conmigo para ser uno de los inversores. -Dijo acomodándose en su sitio. 

-Cuando viaje te aviso y vamos juntos a verlos antes de tomar una decisión.

-De acuerdo. -Respondió poniéndose de pié-Me voy, hoy llevaré a  Camelia a cenar.

Luego de cenar, subi a mi cuarto y luego de pegarme una ducha, me acosté a descansar. 

Verdades  secretasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora