Capítulo10.

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Pov Dema:

Salí al exterior sin importarme el frío calando en mi debido a la frustración que sentía. Era inutil intentar hablar con Mariela.
Subí a mi coche y luego de ponerlo en marcha salí a toda velocidad. 
Mientras abanzo por las calles, aún puedo sentir esa punzada y no me agrada, odio sentirme así. Ojalá no me hubiese tocado esta vida, pero nada puedo hacer, es mi deber y debo cumplirlo.

Al llegar a mi hogar, estaciono el auto, apago el motor y desciendo del auto. Cuando venía hacia acá, había comenzado a nevar levemente, pero ahora se etaba comenzando a intensificar.
Ingresé al interior de mi sala y al cerrar la puerta de calle me encontré con mi ama de llaves, la señora Paterson.

-Buenas tardes cristal. -Digo mientras me encamino hacia mi cuarto.

-Buenas tardes señor. -Responde con una sonrisa amable. Ella es mi único personal doméstico ya que no me gusta que invadan mi espacio personal.

-Cristal, ya te he dicho que no me digas señor, hace años que trabajas en esta casa, las formalidades ya no son necesarias. 

-Disculpe, es la costumbre.

-Ire a cambiarme y a hacer un poco de ejercicio, me llama cuando esté la cena.

-De acuerdo señor... digo Dema. Valla tranquilo, en cuanto esté lista le aviso.

Luego de esto, giré sobre mis talones y me encaminé hacia mi cuarto subiendo por las escaleras. 
Ya en mi cuarto, me quité el traje, corbata y camisa, y los cambié por una remera y pantalón de ejercicios. Los zapatos los reemplace por unas zapatillitas.

Sali de mi cuarto y entré en el cuarto siguiente donde tenía un gimnasio completo. Tomé el control del equipo de música y una vez que comenzó a sonat en los parlantes comencé a hacer mi rutina. 

Pov Mariela:

Hace un rato que Lébedev se fue y aún sigo molesta. Intento calmarme pero es imposible, no se por que a mi abuelo se le ocurrió pedirle dinero justo a él.

Sin querer alterarme más, fui a mu cuarto y me cambié de ropa. A pesar del frío y de la nieve que había comenzado a caer decidí salir a correr.

Cambiada y los auriculares puestos con la música al tope salí a correr por el vecindario dejando que el aire helado que ingresaba en mis pulones sacara toda la tensión acumulada del día.
Llevo una hora corriendo y la nieve cae más intensa, la tensión que tenía disminuyó un poco lorando así poder relajarme, mientras sigo avanzando mi teléfono me alerta de una llamada entrante. 

-Hola adoptado. -Respondo con el manos libres.

-Hola fea. -Responde mi hermano- Llamaba para decirte que hoy a la noche saldremos con Marisa y queremos que vengas con nosotros.

-¿Y para que si se puede saber? Sabes que no me agrada ser la tercera entrometida, sin contar que no me gusta salir.

-Hace meses te la pasas encerrada, asique no te comportes como una ermitaña, es más, si quieres para no sentirte sola puedes llevar a alguien.

-Okay, está  bien. -Respondo sabiendo que no voy a lograr nada, si yo soy terca él me gana.

Luego de cortar la llamada, la llamo a Danielle.

-Hola. -Responde desde el otro lado de la linea.

-Danielle soy Mariela, era para invitarte a salir a la noche con mi hermano y su novia.

-¿Tú dices que vaya?

-Por favor di que si, no quiero estar sola.

-De acuerdo, vente para casa que nos arreglamos aquí. Después te paso la dirección por mensaje.

-Dale y gracias, te debo una.

Corté la llamada y decidí volver a casa.

Ya en casa, tomé de mi ropero ropa limpia y me metí a darme una ducha.

Mientras pasaba la esponja por mi cuerpo, la imagen de Dema pidiéndome disculpas por como me trató en la mañana se reproduce provocando que  la tensión anterior disipada vuelva.
Soltando un suspiro, arrojo la imagen al fondo y continúo bañándome.

Una vez lista, cierro la llave del agua y envuelta en una toalla salgo hacia mi cuarto y comienzo a  vestirme.

Una hora después:

-Ni creas que me voy a poner eso. - Digo señalando el pequeño vestido que Danielle había tendido sobre su cama.

-Ni modo que te pongas lo que trajiste, vas a parecer una anciana. Déjame ver que otra cosa te puedes poner.

Luego de probarme varios conjuntos, opté por una blusa y una pollera junto a unos tacones altísimos.

Estaba terminandome de maquillar cuando la bocina del auto de mi hermano nos alertó de su llegada.

Verdades  secretasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora