Capítulo 72.

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-Mariela. -Llama el doctor alcansandome vaso de agua junto con un analgésico- Intenté recordar a varias personas que aparecen en las fotos, pero no logro hacerlo.

-El dolor de cabeza es normal. El accidente que sufriste fue bastante serio, es un milagro que tú ahora estés aquí sentada hablando conmigo. La pérdida de memoria, es secuela de ese accidente. Lo que debes saber es que
la rehabilitación te va a llevar un tiempo, ¿cuanto? Eso no lo sabemos, depende de muchos factores. El intentar recordar hace que sobre exijas a tu cerebro a trabajar y eso provoca que tengas dolor. Yo te recomiendo que vayas lento en tu proceso por recordar a todas esas personas y lugares. También tenés que saber que hay varias posibilidades, y son que recuperes la memoria total, parcial o nada. Depende de que tan severo haya sido el golpe y que no haya dejado lesiones a largo plazo.

-Entiendo. -Respondo rogándole a todos los Dioses por que pueda al menos recordar quien es él.

-El hecho de que te hayan hecho este mural con fotos, podría ser útil para rehabilitar la memoria. Puedes tomarlo como un rompecabezas acomodarlas en orden cronológico. Demás está decir que siempre lo hagas acompañada por que puede ser abrumador.

-De acuerdo. -Respondo procesando lo que acaba de decirme.

Una vez quedé sola en la habitación, volví a recostarme y mientras hacía efecto el calmante me dediqué a descansar.

Me despierto ya que alguien toca la puerta.

-Adelante. -Respondo incorporándome.

Al abrirse la puerta, el mismo hombre que estaba ayer apenas desperté, ingresó con un ramo de flores. A penas lo vi, sentí que el corazón se saltó un latido.

-Hola. -Saludé con una sonrisa nerviosa.

-Hola pequeña, ¿Cómo descansaste? -preguntó entregándome el ramo para luego tomar asiento en el otro extremo del cuarto.

-Bien. -Respondo y noto que mantiene una cierta distancia conmigo- Sé por las fotos que tú y yo ya nos conocemos, pero en este momento, no sé quien eres tú. Le pregunté a mi abuela quien eras y ella me dijo que eras amigo de mi abuelo, pero sé que miente por que no estas en la lista de amistades ya que los conozco a todos.

-Tranquila, me presento. Mi nombre es Dema Levédeb, soy dueño de una cadena de hoteles. En si yo no soy cercano a tu familia, va al principio.

-¿Y cómo se conocieron? Por que tu apellido no me suena de nada.

-Pues tu abuelo debió sacar un préstamo al banco y cuando no pudo pagarlo, me buscó. -Al escucharlo mi estómago se revuelve- Cuando mi padre falleció, yo debí hacerme cargo de su trabajo.

-Entonces mi abuelo me... -No logro terminar la frase.

-No, él no te entregó a modo de pago, tanquila. Después de un tiempo tu te hiciste cargo de la deuda.

-Entonces como fue que tú y... yo ¿Terminamos juntos?

-Al principio nos llevábamos muy mal, pues ambos no nos conocíamos y sacábamos conclusiones erradas. Hasta que hubo un punto de quiebre y comenzamos a llevarnos mejor.
Aún recuerdo la noche que te conté que me atraías, parecía que te hubiese pedido matrimonio.

-¿Fue en ese momento? -Pregunto señalando la foto en la que estoy con el en la habitación de un hotel.

-No, fue antes de eso. -Responde viendo en la dirección que le señalo.

-Ayer el médico me sugirió que coloque las fotos en orden cronológico. Como si fuese un rompecabezas ¿Tú podrías ayudarme?

-Claro que lo haré si quieres pequeña.

-Gracias...

-Dema. Puedes decirme Dema.

-Gracias Dema. -Respondo con una sonrisa.

Estábamos conversando, cuando por la puerta entró un enfermero junto a
una silla de ruedas.

-La Mariela¿ Cómo te sientes? -Preguntó el chico terminando de entrar.

-Bien, supongo, aunque estaría mejor si pudiera moverme.

-Justo vengo a buscarte para hacerte unos estudios así comenzás con tu primera sesión de rehabilitación. -Respondió con una sonrisa amable.

-De acuerdo. -Respondo y estoy por quitar las sabanas cuando recuerdo que solo tengo puesto la bata del hospital- ¿Dema, podrías llamar a una de las enfermeras para que me ayude a vestirme?

-Enseguida vuelvo.

Salió del cuarto y a los pocos segundos volvió acompañado de una de las enfermeras.

Ambos hombres salieron al pasillo y al enfermera me ayudó a vestirme.

Una vez lista, el enfermero me tomó en brazos y me colocó en la silla. -Todo esto bajo la atenta mirada de Dema, quién permanecía callado.

-Primero te haremos unas placas y luego iremos a fisioterapia.

Mientras estaban los resultados, el enfermero me condujo a una habitación bastante amplia. En ella había montones se máquinas, colchonetas, camillas y en un costado había dos barras formando un pasillo. Y de uno de los extremos pendía un arnés.

Nos detuvimos justo en frente a una de las camillas. Luego de ayudarme a recostarme apareció una chica mayor que yo vestida con un ambo color celeste.

-Hola, tú debes de ser Mariela. Mi nombre es Jimena, de ahora en más voy a ser tu fisiatra y la encargada de que vuelvas a caminar. Tenemos un largo camino por recorrer, con altibajos, pero acá vamos a estar para contenerte.

-Gracias Jime. -Agradezco sonriendo nerviosa.

Luego de que el enfermero me acomodara en una de las camillas, Jime se acercó hasta uno de los laterales.

-Bien, vamos a empezar a trabajar los músculos de las piernas. -Avisó.

Lentamente comenzó a llevar mi pierna hasta mi pecho y luego lo hizo con la otra la misma cantidad de veces.
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Hola gente bella, reaparezco por acá a dejarles un nuevo capítulo.
Gracias a los que todavía están del otro lado dándole una oportunidad.
With love Eli♥️

Verdades  secretasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora